CELIA: Sí, seguramente moriré en un escenario
Ernesto Márquez Ť Sólo hay una explicación: aché y magia. Magia yoruba. Esa misma que le provee de fuerza para mantener un corazón de adolescente y gritar con pasión: ``¡Azúuucaaar!''.
Ya son más de 40 años en los que con base en mucho trabajo y mucha guaracha, Celia Cruz ocupa uno de los puestos de honor en el renacimiento de la fulgurante música afrocaribeña. El lunes en Nueva York, el martes en Miami, el jueves en Suiza, el sábado en Madrid, el domingo en París... Entrevistas, programas de televisión, conciertos, recepciones... Un ritmo que pocas piernas y caderas aguantarían.
``Pienso que nací con esa energía -dice de entrada en una larga entrevista la guarachera de Cuba-. Llevo muchos años trabajando y, afortunadamente, trabajando bien. Para mí eso es como beberme un vaso de agua, y mejor aún, porque el agua me gusta mucho''.
Habla Celia con desbordada alegría, con la actitud de una mujer atemporal que conserva la magia de sus ancestros. ``Esa magia que me atribuyes no proviene de ningún rito esotérico. Yo sólo soy católica, creo en Dios y me encomiendo siempre a él. Lo principal es la confianza que tengo en mí misma y en mi trabajo. Gracias a ello he llegado a públicos distantes que no tienen una cultura como la nuestra, pero que cuando escuchan lo que hago, igualmente se emocionan''.
Platica de su reciente gira europea y de lo bien que la recibieron, pero dice no sentirse responsable de que la música bailable esté triunfando en el viejo continente. ``Eso ha sido el resultado del esfuerzo de muchos. Yo sólo he puesto mi granito de arena, digo, de azúcar''.
Lo dice Celia con seguridad y cantarina voz: ``No sé hasta qué punto yo sea responsable de que nuestra música caribeña esté triunfando en España, Holanda, Austria, Grecia o Japón. Lo ignoro porque mi camino ha sido muy largo y he necesitado muchos años para imponer un estilo, al igual que tantos otros compañeros. Lo que sí sé es que estoy muy contenta con los resultados y de que lo que suceda hoy en día con lo nuestro se esté dando de manera natural''.
Protagonista absoluta de los créditos
Celia Cruz cree en Celia Cruz. Por eso, después de setenta y pico de discos acompañada por músicos de la talla de Tito Puente, Willie Colón, Ray Barreto o Papo Lucca, decidió ser la protagonista absoluta en los créditos. Azúcar negra fue el primer trabajo que apareció con su nombre en la portada sin acompañantes. ``La responsabilidad era grande porque cuando estás con una orquesta de renombre compartes el éxito o el fracaso. De esta forma, si el disco no triunfa, fracaso yo sola''.
Todavía un año antes de que apareciera ese material, Celia nos había dicho que no volvería a grabar. ``Es cierto -corrobora-, pero entre Pedro y Ralph Mercado -su esposo y su representante, respectivamente- me convencieron. Y en verdad, cuando me presentaron el proyecto no me pude resistir. Era una tentación. Así que me lancé a la aventura y no me arrepiento''.
Después de aquel exitazo vino su segundo trabajo independiente editado por el mismo sello discográfico, RMM. Irrepetible, se llamó este álbum integrado por canciones elegidas especialmente para su voz y escritas por cubanos ``de aquí y de allá'', entre las que sobresalieron los temas Mario Agué, de Pedro Luis Ferrer, La guagua, de Cándido Fabré Fabré -autores de la isla- y una versión funky del tradicional Duerme negrita, de Ernesto Grenet.
Sobre este tema que popularizara Ignacio Villa Bola de nieve, Celia nos dice que le quedó muy incómodo por el tipo de arreglo, pero que igualmente lo cantó por ser un experimento serio. ``Cuando Willie Chirino trajo los papeles le dije: `¡muchacho que cosa es esto! ¿cómo quieres que yo cante tamaño disparate?'. Lo curioso es que al poco tiempo pegó en las discotecas y ``pues ni modo, la negra se tuvo que olvidar de lo que dijo. Ahora, los muchachos que van a mis conciertos me lo piden y como yo no trabajo con una orquesta de esas características se los tengo que hacer a capella y gusta''.
