La Jornada 13 de marzo de 1998

Me aburre ser ALMODOVAR

Arturo García Hernández, enviado, Guadalajara, 12 de marzo Ť Ser Pedro Almodóvar me pesa muchísimo, me aburre profundamente y creo que me ha quitado muchas cosas... Arturo Ripstein es uno de mis maestros, uno de los mejores directores de hoy en el mundo... El cine español vive un estado de euforia, justificada por un lado, y por otro triunfalista y artificial... Yo no pagaría a nadie por hacer el amor (no se sabe nunca) pero sí pagaría a un grupo de mujeres para oir lo que hablan... Cuando escribo y filmo, me meto en la vida que es una autopista larguísima y oscura en la que vas descubriendo cosas...

Frases, palabras, ideas de Pedro Almodóvar en conferencia de prensa durante su visita a esta ciudad, donde exhibe la primera retrospectiva completa de su obra. Es la presencia estelar de la Muestra de Cine Mexicano.

Había llegado a la ciudad en las primeras horas de la madrugada. Pantalón y chamarra de mezclilla azul. Camisa y zapatos negros. Pedro Almodóvar pasó casi inadvertido entre los parroquianos del salón Veracruz, donde cenó y se tomó una cerveza. Ahí se saludó efusivamente con Arturo Ripstein, quien le dio besos en ambas mejillas, y conversó brevemente con Jaime Puertas, director del Festival de Toronto, mientras la guionista Paz Alicia Garcíadiego y las actrices Marisa Paredes y Patricia Reyes Espíndola encabezaban la coreografía masiva del tema de Caballo Dorado: No rompas más mi pobre corazón... Antes habían bailado mambo, son y cumbia. A las dos de la mañana con siete minutos, Paredes y Almodóvar se retiraron, no sin antes aceptar posar con unos admiradores para la ``foto del recuerdo''.

Un provinciano en busca de fortuna

Ya es el mediodía del jueves. El cineasta luce fresco y descansado. Derrocha inteligencia y simpatía. Es pródigo en las respuestas al numeroso grupo de reporteros. Es notable la sencillez de quien es considera el más importante cineasta español contemporáneo. Está sentado en unos equipales por los que expresa su gusto, no se sabe si en broma o en serio: ``lo malo es que no caben en la maleta''. A su lado está Marisa Paredes. Aquí un extracto de su encuentro con la prensa.

Habló de sus inicios, de cuando era un muchacho provinciano que llegó a Madrid en busca de fortuna, a finales de los sesenta, cuando era un jipi, que ``era lo más moderno que se podía ser en ese momento''. Expresó su deseo de trabajar aquí con actrices y directores, ``ya sea dirigiendo, coproduciendo o escribiendo''. Le gustaría porque ``las pocas veces que he venido aquí encuentro muchísima complicidad con muchas personas''.

-Cuando Andy Warhol fue a Madrid te presentaron con él como el Warhol español, y cuando preguntó por qué, le dijiste que porque en tus películas aparecían travestis y drogadictos ¿por qué?

-Es que no sabía cómo responder a eso. Me sentía tan ridículo. El hombre era una de las personas más aburridas que he conocido. Me ponía muy en evidencia la tontería tediosa y el esnobismo de los acontecimientos sociales. El era un ejemplo de lo aburrido que podía ser un tipo básicamente social. Una especie de fantasma que iba a buscar fiestas todos los días y a mí me invitaban a todas porque en efecto, era el Warhol español, cosa que no me hacía ninguna gracia. A mí me gusta ser Pedro Almodóvar Caballero, si acaso. Tengo que decir Caballero porque mi madre se enfada. Ahora me ha dicho: ``¡Allá en México que sepan que tienes madre!'' Y bueno ya harto de lo que me parecía una representación tonta, por decir algo, cualquier tontería, le dije que yo también sacaba muchos cinestars marginales y muchos travestis y mucha loca y digo debe ser por eso. Entonces hizo una foto, se dio la vuelta y terminó la conversación.

