La Jornada 7 de marzo de 1998

Toman alemanas consulado mexicano en Francfort; llama Chanteau ``farsa'' a su expulsión

Afp, Tinchebray, Francia, 6 de marzo Ť El sacerdote francés Michel Chanteau, expulsado de México el 26 de febrero pasado después de pasar 32 años con los indios de Chiapas, denunció este viernes en el monasterio de Sainte-Marie de Tinchebray (nordeste de Francia) ``la farsa'' que, a su juicio, montaron las autoridades mexicanas para echarlo del país.

Llegó incluso a hablar de ``secuestro'' por parte de las autoridades.

Expulsado por ``haber llevado a cabo actividades políticas'' en el bastión de la guerrilla zapatista, según el ministerio mexicano del interior (Gobernación), el sacerdote, de 67 años, habla conteniendo la ira sobre su regreso a la comunidad a la que pertenece en Francia.

Una piyama, una chaqueta y un jersey es lo que vestía el 26 de febrero cuando los agentes del Instituto Nacional de Migración (INM) detuvieron el autobús para efectuar un control de documentos de identidad. El sacerdote fue retenido y trasladado hacia las oficinas del INM en Tuxtla Gutiérrez, la capital de Chiapas.

``Pero cuando vi que íbamos en dirección del aeropuerto, supe que las cartas estaban echadas'', afirmó.

El cura de Chenalhó sabía desde hacia tiempo que estaba en peligro.

En noviembre pasado, una comisión mexicana de derechos humanos había revelado amenazas de muerte contra Michel Chanteau proferidas por el alcalde de Chenalhó, Jacinto Arias, miembro del Partido Revolucionario Institucional, que acusaba al sacerdote de estar en estrechas relaciones con los zapatistas.

Un mes más tarde, el 22 de diciembre, 45 indios fueron asesinados por paramilitares en el pueblo de Acteal. El alcalde de Chenalhó, presuntamente implicado en la matanza, fue destituido y encarcelado en espera de juicio.

Acteal está comprendido en la parroquia de Chanteau. El sacerdote estima que está perfectamente claro que la matanza ``fue perpetrada por el gobierno mexicano''.

Esa misma opinión fue la que formuló el 15 de febrero pasado en una entrevista difundida por una televisora mexicana. El viceministro mexicano de Población y Servicios Migratorios había calificado los comentarios de Michel Chanteau de ``clara injerencia en los asuntos políticos del país y violación de la Constitución''.

Por ahora no tiene esperanza de poder regresar a Chiapas

El sacerdote estuvo retenido durante horas en secreto. ``Tuve miedo de ser apaleado. Finalmente fui expulsado. Podría haber sido mucho peor'', declaró.

El sacerdote estima simple y llanamente que fue ``secuestrado'' por las autoridades mexicanas: ``ni siquiera tuve la posibilidad de escoger un abogado''.

Actualmente, Michel Chanteau no tiene esperanzas de regresar a Chiapas, la tierra de la que se ``enamoró'' en enero de 1965, cuando era un joven misionero. Supo hacer que los indios lo admitieran. Una vez por semana, decía misa en su lengua, el tzotzil.

El sacerdote niega cualquier nexo con la guerrilla. Por el contrario, admite haber intentado, con sus sermones y su acción social, devolver la dignidad a una población ``en lucha por el reconocimiento de sus derechos. Eso es lo que se llama sin duda una acción subversiva'', destaca con ironía triste.

En algo más de una semana, además de Michel Chanteau, tres estadunidenses fueron expulsados de Chiapas, en momentos en que se vuelve a hablar de una posible ofensiva del Ejército. Migración indicó recientemente que se estudiaban los casos de otros doce extranjeros residentes en Chiapas.