Celia no es una cantante cerrada a las distintas expresiones musicales y eso lo ha demostrado a lo largo de su carrera participando en infinidad de proyectos como fue el caso de su colaboración en el álbum-tributo a Los Beatles. ``Algo que no me esperaba pero que me resultó interesante porque después de lo que hice con David Byrne -ex líder de Talking Heads- me había quedado como la inquietud de hacer algo más en el rock''.
Este apetito insaciable por todos los géneros musicales le ha llevado también a unir su voz a la de personajes tan disímiles como Matilde Díaz, Angela Carrasco, Los Fabulosos Cádillacs, India, Willie Colón, Tito Puente, Cayetano Veloso, Johnny Ventura, Cheo Feliciano... trabajos que ha recuperado su compañía disquera (RMM) y editado en un CD titulado simplemente Celia's Duets.
Ríe Celia ``porque es bueno estar alegre'' y confiesa que el movimiento de la salsa fue lo que la puso nuevamente ``en órbita'', ya que entre los años 60 y casi hasta el 73 ``estuve un poco desaparecida'' y es clara al decir que fue la juventud quien la rescató del olvido.
``¿Qué me gustaría comunicarle a la juventud? Pues todo el afecto que siento por ellos y el agradecimiento por su admiración. Quisiera decirle también que se aferren al conocimiento; que es muy importante para su mundo del futuro... que es muy importante que respeten a sus padres y que -les suplico- no toquen las drogas pues son la maldición de estos tiempos''.
Lamenta por otra parte la proliferación de la violencia doméstica contra la mujer y en tono jocoso dice ``a todos esos malos hombres les vamos a dar candela'', en alusión a uno de sus temas. Ella explica que lleva de casada 34 años con Pedro Knight y que todo ha sido felicidad. ``Todavía me lleva el desayuno a la cama y me abre la puerta del auto, pero yo tengo que darle la corbata, la camisa, plancharle su pantaloncito... todo compensa...''
La música y los viajes cubren gran parte de su vida. ``Después de atender a Pedro no tengo tiempo para otra cosa -señala entre risitas-. Yo canto donde quiera. Y aunque he tenido la oportunidad de hacerlo en otras lenguas prefiero cantar en español. Para qué voy a hacer el disparate de cantar en una lengua como el inglés si ni la hablo bien''.
Confiesa Celia que el movimiento de la salsa sigue vigente ``porque transmite mucha alegría y eso es lo que falta en estos momentos.
Mi salsa es la que le gusta a la gente
``Yo respeto todos los estilos -indica- pero no puedo hablar de una nueva rumba. Me dicen que en Cuba están haciendo cosas muy interesantes, que en Puerto Rico hay mucho talento joven, igual en Colombia y Panamá. Pero lo chistoso es que cuando me paro en un escenario la gente no me deja ir si no canto Tu voz, Burundanga, El yerberito moderno, Ven Bernabé, Luna sobre Matanzas... Esa es mi salsa y es la que le gusta a la gente''.
Celia ha tenido muchos logros pero lo que más conserva en su ánimo es su primer disco de oro que le otorgaron en 1957 en Nueva York, la designación de doctor honoris causa de la Universidad de Yale, la estrella en el Boulevard de Hollywood -``y eso que no soy actriz''-, una estatua de cera en el Museo de Cera de Hollywood, el quedar en el libro Guiness por ser la primera cantante mujer en reunir 250 mil personas en un concierto (el de Tenerife, España) y recientemente el máximo galardón de la Fundación Nacional para las Artes, otorgado por el presidente estadunidense Bill Clinton.
``Estoy muy agradecida con Dios por todo lo que me ha dado. Y no, no he tenido tiempo de pensar en el retiro.
``Puedes decirle a todo el mundo que estoy en movimiento constante. Y que sí, seguramente moriré en un escenario. Pero cuando llegue ese momento no me lloren. Sólo piensen que por este mundo pasó una guarachera que se llamó Celia Cruz''.
-¡¿Cómo?!
-¡Celia Cruz!