-El sacaba sus ideas de esas reuniones. Tú también vas con mucha gente. No sé si sacas las ideas platicando con la gente.

-¡Hombre! Evidentemente que platicando con la gente algo se aprende. Pero Warhol, que a mí me parece un artista importantísimo, tenía una conciencia social deformada pero que a la vez responde absolutamente a la América que le tocó vivir. Su fascinación por el dinero, la ropa interior, los celebrities y los VIP (Very important People), la vivía con mucha sinceridad. Se convertía, sin quererlo, en un espejo crítico de la sociedad en que vivía. Pero todo eso, no siendo más activo de lo que es un espejo. Y yo no sólo estoy presente, sino que participo mucho. Todos los directores, si además escriben sus películas, deben tener buen oído. En la época en que cogía el autobús me gustaba mucho ir oyendo lo que decían las señoras. Yo creo que no acabaría pagándole a nadie por hacer el amor (no se sabe nunca), pero considero que sí acabaré pagándole de pronto a un grupo de personas para que me dejen ahí quietecito saber de qué están hablando. No sabes cuánto daría, pero bastante, para ir y enterarme. Entonces tengo buen oído y me gusta escuchar. Pero participo mucho.

-¿Por qué esa obsesión por el mundo o los mundos femeninos?

-No sé si es una obsesión. Evidentemente mis películas están pobladas y dominadas, en calidad y cantidad, por personajes femeninos. Son más fuertes, más autónomos, se arriesgan más, son más dueñas de sus destinos, luchan mejor, tienen menos prejuicios, menos pudor. Sufren mejor, también. Y cuando sufren son más divertidas. Creo que todo eso es más que una fascinación de mi parte. Se debe a que las mujeres están más dotadas para vivir y manifestar que viven. Todos sentimos igual, pero a la hora de hacer cine me gusta más cómo manifiesta la mujer la soledad, los celos, porque es más activa. Tampoco quiero ofender a ningún actor español, tal vez es una cuestión cultural, pero como sabeis García Lorca lo dijo hace ya muchos años: España es un país de actrices. Es mucho más fácil en mi país hacer un casting de mujeres que de hombres.

-¿Cuántas veces al día y en qué situaciones se te olvida que eres Padro Almodóvar Caballero?

-Pues casi nunca. Ni en la noche. Mi cuerpo descansa pero mi mente está todo el tiempo despierta. Siempre recuerdo que soy hijo de mi madre porque ella vive y me lo recuerda cada día. Pero ocurre que las palabras, incluidos los nombres, dejan de tener significado y se convierten en una especie de ritornello que parece pesadilla. No quiero plantear que mi vida es más triste de lo que es, pues en lo particular estoy satisfecho, contento y me gusta y cultivo ser hijo de doña Paquita Caballero, pero en lo público ser Pedro Almodóvar me pesa muchísimo, me aburre profundamente y creo que me ha quitado muchas cosas. Soy callejero, sigo saliendo, pero el ir cruzando calles y escuchar tu nombre que se repite es una sensación que me desagrada muchísimo.

Sale el cine mexicano de un cierto provincianismo

-¿Qué opinas del cine español y del latinoamericano actual?

-No tengo toda la información y creo que la valoración puede resultar injusta. De las cosas que he visto, me gustan las de Arturo Ripstein, que es uno de mis maestros, me parece que uno de los mejores que hay en el mundo. También algunas películas de Jaime Humberto Hermosillo me han agradado. El cine mexicano me parece que está saliendo de un cierto provincianismo en el que estaba sumido hace 15 años. Me parece que ahora las películas corresponden más a la realidad.

En cuanto al cine español, ``vive un momento de euforia, por un lado justificada, y por otro excesiva. La euforia es un estado artificial que lleva cierto exceso de triunfalismo. Lo cierto es que ha conseguido en los último años una cosa insólita: ha conquistado al público español que era el más difícil y tenía un auténtico complejo de inferioridad con respecto a su propio cine. No se sentía representado y lo trataba despectivamente.