La Jornada 14 de marzo de 1998

Norberto Rivera, contra la ``imposición'' de leyes en Chiapas

Emmanuel Salazar, corresponsal, y José Antonio Román, enviado, Durango, Dgo., 13 de marzo Ť La paz en Chiapas debe ser resultado del progreso y desarrollo de los pueblos indígenas y no de la imposición de leyes o decretos que se olvidan de la educación, salud y creación de fuentes de empleo, afirmó el arzobispo primado de México, cardenal Norberto Rivera Carrera.

Al llegar a esta ciudad para festejar durante dos días su nombramiento cardenalicio con sus paisanos, el jerarca eclesiástico lamentó la situación que se vive en Chiapas y sostuvo que la violencia no se justifica por ningún motivo, pues sólo engendra mayor encono y enfrentamiento entre las partes, y sumerge a la población en un retraso mucho más grave.

Dijo que en México, desde la época de la Colonia, se conocen dos propuestas para los pueblos indios. La primera, dijo, se dio en la región de Michoacán, con Tata Vasco, creando fuentes de trabajo, congregando a los indígenas, fomentando la educación y la salud, y junto con ello se promulgaron leyes y normas para esa convivencia.

Por desgracia, lamentó, en la segunda opción se ha dado primacía a la denuncia con el establecimiento de leyes, pero olvidándose del desarrollo social.

``Lo que sí les digo es que los mexicanos anhelamos que se pacifique, pero no simplemente por un decreto o el cambio de una ley, sino con el progreso de nuestros hermanos indígenas'', dijo en el aeropuerto Guadalupe Victoria de esta ciudad, donde se inició su estancia de dos días.

El gobernador del estado Maximiliano Silerio Esparza y el alcalde petista Marcos Cruz Martínez recibieron al cardenal en la plataforma del aeropuerto hasta donde llegaron unos centenares de reconocidos miembros de la sociedad duranguense, agentes de seguridad y reporteros.

Rivera Carrera llegó en un little jet de diez plazas en donde sólo venían los padres del cardenal y los pilotos de la nave, que inmediatamente quedaron atrás cuando el purpurado duranguense comenzó a avanzar entre sus paisanos, en tanto los aplausos no cesaban y se entrelazaban con porras, mismas que se convirtieron en una tonada de ``volver, volver, volver'', coro que fue seguido hasta por los de más alta sociedad.

El duranguense nombrado nuevo miembro del colegio cardenalicio sostuvo inmediatamente después de su recepción una entrevista con los medios de comunicación, la cual se desarrolló en un ambiente relajado, pues los ``paisanos'' estaban más interesados en poder lograr una cita para posteriormente jugar una partida de dominó.

Incluso al inicio de la conferencia de prensa y al responder una pregunta sobre la hipotética disolución de la Comisión de Concordia y Pacificación (Cocopa), el cardenal respondió: ``ni idea tengo... como ande lo de la Cocopa o de la Conai... imagínese aquí en Durango si me pongo a pensar en la Cocopa, con toda la ilusión de llegar a mi tierra''.

Y es que el cardenal llegó con ganas de recordar tiempos pasados, pues destinó buena parte del día a visitar tanto el Seminario Mayor como el Menor, en este último donde realizó sus primeros estudios antes, mucho antes de ir a Roma, a la Universidad Gregoriana de donde salió egresado.

Desde su salida del aeropuerto, Rivera Carrera fue custodiado por un par de motopatrullas las cuales encabezaban un convoy con varias Suburban y vehículos cuya velocidad sólo asemejó a las movilizaciones de las giras oficiales de las autoridades civiles de este estado.

El cardenal primero fue al Seminario Mayor, ahí sostuvo a puerta cerrada la plática denominada ``Pistas para organizar en nuestras parroquias la Pastoral Familiar'', después se transportó al Seminario Menor, ubicado en pleno centro histórico y en donde el cierre de calles fue un hecho normal, pues esto mismo sucedió por la tarde cuando se desarrolló una marcha-recepción por 20 de Noviembre, la principal avenida de la ciudad.

Así, a bordo de un automóvil descubierto, un Ford modelo 1931, propiedad del empresario Antonio Gerard, Rivera llegó a Catedral. El recorrido de casi dos kilómetros se llevó una hora. A su paso, cientos de feligreses lo saludaron apostados en las aceras, desde los balcones de casas y oficinas. El purpurado no cesó de repartir, con su diestra, la bendición y siempre con la mano en alto saludar a sus paisanos, agradeciéndoles la recepción, que se hacia más nutrida mientras más se acercaba a la Catedral.

Antes de concelebrar junto con el arzobispo anfitrión, José Trinidad Medel, y varios obispos más, el cardenal Rivera se dirigió a los feligreses desde un improvisado templete en el atrio de la catedral. Recordó desde sus primeros años de sacerdote, hasta la entrega del capelo cardenalicio de manos del papa Juan Pablo II, el pasado 21 de febrero en la Plaza de San Pedro, en Roma.

Al igual que la misa, la marcha fue transmitida por el canal 3 de Telecable. Este día concluyó con la verbena popular en la plaza Cuarto Centenario. Así, la ciudad de Durango recibió a su hijo ``predilecto'', originario de La Purísima, pequeño poblado del municipio de Tepehuanes, al norte de la entidad.