Marco Rascón
Pragmáticos y aritméticos

A Manuel Piñeiro, cubano universal antimperialista

Sumar en política no significa aritmética, pero así es como suman quienes proponen a Morales Lechuga como candidato del Partido de la Revolución Democrática en Veracruz.

Si esa candidatura sólo fuera un problema de pragmatismo, sería asunto menor porque el acertijo es simple: con Morales Lechuga, el PRD no ganará en Veracruz, pero sí marcará su perfil para 1998 creando una crisis de perspectiva: por los votos de Veracruz se perderán miles en todo el país. Esa candidatura, contra la opinión del Consejo Estatal del PRD veracruzano, no sólo es asunto de los veracruzanos porque involucra la credibilidad nacional del partido. Los adversarios esperan ansiosos esa candidatura para lanzar una ofensiva nacional que ni los perredistas involucrados, ni Morales Lechuga, van a enfrentar.

El pragmatismo es una manera de ocultar el problema de fondo de esa candidatura: el viraje a la derecha que se viene imponiendo desde los grupos y corrientes que prevalecen en la dirección nacional desde el III Congreso y que hoy, luego del avance logrado por la candidatura de Cuauhtémoc Cárdenas, han vuelto a sacar la cabeza en defensa de un proyecto programático que se trata de imponer pragmáticamente.

El debate sobre la candidatura cataliza posiciones dentro del PRD; por ello es importante deslindar entre argumentos pragmáticos a favor y en contra, y los de programa, subsumidos entre las declaraciones y la política.

Los defensores de esa candidatura ven un problema menor porque, en el fondo, la nueva visión de los políticos de la transición --aquéllos que no tienen por qué ser congruentes con la historia personal y política-- consideran que da lo mismo si Morales Lechuga es de derecha, de centro o de izquierda, o si se ha mantenido fiel en pensamiento con el poder y si sus discrepancias con su grupo originario sean diferencias que no implican rompimiento político ni ideológico. Quizás Morales Lechuga sea independiente de un partido, pero nadie puede asegurar que no tenga compromisos internos y externos con las fuerzas políticas donde militó por convicción durante el salinismo. Su candidatura convierte al PRD, en los hechos, no en el partido del cambio sino en el del reciclaje de la clase política ante la crisis histórica del PRI y del poder político.

Morales Lechuga no se está acercando al PRD; al revés, desde la dirección nacional una corriente se acerca a los intereses y compromisos que él representa. Su candidatura es un puente distinto al grupo de Carlos Salinas, pero tan neoliberal y conservador que debería estar más cerca del PAN.

¿Quién es Morales Lechuga? ¿Siendo funcionario priísta, cuáles fueron sus definiciones públicas y compromisos políticos para suponer que si gana también gana el PRD, el cambio democrático y el pueblo de Veracruz? Toda la política es de intereses y lo que hoy lo ha movido hacia el PRD define claramente la visión de las corrientes que vienen transformando el programa perredista en un programa neoliberal, y así lo mismo invitan a Cecilia Soto que a él, como si la perspectiva política sólo buscara ganar votos y elecciones sin compromiso ni congruencia con las ideas.

La defensa personal de Morales Lechuga ha hecho surgir una nueva situación en el PRD: los candidatos externos disputan el control del partido por lo que en breve éste podría ser dirigido desde Atlacomulco o desde Dublín o San Jerónimo. El PRD nunca ha estado cerrado, y lo mismo cometió errores apaleando internamente a González Guevara en 1991, que soslayando lo que representa Morales Lechuga, exactamente porque es demasiado conocido y porque no tiene en su haber ningún gesto que haga pensar en una autocrítica política y personal.

El IV Congreso deberá debatir y decidir esta candidatura que rebasa en mucho el ámbito electoral y se convierte en una disyuntiva sobre la estrategia para sumar por parte del PRD. El asunto es programático y de principios, y a partir de ahí deberá discutirse. Los defensores de Morales Lechuga se refugian en un ``pragmatismo eficientista'' porque los mueve la visión de sumar aritméticamente; más de una ocasión han demostrado que es la única manera de hacer matemáticas y política. Sectarismo con oportunismo se conjugan hoy, dentro y fuera del PRD; por eso, el IV Congreso será de los más importantes, aunque las mismas corrientes quieran ya matarlo y volverlo un encuentro burocrático de reacomodos internos.