Pedro Bosch Giral e Ignacio Félix
Detergentes más limpios

Bajo el oscuro título de Preparación de carbones activados y zeolitas para intercambio iónico y adsorción (ISBN 980-00-1153-6) el Cyted, Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo-Subprograma V, ha publicado un estudio que, entre otros resultados importantes, expone con todo detalle la síntesis de la zeolita A para detergentes.

Se trata, como en todos los proyectos del Cyted, de un tecnología abierta, es decir, que está a disposición de la persona interesada sin necesidad de pagar regalías. En ese libro, fruto de la colaboración de nueve países iberoamericanos, se sugiere cómo sustituir los tripolifosfatos presentes en la fórmula de la mayor parte de los detergentes que se utilizan en México.

Los tripolifosfatos son intercambiadores iónicos que sirven para suavizar el agua, es decir, retener los iones calcio y magnesio. Así, después de un ciclo de lavado, el agua sucia contiene compuestos fosfatados enriquecidos en calcio y magnesio. Quien dice compuestos fosfatados habla de fosfatos y quien menciona fosfatos se refiere a fertilizantes, o sea que dichos compuestos, al encontrarse en el agua, propician el crecimiento de la flora, particularmente del lirio acuático. Es necesario subrayar aquí que los detergentes con tripolifosfatos no son contaminantes, sino compuestos no tóxicos que rompen el equilibrio ecológico y propician el crecimiento desmedido del lirio, en detrimento de los peces.

La zeolita A es también un intercambiador iónico y retiene el calcio y el magnesio como los tripolifosfatos. Se trata de un aluminosilicato cristalino, cuya red está acribillada de poros y cavidades; es un compuesto inocuo que no altera los ciclos biológicos de estanques y ríos.

Las zeolitas, que varían en su estructura y en la forma de los cristales, existen en la naturaleza. Para los detergentes se debe preparar sintéticamente zeolita A. La forma natural de sus cristales es cúbica, y por lo sus aristas pueden ser muy abrasivas. En este proyecto hacía falta, entonces, encontrar la manera de que dichos cristales estuvieran redon-deados, o sea, que las aristas de los cubos de zeolita fuesen biselados. Se logró.

Desde luego, en los países que cuidan su ecología más que nosotros, y donde ya se exigen normas como la ISO9439 de la calidad del agua, los tripolifosfatos se sustituyen con zeolita A, y es justamente la manera de obtenerla lo que se suele patentar. Con el nuevo libro citado ese procedimiento pasa a ser del dominio público.

En México estamos en condiciones de producir detergentes que no propicien el crecimiento del lirio, y sería deseable que se impusiera el uso de las zeolitas en su fórmula, tal como sucede en Francia, por ejemplo. Sin embargo, hoy sólo nos encontramos con una política de autorregulación (http://www. ine.gob.mx/autorregulación/autoreg.htm) que es apenas una de las fases previas de la instauración de una legislación que, tarde o temprano, obligará a reconvertir la industria de los detergentes.

Así, las estrategias del programa de medio ambiente 1995-2000 ni siquiera mencionan el control de los tripolifosfatos, confinándose a los problemas de biodegradabilidad. Hay que distinguir aquí que la biodegradabilidad se refiere a compuestos contaminantes inevitables que se deben degradar biológicamente, mientras que los fosfatos, simple y llanamente, se pueden sustituir en la fórmula del detergente.

Está claro que el de los detergentes es un caso típico en el que, una vez más, la tecnología se ha adelantado al proceso legal que debería acompañarlo. Aunque en México se dispone ya del conocimiento necesario para que los residuos de los detergentes no propicien el crecimiento del lirio, todavía no se ha impuesto su uso.