La Jornada 12 de marzo de 1998

El reto, alentar un cambio cualitativo de actitud

Primera parte Ť El éxito o el fracaso del actual gobierno en la ciudad de México tendrá, sin duda, efectos para las elecciones presidenciales y al Congreso de la Unión en el año 2000. Por ello, la gestión citadina del PRD busca impactar favorablemente en la democratización de todo el país a través del logro en sus políticas públicas y de su propio proceso de reforma política, que incluirá la ley electoral más avanzada en México.

Para Cuauhtémoc Cárdenas esto no significa, sin embargo, que la pretención del PRD en el gobierno de la ciudad sea importar patrones de conducta o medidas de gestión pública, sino la de impulsar el beneficio de un cambio de actitud cualitativo a toda la Nación, incluso el combate a la corrupción y la reforma a los cuerpos policíacos.

Reforma, partidos, democracia

Esto incluye la reforma política y el avance de la democracia; el reconocimiento del juego político que implica ser gobierno ante las oposiciones del PRI y del PAN, partidos con los que existe una relación ``normal, de puertas abiertas''; el profundo rechazo al clientelismo y a la imposición de líneas cupulares en los vínculos con su propio partido, la Asamblea Legislativa, y la ausencia de una ``línea vertical'' o de ``consignas'' entre perredistas.

Además, la limpieza y racionalización de los cuerpos policiacos y la sustitución de mandos; la lucha frontal contra el crimen organizado, que ``no se nos ha acercado'', y que, ``afortunadamente no usan credencial de crimen organizado. A mí no se me han acercado'', aunque ``podemos afirmar, con toda seguridad, que el porcentaje más alto de los delitos que se cometen en la ciudad tienen que ver con el crimen organizado''.

A punto de llegar a los cien días de su gobierno, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano habla con seriedad y firmeza. Convencido. Porque considera que todo lo que se realice en la urbe influye en las otras 31 entidades de la República. Incluso en la constitución de un estado 32. Y eso, para él, está claro:

``El hecho de que este gobierno tenga éxito, pues tendrá un efecto en las próximas elecciones. Si no lo tiene, habrá otro efecto en esa contienda'', reconoce quien rechaza, por otra parte, ponerle signos partidarios a hechos ilícitos, porque ``yo no veo a ningún partido político implicado en la delincuencia''.

Sobre este tema, el jefe de gobierno aseguró que no habrá restricciones presupuestales para la seguridad pública y el combate al crimen, además de la vigilancia en las 150 colonias más inseguras; la incorporación de policías que fungían como cuidacoches a la vigilancia y la resignación territorial de los cuerpos policíacos para darles mayor autonomía.

``En 1997 hubo alrededor de 97 asaltos bancarios, de los cuales sólo cinco se resolvieron. Ahora, a poco menos de cien días de mi gestión, se han suscitado 20 asaltos a bancos, y se han resuelto más o menos la mitad''.

Las preguntas, las respuestas

El jefe de gobierno recibe en sus oficinas a la sección La Capital, de la La Jornada. Camisa a rayas azules y blancas, corbata parda, sin saco, en la cabecera de una mesa de caoba instalada en la sala dedicada a Miguel Hidalgo y Costilla, el ingeniero Cárdenas no rehúye ninguna pregunta. Explica. Expone y defiende sus argumentos ante los cuestionamientos y la curiosidad de 11 reporteros.

En una ciudad que considera que tiene el enorme potencial de resolver sus propias dificultades, particularmente gracias a la participación de sus habitantes, ``cierto es que hay problemas, pero junto con los ciudadanos que han demostrado su gran disposición a colaborar y participar, los solucionamos para poder enfrentar a los que vendrán. Finalmente, esta es una condición dinámica de todo cuerpo vivo. Y la ciudad es un cuerpo vivo''.

Y en la solución de estos problemas participan sus funcionarios, de los que, tajante, rechaza que carezcan de experiencia en la administración pública y en la política, pero concede que ``quizá no tengan experiencia en robar. Eso sí lo puedo asegurar. Para robar no tienen experiencia, y seguramente el que lo haga será en forma tan burda que lo vamos a agarrar, a la primera''.

Cuauhtémoc Cárdenas no ve ``acoso'' por parte de otros partidos políticos sobre su gestión, sino el producto del avance democrático, ni tampoco ``rispideces ni problemas con los compañeros del partido. En el gobierno eso no se ve''.

--¿Le ha dejado trabajar su propio partido en estos primeros cien días?

--Bueno, no es que se me deje. Yo tengo una función; el gobierno tiene una función qué cumplir. El partido tiene otra función, y nos respetamos. Yo no interfiero en las decisiones del partido, ni los compañeros que colaboran en el gobierno interfieren. Tampoco lo hace el partido en nuestras decisiones como gobierno.

``No hay línea ni hay consigna, ni tenemos una relación de subordinación del Ejecutivo con la Asamblea Legislativa, ni viceversa''.

Sería el peor ejemplo que la administración perredista pudiera dar si lo que quiere, opina el ingeniero Cárdenas, es avanzar democráticamente en la transformación del país.

En el caso de los delegados, por ejemplo, la responsabilidad del jefe de gobierno, de acuerdo con el Estatuto, es proponerlos. ``Pero no puedo yo consultarlo con 66 personas, porque no voy a ponerlas a todas de acuerdo. La salida fue hacer la propuesta conforme lo marca la ley. A mí me gustaría que los delegados fueran electos''. Y esta es la reforma política que viene.

El gobierno de la ciudad ha mantenido pláticas con los coordinadores de las fracciones parlamentarias en la Asamblea, con dirigentes de organizaciones sociales, con los dirigentes de los partidos, y ha tenido la iniciativa de convocar a todos a una amplia discusión sobre las reformas democráticas que requiere la ciudad de México.

Y en este marco, para Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano uno de los imperativos que debe de resolverse es el establecimiento de una ley electoral, que en la decisión final corresponderá exclusivamente a la Asamblea Legislativa.

Esta ley, añade el gobernante perredista, debe garantizar la transparencia de los procesos electorales capitalinos; la información a partidos y ciudadanos sobre cada una de sus etapas; establecer las prerrogativas económicas equitativas para los partidos, y que fuera una ley ``que yo esperaría'' que no pusiera ninguna traba a la participación de partidos y ciudadanos en el proceso; que permita las candidaturas comunes; las coaliciones más amplias, más estrechas, sin ninguna limitación.

``En mi opinión personal, el gobierno, en este caso la autoridad, debe intervenir en decisiones que corresponden sólo a los partidos políticos, por ejemplo, si se coaligan para la candidatura de solo un diputado local, o si se coaligan para toda una elección. Yo creo que es lo debemos dejar totalmente abierto y claro'', precisó.

Además, esa ley electoral debe permitir el acceso equitativo de todos los partidos a los medios de comunicación particularmente los electrónicos, ``pero muy particularmente la televisión, porque es sin duda el medio de mayor impacto, junto con la radio. Este acceso es fundamental y debe estar reglamentado en la ley electoral''.

--¿Se hace camino al andar?

--Lo único que no puede uno hacer es quedarse sin andar.