La Jornada 11 de marzo de 1998

EL TENOR Y LA MEZZOSOPRANO

Pablo Espinosa Ť El tenor español Plácido Domingo en entrevista, exclusiva, encima del escenario del Palacio de Bellas Artes, a su retorno luego de más de una década que no cantaba en México:

``Es maravilloso el poder venir a Bellas Artes. Aquí debuté. No sólo canté por primera vez en mi existencia en este escenario que estamos pisando, sino aquí fue donde presencié mi primera ópera, en una butaca. Aquí fue donde me empezó a gustar la ópera. Entonces, es maravilloso regresar no sólo por el hecho de haber cantado por primera vez aquí, sino porque es el teatro donde asistí de manera iniciática a la ópera. Es un teatro que me trae recuerdos inolvidables.

``De aquí salí, yéndome con Marta (Ornelas, su esposa) para empezar mi carrera internacional. Primero fue Israel. Y esa jornada ha sido bien larga. La verdad es que desde entonces he venido a cantar aquí muy pocas veces y tengo muchas ganas de que eso cambie, de poder venir más. Espero por lo pronto que esta función de Sansón y Dalila, hoy, resulte inolvidable también''.

-La taquilla recaudada de esta función se destinará para apoyar nuevos valores operísticos, ¿cómo observa desde fuera tal semillero mexicano?

-Hay cantantes de gran valor que están surgiendo. Acabo de tener en Washington (donde Plácido Domingo es director general) a tres de ellos y tuvieron gran éxito: Rosendo Flores hace tres días cantando Leporello y después Alfredo Portilla y José Luis Duval cantando Doña Francisquita. Son elementos con los cuales cuento para darles todavía más oportunidades. Ya no hablemos de los otros cuya carrera está ya en apogeo, como Ramón Vargas, a quien con mi capacidad de adviser en (la Opera de) Los Angeles ya ha ido a cantar allá varias veces y espero que vaya también a cantar a Washington. En fin, hay elementos de gran valor, hay voces y es importante que estén bien preparados porque la competencia es grandísima y el nivel de preparación que llevan los cantantes de todas partes del mundo es muy elevado. De manera que resulta maravilloso que los mexicanos tengan tal preparación.

-¿Qué momento atraviesa el mundo de la ópera a nivel internacional?

-Necesitamos más que nunca la colaboración entre los teatros de todos los países, las coproducciones. Es importante que haya gran entendimiento entre los distintos teatros para crear coproducciones, ya que lógicamente hacer ópera resulta muy costoso. La Opera de Bellas Artes con Gerardo Kleinburg lleva una técnica buenísima y su interrelación con otros teatros del mundo le permite traer a México coproducciones importantes, como es el caso de esta Sansón y Dalila.

-¿Logrará recuperar el proyecto con Los Tres Tenores en Teotihuacán, o bien usted cantando solo ahí?

-Dijeron que se iba a hacer, para el 29 de marzo, con Luciano Pavarotti, José Carreras y yo, después que no, luego me pidieron si lo podía recuperar yo solo. Les dije que sí pero hace tres días me acaban también de cancelar diciéndome que no era posible para el 18 de abril, cuando iba yo a cantar solo en Teotihuacán. Así es que sigo esperando. Yo estoy dispuesto. Espero que algún día se realicen esos conciertos, uno u otro, o los dos, el de Los Tres Tenores o bien yo solo en Teotihuacán.

Han transcurrido más de tres horas de ensayo en Bellas Artes. Plácido Domingo llegó ayer a México desde Nueva York y concentró sus energías en la preparación de Samson et Dalila, ópera de Camile Saint-Saens que protagonizará esta noche en una gran función de gala, histórica, que será transmitida por Canal 22, y esa misma señal será monitoreada a la plaza de Bellas Artes, a través de pantallas gigantes a la intemperie, en el gran retorno de Plácido Domingo a México.

Desde las 5 de la tarde, Domingo prácticamente dirigió el ensayo: primero escenas del segundo acto, luego fragmentos del tercero, el primero y nuevamente el tercer acto. Con la mezzosoprano estadunidense Barbara Dever (quien hace el papel de Dalila), el director concertador (el italiano Guido Maria Guida), los traspuntes y todo el equipo técnico y de tramoya del teatro que lo vio nacer como una de las grandes estrellas de la ópera del mundo, Plácido Domingo trazaba primero sotto voce las escenas, para enseguida retomarlas en el despliegue del esplendor de su voz, hasta culminar en la escena climática del derribamiento de las grandes columnas plateadas, en un efecto escenográfico deslumbrante.

Retorna Plácido Domingo a cantar a México, su cuna artística, en el mero esplendor de su carrera, esta noche, en Bellas Artes.