El Programa de Repatriación de Investigadores Mexicanos del Conacyt probablemente haya sido uno de los más importantes de esa dependencia gubernamental. De hecho, no podría haber una mejor acción que la de cobijar un proyecto de esa naturaleza. Sin embargo, hoy en día el programa debería escalar hacia una segunda etapa, debido a que el compromiso del Conacyt con los repatriados ha sido siempre muy limitado, como se atestigua en entrevistas con algunos de ellos.
En el futuro, el Conacyt debe apoyar en forma más contundente y con muchos más recursos a cualquier repatriado que decida regresar y haya sido evaluado por los comités correspondientes. A todo el que requiera un laboratorio equipado para continuar sus investigaciones se le deben dar los apoyos para que prácticamente al día siguiente de que reingrese al país pueda trabajar.
Ello precisa, desde luego, una planeación mucho más efectiva y una decisión política para que parte de los recursos económicos del Conacyt se deriven hacia un apoyo quizá de unos 300 mil pesos, para que acompañen el regreso de aquellos que han optado por el sistema científico nacional. Eso acabaría con la simulación de que el programa de repatriación es totalmente exitoso.