Orive: ``no son enchiladas'' la declaración de guerra del EZLN
Fabiola Martínez Ť En el proceso de pacificación de Chiapas la Comisión Nacional de Intermediación (Conai) ha sido ``la caja de resonancia'' del obispo de San Cristóbal de las Casas, Samuel Ruiz, ``e íntima aliada del Ejército Zapatista de Liberación Nacional'', señaló Adolfo Orive, coordinador de asesores del secretario de Gobernación.
En una reunión privada con dirigentes sindicales de la Unión Nacional de Trabajadores (UNT), el funcionario -considerado el estratega de la serie de movimientos políticos que realiza el gobierno en torno al conflicto en Chiapas- dejó en claro que el Ejército Mexicano se replegará de la zona ``el día en que el EZLN reanude el diálogo'', y reiteró que el gobierno federal ``no quiere ni busca una salida armada'' en esa entidad.
El encuentro, al que este diario tuvo acceso, se realizó la tarde de ayer en el octavo piso del Sindicato Nacional de Trabajadores del Seguro Social, ubicado en la calle Zamora 107, colonia Condesa.
En su exposición inicial, Orive lamentó ``a título personal'' que luchadores sociales que ahora están a favor del EZLN coloquen en primer lugar al grupo armado, ``por más que éste represente a los indígenas de la región, pero no a los 10 millones que existen en el país''.
Al explicar a los dirigentes sindicales la iniciativa de reforma constitucional en materia de derechos y cultura indígenas -enviada por el gobierno al Senado de la República-, el coordinador de asesores del secretario Francisco Labastida Ochoa aseguró: ``Si hoy se sometiera a consulta el proyecto, más de 90 por ciento de los indígenas les dirían que están de acuerdo con lo planteado por el Ejecutivo, porque representa mayor gasto social, libre determinación de los pueblos y uso de recursos naturales, entre otros beneficios.
``Por eso, la iniciativa de ley es una condición necesaria para el desarrollo de las 56 etnias de toda la República.''
Recordó que el 16 de febrero de 1996 se firmaron los acuerdos de San Andrés, ``como acuerdos políticos y no como proyecto jurídico'', por lo que el análisis que realice el Congreso de la Unión ``es garantía de beneficio para los 10 millones de indígenas, quienes no pueden esperar a la decisión de un solo señor... No se vale que se tenga de rehenes a los mexicanos y que un puñado de hombres quebranten el estado de derecho.
``No se puede estar acostado en una hamaca, entre las ramitas y fumando una pipa, y desde allí exigir justicia social''. En referencia al subcomandante Marcos, el coordinador de asesores de la Secretaría de Gobernación dijo que ``Sebastián Guillén está dividido en el hombre político y en el guerrillero''.
Y se preguntó: ``¿Quién puede decir que no va a aparecer para intervenir en la política en el 2000?''
Los sindicalistas manifestaron su desacuerdo con algunos de los puntos expresados por Orive, al solicitar, como UNT, el repliegue del Ejército Mexicano. Sin embargo, el funcionario les respondió que la declaración de guerra del EZLN en 1994 ``no son enchiladas. No se vale que hayan atacado al Ejército Mexicano y después se regresen a la selva a decir `soy inocente'...''
Argumentó que los mexicanos no quieren confrontación ni salida armada, sino un país democrático que se construya a través del diálogo, ``y en ese sentido la iniciativa de ley es una condición necesaria para el desarrollo de los pueblos indígenas. Si el EZLN no está de acuerdo con la iniciativa del Presidente, que presente su propuesta ante el Congreso de la Unión... ¿La discusión sólo se dará entre el gobierno y un grupito del EZLN?''