Todo mundo cree saber de seguridad y opina: Debernardi
Bertha Teresa Ramírez Ť En cien días de adminsitración el secretario de Seguridad Pública, Rodolfo Debernardi Debermardi, ha recibido más de 200 propuestas de particulares para combatir el crimen en la ciudad de México. Categórico, en sus oficinas, señaló que sería inoperable trabajar con tantas intromisiones.
En ese lapso, grupos de derecha y de izquierada, agrupaciones filantrópicas, logias, grupos de poder, empresarios, representantes de iglesias, grupos del PRI, del PRD o del PAN, estudiantes, organizaciones sociales, vecinos y policías, han acudido hasta sus oficinas para proponerle proyectos ``que pretenden resolver con una barita mágica el problema de la inseguridad pública''.
Algunos proponen resolver el problema de la noche a la mañana y resultan, simplemente, descabellados. Ante la situación por la que está pasando la seguridad pública ``todo el mundo opina, todo el mundo tiene su verdad, pero cuando están del otro lado se espantan de la realidad. Y es que una de las cuestiones que impide resolver el problema de la delincuencia es que la población no es capaz de denunciar o de acudir a testificar''.
Debernardi señaló que no se debe de perder el valor civil; en la medida de ello, más pronto estarán en la carcel los delincuentes y no con medidas mágicas. Destaca que es parte de la democracia escuchar a todos, pero adevierte que algunos grupos sólo buscan manipular las acciones de la Policía Preventiva. ``Todos vienen a decirme: es que hay que hacer esto; por qué no pone módulos, por qué no hace esto; por qué no hace aquello, etc. Entiendo que ante el problema de la inseguridad hay mucha disposición, pero definitivanente hay gente que quiere capitalizar ``el creer que sabe de seguridad''. Imagínese, hasta 80 priístas de diversos sectores vinieron a hacer sus propuestas.
Los grupos filantrópicos son los más interesados en activar programas contra la delincuencia, ``se están organizando para ver qué pueden hacer y ellos tienen sus realizaciones muy particulares y andan en todas las delegaciones haciendo censos y viendo cómo actúa la comunidad''.
Al hacer un balance de las acciones que emprendió en los primeros cien días del actual gobierno, el titular de la SSP señaló que la policía capitalina cuenta con un programa para el combate a la delincuencia que operar desde el 5 de diciembre y rechaza que las políticas de seguridad en el DF se dicten al vapor, ante la falta de un programa llamado integral de seguridad pública, en los primeros cien días del gobierno de Cardenas.
Señaló que dicho plan de seguridad pública se está trabajando; ``esto es cuestión de entendimiento y de ideas, y nosotros tenemos un programa de seguridad pública desde el 5 de diciembre. Lo que aún está en el aire es el programa integral que tiene que pasar por el Consejo Local de Seguridad y por los foros ciudadanos, para después llegar a la Asamblea Legislativa, instancia que será finalmente la que lo revise. Después de ello se tendrá un programa integral''.
Debernardi dijo que ``cada quien quiere un plan; yo trabajo con mi plan, con el plan de mi responsabilidad, tengo una responsabilidad con la ciudad de México y con el gobierno, y ese plan está operando desde el 5 de diciembre''.
Al hacer un balance de las acciones emprendidas contra estos primeros 100 días de administración, dijo que se ha logrado la reestructuración formal de todos los mandos de la policía y se tiene la plena identificación de todos ellos; en estos momentos se hacen los últimos ajustes y podemos decir que en 90 por ciento se ha resuelto la situación para la toma de posesión de los cargos más importantes.
También se reestructuraron los sectores policiales, por lo que desaparecieron cuatro de estos; originalmente la ciudad estaba dividida en 56 sectores policiacos actualmente estos son 52. Dicha reestructuración tuvo que realizarce porque varios de estos se crearon en forma improvisada en septiembre del año pasado, señaló el funcionario, quien agregó que en el futuro la distribución total de los sectores podría ser reestructurada en sus totalidad.
José Galán Ť Más de 210 manifestaciones con 200 mil ciudadanos; aumentos de hasta 20 por ciento en impuestos como la tenencia vehicular y el impuesto predial, incluyendo 50 por ciento al metro cúbico de agua potable, así como 100 por ciento al transporte público; recortes laborales y problemas con el sindicato; el desalojo de 780 personas de distintos predios, con un saldo de más de 68 heridos, y pleito constante con los vendedores ambulantes.
Esta fue la característica, hace tres años, en los primeros cien días de Oscar Espinosa Villarreal, último administrador en la capital del país designado por el Presidente en turno. Heredero de Manuel Aguilera Gómez, Espinosa Villarreal cumplió el protocolo del PRI: ver, oír y callar.
Carente de antecedentes políticos, desde el primer momento, el primero de diciembre de 1996 Espinosa Villarreal demostró a los capitalinos su peculiar estilo de gobernar: disolvió una manifestación de perredistas a macanazos, que incluyeron a tres trabajadores de La Jornada, quienes fueron a dar al hospital. Cuatro días más tarde, el 5 de diciembre, prometió públicamente castigar a los culpables.
Llegó sin problemas de endeudamiento al gobierno, al recibir una deuda de apenas mil 430 millones de pesos. De inmediato obtiene de la Asamblea de Representantes --de mayoría priísta-- un aumento de deuda por 716.1 millones de pesos, mientras que para el pago de su servicio destina 221.9 millones de pesos, 98.1 por ciento superior al del periodo anterior. Tres años más tarde, dejaría créditos por pagar arriba de 13 mil millones de pesos.
Anunció desde el principio su actitud, ante vendedores ambulantes, transportistas e incluso empresarios: ``Vamos a actuar con carácter, porque sólo buscamos el imperio de la ley'', y anticipó la disolución de la Ruta 100 al prometer a los capitalinos ``una reestructuración total de transporte'', que incluyó desde auditorías a la empresa hasta acusaciones veladas de que ésta canalizaba recursos al EZLN.
Prometió que el Tren Elevado se construiría a pesar de la oposición de los vecinos de Polanco y Anzures, y que también era ``necesario'' construir la carretera La Venta-Colegio Militar, obra que empieza sin la aprobación de los estudios de impacto ambiental.
Al nombrar a su gabinete, designó como procurador de Justicia a Rubén Valdez Abascal, que en febrero siguiente renunció ``por motivos de salud'', y fue sustituido por José Antonio González Fernández. Le tomó la protesta el entonces secretario de Gobernación, Esteban Moctezuma Barragán. Espinosa Villarreal no asistó a la ceremonia.
Para los capitalinos, 1995 será un buen año, pronosticó. Y no sólo eso: para el 10 de marzo se contabilizaban 442 delitos diarios en la Ciudad de México, incluyendo en enero de 1995 100 robos de vehículos diarios.
Es un milagro que la ciudad funcione, dice con sorpresa en marzo de 1995, ante el Consejo Consultivo de la Ciudad de México.