CADENEROS, la nueva aduana de los antros
Con la prolifereción de nuevos bares que cubren la escena de fiesta y disfrute en la ciudad de México, ha surgido a la par una nueva clase de personajes que se encargan de la seguridad y selección del público que ingresa a ellos. A veces motivados por sus preferencias estéticas o de clase social o por las simpatías de los dueños con sus nuevos amigos y clientes, los ahora llamados cadeneros, son la aduana que rechaza o acepta a la banda que entra a los bares de moda.
A partir de esta edición recorreremos estos bares y en voz de los clientes, nosotros y sus cadeneros, ofrecemos la siguiente información. Primero el Centro Histórico. La Malinche.
(República de El Salvador 52)
Zuleika Déciga Ť Entrar a La Malinche, una disco de moda ubicada en el Centro Histórico, no es nada fácil. Los cadeneros, autodenominados gerentes de entrada, aplican a todo el que se acerca una sola pregunta:
-¿Cuántos vienen?
-Somos cuatro.
Y con base en su amplísimo criterio deciden si esos cuatro pueden entrar a divertirse. Primero los ven, se cuchichean y entre risitas y desdenes quitan la cadena o voltean y le preguntan a otro ¿Cuántos vienen?
En ese inter me acerco a uno de ellos.
-¡Hola!, quisiera hablar con el gerente para una entrevista.
-Yo soy el gerente del lugar. ¿Traes alguna identificación?
-No.
-¿De qué periódico eres?
-De La Jornada.
-Odio ese periódico.
-¿Por qué?
-Porque nunca te dicen la verdad. ¡Todos son iguales!
-¿Por qué lo crees así?
-Porque siempre ponen lo que ustedes quieren y no la verdad. ¿Dónde quieres la entrevista adentro o aquí afuera?
-Para mí es igual. ¿Me das tu nombre?
-¿El verdadero?
-¿Qué, tienes muchos nombres?
-Yves Sclark -deletreó rápidamente.
-¿Cuál es el criterio de los cadeneros para dejar entrar a las personas?
-No somos cadeneros, eso lo han inventado los periódicos, somos gerentes de puerta.
-Platícame un poco de los criterios de selección para entrar a La Malinche
-Sabes qué, apaga tu grabadora. Yo te aconsejaría que todo lo que te voy a decir te lo grabes en tu cabecita.
-Está bien -no la apagué pero el zonzo ni se dio cuenta.
Cuando pensó que ya la había apagado prosiguió su relato.
-Si viene un taxi vacío, le hago la parada y el chofer se me queda viendo y no me sube. Eso ¿cómo se llama? ¿Por qué eso no lo ponen en los periódicos? Eso es elitismo ¿no? Porque están escogiendo a su clientela. Con esto te contesto a la pregunta de cómo está la situación aquí en La Malinche.
Hace una pequeña pausa y prosigue.
-La Profeco dice que somos elitistas y los taxistas ¿qué?
En ese instante un muchacho comienza a decirle algo sobre una tarjeta. Lalo comienza a discutir y de repente con un grito le dice al divo más nombrado de la noche: ``¡Pepe, quítamelo!''.
Trata de recordar lo que estaba diciendo pero hay otra interrupción. Una chavita que sin pena alguna dice:
-Somos dos...
-El cadenero entrevistado grita furibundo: ``¡Pepe ven, Pepe! Atiende el changarro''.
Prosigue.
-Aquí todo todos te tratan de lo peor. Si estás en la puerta de un lugar son tus mejores amigos y la misma gente que viene a estos lugares es la que te hace. Yo no soy racista, es más admiro a los negros.
-¿Cuáles son las artimañas más usadas que la gente utiliza para poder ingresar?
-La gente que trabaja en el gobierno es la más prepotente. Te dicen: ``yo soy de Gobernación'' y son las secretarias. Y bueno, eso qué. No porque trabajes para el gobierno vas a pasar luego. Este es un lugar público donde no es necesario presentar credenciales para pasar. Una vez una persona se pasó por debajo de la cadena, y esto es prepotencia. En ocasiones viene gente que estando en sus cinco sentidos saca armas, se pone muy pesada y nos dice: Si no me dejas pasar te mueres.
-¿Tu crees que la gente hace el elitismo?
-Aquí viene mucha gente y todos quieren pasar al mismo tiempo. Si no hubiera cadenas, todos pasarían al mismo tiempo y no serían atendidos como es debido. Ahora, puedes ver una pareja con una güerita muy guapa, no por eso los voy a dejar pasar. Si te das una vuelta adentro del lugar puedes ver la cantidad de morenos que hay. No es elitismo ni nada de eso, sino la percha.
-¿Mucha gente está de acuerdo con este tipo de medidas, qué opinas al respecto?
-No me lo preguntes a mí, pregúntaselo a Roberto Campa Cifrián, el jefe de la Profeco o a Fernando Lerdo de Tejada que antes estaba en ese puesto. A mí me gustaría preguntarles con base en qué levantan infracciones y a dónde va a parar todo ese dinero.
En ese momento mira la grabadora, ve el foquito rojo y dice:
-¿Está grabando verdad? ¿Cuánto por el casete?
-No, no está en venta.
Me insistió, pero no consiguió nada.
Con gesto adusto remató la entrevista:
-Bueno, si aparece lo que dije publicado en el periódico tendré que negarlo todo.