La Jornada 18 de marzo de 1998

Para las comunidades indias el coloniaje sigue sin cambios, expuso el escritor portugués

Hermann Bellinghausen, enviado /II y última, San Cristóbal de las Casas, Chis. Ť De Chiapas, el escritor José Saramago traslada sus comentarios al mundo. A las miradas sobre esta entidad mexicana, y las que desde aquí se pueden dirigir hacia el mundo. ``Quizás sería mejor para unos cuantos que me diera igual la situación de los indios en Chiapas'', dice. ``Pues no, no me da igual''.

José Saramago hace referencia a otras miradas, las que no quieren ver realmente, después de asegurar que ``los que se preocupan en serio por Chiapas son los que rechazan el racismo y la humillación''. Y menciona a ``los que a veces hablan de Chiapas, para decir que no conocen y no se pueden pronunciar'', en referencia a Felipe González, quien anoche le produjo una auténtica indigestión.

``Anoche, después de una pizza disparatada que me hizo daño, tuve que tragar otra rebanada de pizza peor: una entrevista de Felipe González en la televisión mexicana. Le preguntaban sobre Chiapas, y él decía `no conozco el tema en detalle'. Pero es tan fácil tomar un avión de la ciudad de México a Tuxtla Gutiérrez, y luego un viaje en coche, y para un señor cómo él, nada más fácil si quiere conocer.

``Yo no tuve ninguna complicación, pero me detuvieron retenes en la carretera. Pero los señores Felipe González y Joaquín Almunia (dirigentes del PSOE español que han visitado México recientemente), si en lugar de decir las tonterías que han dicho uno y otro, vinieran aquí, todas las carreteras estarían abiertas para ellos, y de un lado y del otro tendrían soldados para proteger su vida. Les darían toda la seguridad del mundo. Si no han visto al niño Jerónimo en Acteal es porque no han querido. Está ahí para quien quiera verlo''.

Interrogado sobre el papel de la comunidad internacional, Saramago retoba: ``¿De qué estamos hablando, de una comunidad de gobiernos, o de pueblos? Con el mal humor que tenía esta mañana, recordé la foto que se hace siempre que hay reunión entre representantes de los gobiernos. Al final de las `cumbres' siempre hay una foto de familia. Pero la familia que ellos constituyen no es nuestra familia. Ellos son los que deciden y opinan, los que firman tratados, disponen de nuestras vidas y nuestro futuro.

``La verdadera comunidad internacional --agrega-- no puede ser lo que resulte de acuerdos de los Estados. La verdadera sería aquella que nosotros lográramos con nuestros diálogos, con nuestros encuentros''.

Y dice, lapidario: ``Los Estados modernos no solucionarán nada. No son más que meros cuadros que promueven una estrategia de dominio mundial que ha puesto a los gobiernos como emisarios. ¿Cómo podemos seguir hablando de democracia cuando los partidos políticos saben que, a pesar de repetir esa palabra, es una cáscara sin contenido mínimo? Porque el poder real es el financiero y especulativo. Los gobiernos pueden disciplinar a los ciudadanos de sus países, pero no pueden disciplinar el funcionamiento del poder financiero. Es la superestructura la que condiciona todo lo demás.

``Estamos acostumbrados a que la situación es ésta, algo que el cinismo llama `democracia'. En mi país yo elijo con mi voto un parlamento, y de ahí se constituye una mayoría y se hace un gobierno. Pero no tengo ninguna influencia sobre el consejo de administración de una trasnacional, que es la que decide la política en realidad. Esto es una perversión total, y si no lo entendemos, si no nos ponemos a pensar, vamos como borregos''.

A la pregunta de si en México hay democracia o está en manos de las trasnacionales, replica: ``Si México fuera una excepción, le aseguro que me vendría a vivir aquí. Esto es igual que todo el mundo''.

Saramago hace referencia a las ``claras expresiones de neocolonialismo'': ``Y Chiapas seguramente será colonizado. Ya se habla de entregarlo a la Nestlé. Lo que se quiere es marginar a la gente. En los últimos días he estado leyendo una obra que me parece importantísima, donde el historiador y antropólogo Jan de Vos habla sobre la historia de los indios de Chiapas. Yo creo que todo lo que ocurre en estas tierras es la continuación de lo que ha estado ocurriendo desde la conquista española. Es un proceso continuo. Para las comunidades indias, da lo mismo que México se haya declarado independiente. Para ellas, el proceso no ha cambiado''.

José Saramago reflexiona sobre el papel de los medios de comunicación en las presentes circunstancias.

``¿En manos de quién están estos medios? ¿Quiénes son los que deciden qué tipo de información hay que dar, con cuál tratamiento? No somos nosotros. Y los que estáis aquí, lo digo sin entrar en las angustias de vuestra vida profesional, ¿podéis decir que habéis hecho lo que vuestra conciencia ha dictado? O quizás lo habéis hecho, pero alguien les habrá dicho: `eso no conviene'. Hay excepciones que dan alguna esperanza. La sociedad civil, las ONG y todo eso, es importante. Pero parece faltar una idea que reúna todo esto. En el mundo falta comida, seguridad social, pero sobre todo, faltan ideas''.

Para concluir, hace referencia a un artículo suyo aparecido hace algunas semanas en varias publicaciones del mundo, titulado ``¿Por qué voy a ir a Chiapas?'', donde afirmaba: ``Ya que los poderes se muestran empeñados en globalizarnos, globalicémonos nosotros por nuestra cuenta''. ¿Quiénes son ese nosotros?

``Nosotros todos'', responde. ``Todos los que no somos gobierno, los que no tenemos poder. Todos los que, teniendo una voz, nos ponen obstáculos para que no se oiga. Globalicémonos significa que nos comuniquemos entre nosotros.

``Ellos, los poderes, se entienden por encima de las fronteras, pero a nosotros nos quieren mantener recluidos en nuestras propias fronteras, y todo lo demás es injerencia. Globalicémonos significa entender que el mundo es el mundo, la humanidad es la humanidad. Es nuestra, pertenecemos a esa comunidad. Todo lo que ocurra en esa comunidad es mío.

``No cabe en mi cabeza la posibilidad de llevar sobre mis espaldas los problemas de la humanidad entera, de 6 mil millones de personas. Pero tengo la obligación de no encerrarme en mi propio espacio y decir que el resto me da igual. No señor, no me da igual Chiapas, no me dan igual los kurdos, ni lo que está pasando en Africa.

``Quizás sería mejor para unos cuantos que me diera igual. Pues no, no me da igual''.