Recogen científicos y académicos mexicanos testimonios del acoso paramilitar en Polhó
Hermann Bellinghausen, enviado, Polhó, Chis., 9 de marzo Ť Un grupo de científicos y académicos mexicanos pudo constatar hoy los efectos de la militarización y la ominosa permanencia de los grupos paramilitares en los pueblos de Chenalhó.
Fue elocuente lo que vieron en su visita al beneficio de Majomut estos nueve visitantes, parte de los 200 creadores, académicos e investigadores, miembros del SNI y el SNC, que hace un par de meses respondieron a la convocatoria de Arnoldo Kraus y Gabriel Macotela para apoyar a los pueblos de Chenalhó. Hasta amenaza de muerte les tocó hoy, aunque de eso se enteraron después.
``Esos son los que vamos a matar'', dijo en tzotzil un conocido paramilitar de Yibeljoj, a la vista de estos investigadores, que sostenían una tensa entrevista con una mayor y un capitán segundo del Ejército Federal, a la entrada (una de las entradas) del enorme cuartel militar instalado en Majomut.
Todo esto ocurría a pocos metros del abandonado beneficio cafetalero, del cual dependía buena parte de la economía de la región hasta mayo pasado, cuando Seguridad Pública del estado ocupó este barrio, vecino de Polhó. Después de la matanza de Acteal, el Ejército sustituyó a la policía con instalaciones todo alrededor de Majomut: trincheras, artillería emplazada, campamentos, y también consultorios y comedores ``para la población'', pues el destacamento castrense realiza aquí ``labor social''.
Relatan los refugiados en Polhó que los paramilitares priístas del rumbo acuden a correr, con sus mujeres e hijos, al campamento militar de Majomut. De manera que Manuel Gómez Gómez, al proferir su amenaza, salía de comer allí. Identificado plenamente, junto con su hermano Francisco, como miembro de la banda paramilitar que opera en Chenalhó, acude diariamente de Yibeljoj a Majomut ``para vigilar'', dicen campesinos refugiados en Polhó.
Al respecto, Luciano, vocero del concejo autónomo de esta localidad, declara:
--Nosotros no podemos ir a Majomut. Si vamos, nos agarran --y hace un vasto ademán con los brazos.
Han sido despojados del beneficio cafetalero y del control del suministro de agua de Polhó, que en buena medida proviene del estanque acuífero de Majomut, un pueblo donde sólo quedan priístas y un campamento del Ejército Federal.
La permanencia de los paramilitares y la intimidación del Ejército federal son la constante en los alrededores del municipio autónomo de San Pedro Chenalhó.
Entrevistado en Polhó, Luciano denuncia que el miércoles pasado fue visto un grupo de paramilitares de Chimix, a bordo de un camión de Seguridad Pública, cuando transitaban a orillas de Acteal.
``Iban juntos'', asegura, ``las cosas no han cambiado''.
También refiere que el sábado, 12 soldados del Ejército, ``de pasamontañas, uniforme y armados'', se aproximaron al campamento 8 de desplazados zapatistas, a orillas del arroyo de Poconichim, ``para espantar la gente''.
Los priístas que permanecen en Majomut impidieron en días pasados que una cuadrilla de 20 hombres reparara una línea de agua proveniente del estanque. Desde entonces, a la sequía se suma, en el sobrepoblado Polhó, el bloqueo de un importante suministro de agua.
Un esfuerzo de vinculación académica y social
Provisionalmente identificados como CAI (científicos académicos e investigadores), los observadores de la UNAM y la UAM que hoy visitaron Majomut llegaron allí una hora después de que sonaron disparos.
Al caminar frente al edificio cerrado del beneficio y las oficinas abandonadas, los académicos fueron interceptados por dos oficiales del Ejército federal, quienes tratando de ser amables, les prohibieron filmar, fotografiar y seguir adelante.
--Venimos a verificar el impacto de la militarización en la zona --dijo el físico uamero Manuel Fernández a los militares.
Apercibidos de que los que se aproximaban eran universitarios, los mandos del campamento les enviaron una médico cirujano militar, la mayor Mónica González, para interceptarlos.
--Si quiere saber, pregunte a la población --dijo la mayor, señalando al caserío, donde asomaban, curiosas, las familias priístas. Y agregó, a manera de explicación:
--La gente aquí es relativamente amable.
Pese a su reticencia la mayor González y el capitán que la acompañaba acabaron sosteniendo un diálogo con los académicos. Discutieron, unos y otros, acerca de los derechos de retratar uno al otro --pues desde que llegaron los académicos, un soldado de la escolta de la mayor les empezó a tomar fotografías.
--¿Ustedes sí nos pueden retratar, y nosotros a ustedes no? --inquirieron los académicos.
--Está prohibido fotografiar instalaciones militares --explicó la mayor.
El doctor Pablo González Casanova Henríquez, director del CIMECH (Centro de Investigaciones Mesoamericanas del Estado de Chiapas, dependiente de la UNAM), fungiendo como guía de los visitantes, inquirió a los militares sobre la situación del beneficio. Les explicó que, al estar cerrado, peligraban no sólo la producción cafetalera, sino incluso los contratos internacionales de venta. La cooperativa de Majomut, hasta antes de la irrupción paramilitar de 1997, comerciaba libremente con compradores de tres continentes. Ahora, ese comercio se encuentra reducido a cero.
Los militares dijeron no saber nada de eso. Insistieron: ``Pregúnteles a los pobladores'', los cuales seguían contemplando, con hostilidad, a los académicos.
Más tarde, de regreso a Polhó, los CAI platicaron sobre la intención de su visita. El ingeniero químico Felipe López Isunza, y el físico Manuel Fernández, a nombre de todos, se definieron como ``un grupo que pretende generar vínculos entre los problemas nacionales más importantes y nuestros propios ámbitos de trabajo''.
En referencia a declaraciones recurrentes de la ANUIES y diversos rectores de universidades mexicanas, que han hablado de incidir en los problemas nacionales, Fernández dice que eso ``ha quedado en demagogia, y nosotros queremos tomarlo en serio''.
Otros miembros del grupo académico son el vulcanólogo Rafael Chávez Rivera, del Instituto de Geofísica, y los maestros Leticia Cano y Humberto Chávez, de Trabajo Social, todos de la UNAM.
Ante la emergencia educativa en Polhó, Felipe López Isunza revela que los académicos y artistas que se han organizado en el Distrito Federal tienen la intención de traer maestros que cubran los seis años de primaria en la escuela, por ahora sin personal educativo.
Los CAI se proponen realizar visitas periódicas a la región, para observar académicamente los procesos locales, y brindar apoyo social a los municipios autónomos.
Otro interés de los académicos es analizar los procedimientos electorales, en comparación con la experiencia de designación de autoridades en municipios autónomos siguiendo los llamados ``usos y costumbres''.
Ante la inminencia de elecciones estatales, el próximo 4 de octubre, este asunto reviste una pertinencia particular, a juicio de Manuel Fernández, quien manifiesta que esta indagación ``busca demostrar que los municipios autónomos funcionan y son viables'', además de que están legitimados en la letra de los acuerdos de San Andrés.