Hasta hace apenas un par de semanas, las autoridades hacendarias estaban proyectando una imagen de la fortaleza inconmensurable de la economía mexicana. De allí la afirmación de que se alcanzarían tasas de crecimiento del producto interno bruto (PIB) para este año, que iban desde un utópico siete por ciento hasta un más modesto aunque todavía formidable cinco por ciento. Pero, de nuevo, en este mes de marzo han aparecido los dos talones de Alquiles que han descarrilado a la economía nacional de forma repetida a lo largo de los últimos 20 años. En efecto, a raíz de la caída de los precios del petróleo a escala internacional y, a la vez, de la crisis prolongada de la banca mexicana, se han moderado todos los cálculos del desempeño de la economía en el futuro inmediato.
Ello habla de la necesidad de abrir un debate público, más amplio, sobre las reformas que deben adoptarse para impedir nuevas crisis económicas. Sin embargo, es evidente que las autoridades bancarias y hacendarias temen proporcionar demasiada información sobre la dramática situación actual de la banca y del petróleo, optando por impulsar una campaña que ratifique una buena imagen de ambos sectores.
En el caso de la banca, la Asociación Nacional de Banqueros ha propuesto una serie de reformas, cuyos objetivos son permitir una mayor coordinación de las instituciones financieras, mejorar su eficiencia, y, a la vez, reformar el sistema de seguros para depósitos en la banca comercial. Pero en realidad, todas estas medidas tienen una importancia menor frente a la resolución del problema de la cartera vencida y el manejo del Fondo de Protección para el Ahorro (Fobaproa), que maneja más de 300 mil millones de pesos en créditos en mora. Como ha señalado el presidente de la banca Serfin, si se incluyen estos créditos en los balances de los bancos, la cartera vencida alcanza 42 por ciento de la cartera total de préstamos. Ello implica que seguimos inmersos en una profunda y prolongada crisis bancaria.
Si nos fijamos en el sector petrolero, se observa que aquí la situación también dista de ser brillante. Aparte de que se vuelve a estar a merced de las fluctuaciones de los precios internacionales, se plantea con urgencia el problema de la sobreexplotación del yacimiento Cantarell, verdadero dínamo de la producción nacional durante más de 15 años. De acuerdo con numerosos expertos, en pocos años, pese a los ambiciosos proyectos de renovación del mismo --a través de un muy costoso proyecto de inyección de nitrógeno--, se producirá una caída de la producción de este fabuloso yacimiento, que no podrá resarcirse sin nuevos descubrimientos de reservas en el Golfo. En otras palabras, la incertidumbre en el sector petrolero, como en el bancario, no ofrecen motivos de confianza, la cual, como todos sabemos, es fundamental para la inversión. Por ello es tan importante que se discutan con mayor amplitud las estrategias que deben adoptarse a futuro para asegurar la estabilidad de la economía nacional.