La Jornada 17 de marzo de 1998

Yo no soy más que un escritor al que le han recomendado no hablar demasiado, expresa

Hermann Bellinghausen, enviado /I, San Cristóbal de las Casas, Chis., 16 de marzo Ť ``Por lo que he podido ver, en Chiapas se vive una situación de guerra'', declaró hoy aquí el escritor portugués José Saramago. ``O si no se vive una situación de guerra, se vive una ocupación militar, lo que al final no tiene gran diferencia'', agregó.

``No es una guerra en el sentido común, con un frente y dos partes confrontadas. Yo nada más he visto una parte confrontada: el Ejército y los paramilitares. La otra parte, las comunidades indígenas, no estaban enfrentándolos, no tienen medios. Están rodeados, no tienen comida ni agua, no tienen condiciones de vida mínimas. Si alguna vez hubo en la historia de la humanidad una `guerra' desigual, no la hubo nunca como ésta''.

Obligado a parafrasear su poema-novela de anticipación El año de 1993, Saramago dice haber encontrado aquí ``una guerra del desprecio''. Y explica: ``No imaginé en 1975, cuando escribí ese poema largo, que vendría a encontrar en la vida, en lo concreto, con las diferencias y similitudes, una situación tan igual como la que vi aquí''.

Un día después de visitar los campamentos de desplazados en Acteal y Polhó, y recorrer los caminos de Chenalhó, Saramago considera que ``está clarísimo que el Ejército no protege a los desplazados.

``Sólo para el que no quiere ver ni entender las cosas'', se oculta el hecho de que, posiblemente, ``el Ejército y los paramilitares son la uña y la carne juntas. Por una razón muy sencilla: de no ser así, los paramilitares no podrían haber hecho lo que hicieron y lo que siguen haciendo. Porque pocos minutos después de que dejamos Acteal hubo un acto de intimidación, y se hicieron no uno ni dos, sino 30 disparos, que afortunadamente fueron al aire.

``Esto sólo puede ocurrir si el Ejército da su bendición'', considera. ``Nada más fácil para el Ejército que identificar a los paramilitares y desarmarlos. Si no lo hace es porque no quiere. La lógica existe, y tiene que ser respetada; si no, somos cómplices de los inventos con que quieren engañarnos a todos''.

En el curso de una conferencia de prensa dictada en un hotel de esta ciudad, José Saramago da rienda suelta a sus sorpresas, indignaciones y perplejidades:

``No entiendo cómo es que el Congreso puede estar debatiendo una ley supuestamente para resolver los problemas de las comunidades indígenas, como si fuera una ley normal, en situaciones normales para objetivos consensuados, y al mismo tiempo hay miles de desplazados que no pueden volver a sus tierras, con miedo a ser asesinados, mientras hay una ocupación militar clara en el territorio de Chiapas, o por lo menos en la parte que he podido visitar. Y mientras los paramilitares se pasean tranquilamente y hacen lo que quieren, que por ahora no es mucho, pero no sé lo que ocurrirá mañana''.

Y se pregunta: ``¿Cómo es que no se empieza por pacificar la situación, para después discutir una ley donde participen todos los sectores y todas las comunidades?''. En cambio, considera, ``todo se ha hecho sometiendo a los indios de Chiapas a una presión incalificable, y esto no puede llamarse humanidad.

``Si México no está viviendo una situación de excepción, Chiapas sí lo está. No puedo entender que se discuta el futuro de las comunidades indígenas, estando ellas en una situación de excepción. No se puede, o no se debería poder. Yo no sé, yo no soy nadie, más que un escritor al que le han recomendado que no hable demasiado, que no se meta en lo que no le concierne, porque eso es una injerencia. Pero no me canso de decir que eso es lo que hacen los representantes del FMI que han llegado aquí''.

Para ``no molestar por ahora al gobierno mexicano'', Saramago hace referencia a su propio país: ``En ningún momento, ningún miembro del gobierno portugués, ahora o en el pasado, ha dicho a los que se presentan para decidir y determinar sobre los destinos económicos y sociales del país: `usted está injiriendo en nuestros asuntos'. Es que hay de injerencias a injerencias, algunas molestan y otras se aprovechan, en el sentido absoluto de la palabra aprovechar. ¿Quién aprovecha? La verdad es que la corrupción domina el mundo y los instrumentos de la corrupción son muchísimos, algunos de ellos tienen nombre y otros no. Quien quiera entender, que entienda''.

La responsabilidad de la mirada

José Saramago encontró en Chiapas ``algo que no podía haber imaginado''. Después de visitar a los desplazados tzotziles, afirma que esta impresión ``puede ser sorprendente, cuando hay fotos y artículos, cuando la televisión y la prensa hablan de esto, como de otras cosas que ocurren en el mundo.

``Pero uno no entiende si no llega a poner la mano encima de las cosas, si no pone la mirada y no es mirado. Estas 24 horas me han dejado dos sentimientos distintos'', dice.

``Uno, es que encontré un mundo que no comprendo. El mundo indio es un mundo donde el europeo no puede entrar fácilmente. Es como si me asomara a una ventana que da a otro mundo, y aunque lo tenga enfrente, no puedo entender si no estoy viviendo cotidianamente con esa gente.

``La otra cosa que me impresionó muchísimo es esa especie de estoicismo casi sobrehumano que he visto con la mirada --he dicho antes que una cosa es mirar, y otra ser mirado--, mientras las fotos y las imágenes de televisión son inertes, no tienen nada que decirnos. Esto, sólo la persona real. Y la mirada del otro, en este caso, la encontré en Acteal.

``En ese lugar hemos vivido momentos de una emoción intensísima. Pero una mirada intensa no se describe --incluso la palabra intensidad resulta completamente idiota--, la mirada de ese niño al que le han destrozado para siempre la vida. Es algo que no se me borrará de la memoria jamás.

``Las miradas serias, severas, recogidas, de las mujeres, de los hombres, son algo que está por encima de todo. ¿Cómo es que, después de tanto sufrimiento, ese mundo indio mantiene una esperanza?'', se pregunta el escritor. ``¿Cómo pueden sonreir, como el hombre en Polhó que acaba de decir: `mañana puede que nos maten a todos, pero bueno, aquí estamos', y esto con una sonrisa. Es algo que no alcanzo a entender''.