La Jornada 15 de marzo de 1998

Sin solución concertada de productores no se estabilizará el mercado, señala la petrolera estatal venezolana

Afp, Caracas, 14 de marzo Ť El mercado petrolero se estabilizará sólo cuando los productores de dentro y fuera de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) concerten una solución, sentenció Luis Giusti, presidente de la estatal Petróleo de Venezuela (PDVSA), en declaraciones divulgadas hoy.

``Podemos llegar a un esfuerzo por estabilizar el mercado si concretamos un acuerdo para `cruzar el puente' no sólo los productores de la OPEP, sino también los grandes productores no-OPEP como México, Noruega y Omán'', expuso Giusti.

El funcionario reiteró el rechazo de Caracas al régimen de cuotas del cártel petrolero, e insistió en la propuesta de su país de reunir a exportadores fuera de la organización para debatir no sólo precios y cuotas, sino redes de suministro y tecnología.

``Esta es la OPEP que queremos, no un organismo reducido simplemente a un sistema de cuotas sin vigencia'', destacó.

Agregó que la asignación de cuotas es un sistema obsoleto y ``no es la respuesta'' a la actual crisis de los precios. ``Valdría la pena cuestionar por qué a Venezuela le corresponde 9 por ciento de la producción OPEP, un porcentaje heredado de los tiempos del predominio árabe''.

El presidente del holding estatal aseguró que la cesta petrolera venezolana tiene un precio promedio de 12 dólares en lo que va del año, y rechazó la información diaria de los precios que consideró especulativa en el caso venezolano.

``El precio acumulado para enero y febrero pasa de 12 dólares y para todo el año (se ubicará) en 13.5 dólares por barril'', aseguró. El hidrocarburo venezolano no se negocia en el mercado bursátil petrolero (como el WTI, el Brent y el Dubai), sino en contratos de entrega a 20 días, por lo que ``la factura que cobramos hoy corresponde a la venta de hace un mes''. Además, los precios diarios no siempre corresponden al barril de petróleo sino a gasolina u otros derivados'', señaló.

Giusti aseveró que la OPEP no puede controlar el mercado debido a que sólo produce 28 millones de barriles diarios (37 por ciento), mientras los otros productores colocan 46 millones de barriles por día.

``Es imposible pensar que con ese porcentaje del mercado se pueda controlar las acciones de éste'', sentenció.

¿La OPEP, agotada?

Un reporte de la agencia Reuters fechado en Londres destaca que la OPEP caerá en la irrelevancia si no logra conformar una estrategia para combatir la peor caída en casi una década en los precios del crudo, advirtieron analistas.

El cártel, que tuvo en su puño al mundo durante el embargo petrolero árabe de 1973, ha visto esfumarse su acariciada meta de recuperar el dominio sobre los precios, que han descendido a su mínimos en nueve años.

La OPEP rara vez se ha visto más agotada. Su papel como cártel genuino se resquebrajó en la década de 1980 por la creciente producción de países no miembros, así como por el surgimiento de mercados de futuros y los fondos de cobertura que los mueven.

Pero su meta de recuperar su influencia parece enmarcarse en la desesperanza debido a una sobreproducción de hasta 2 millones de barriles por día, que está acicateando a Arabia Saudita y Venezuela, dos pesos pesados de la OPEP, a entrar en lucha por la participación en el mercado.

Observadores dijeron que nadie debe subestimar el enojo entre los miembros árabes de la zona del Golfo Pérsico respecto a la sobreproducción en la que están incurriendo otros miembros del cártel, principalmente Venezuela.

El estratega de la OPEP y ministro de Petróleo kuwaití, jeque Alí Khalifa al-Sabah, dijo a Reuters que los productores del Golfo están decididos a defender la participación de mercado contra Venezuela o cualquier otro. ``La gente está sacando las uñas por necesidad, no por cálculo'', afirmó el jeque, en referencia a productores como Arabia Saudita. ``Hoy es Venezuela, mañana es el país x, y o z. Es un asunto de si un país acepta la continua erosión de su participación en el mercado'', dijo.

el arquitécto de una política de la década de 1980 de usar petróleo barato par estimular la demanda.