La Jornada 7 de marzo de 1998

Plena autonomía al banco central, anuncia

Rosa Elvira Vargas, enviada, Acapulco, Gro., 6 de marzo Ť El gobierno de la República no dudará en realizar ajustes adicionales en el Presupuesto de Egresos de la Federación de 1998 ``si así lo dictan las condiciones'' financieras internacionales o si continúa la caída de los precios del petróleo, pues la disciplina fiscal es ``sustento esencial'' del crecimiento económico, aseguró ante los banqueros de México el presidente Ernesto Zedillo.

En la apertura de la sexagésima primera Convención Nacional Bancaria, el Ejecutivo anunció también el envío de una iniciativa al Congreso de la Unión para otorgar plena independencia al Banco de México en el manejo de la política cambiaria del país.

Ofreció también un ``trabajo intenso'' de su administración para evitar ``con toda certeza'' las crisis económicas recurrentes de cada fin de sexenio y dijo que el insuficiente ahorro interno es el principal obstáculo para lograr un crecimiento permanente.

Una vez más se refirió al rescate de la banca que emprendió el gobierno en 1995; aceptó que esta medida tuvo un costo fiscal y político elevado, pero destacó que así se evitó una recesión más profunda y prolongada y aseguró que su administración no se quedará ``en la superación de dificultades coyunturales''.

El mandatario expuso que la lección de las crisis en Asia es la necesidad de fortalecer y regular en forma adecuada el sistema financiero. Dijo que ante la cercanía de la conclusión del saneamiento de los bancos es indispensable reforzar los mecanismos para regularlos y supervisarlos y evitar así ``el resurgimiento de crisis como la de 1995''.

Esa regulación, continuó, debe permitir hacer frente a la volatilidad cada vez más frecuente en los mercados financieros; así, los bancos podrán cumplir con mayor eficacia sus labores de intermediación, dispondrán de los incentivos necesarios para mantener su solidez y participarán con más dinamismo en el desarrollo nacional.

Asimismo, insistió el mandatario, con tales esquemas las instituciones dispondrán de una base de capital más sólida, mayor certidumbre sobre el valor de sus activos y para la recuperación de créditos y harán menos onerosa para los usuarios la operación bancaria, al tiempo que la protección obligatoria de los depósitos favorecerá exclusivamente a los pequeños y medianos ahorradores.

En síntesis, expuso, se requiere fortalecer el marco regulatorio de la banca para que ésta asuma plenamente las responsabilidades propias de sus actividades y propicie un sistema de distribución de riesgos más equilibrado entre ahorradores, deudores, banqueros y el gobierno.

Según Zedillo, un sistema financiero sólido y confiable y una tasa creciente de ahorro interno son condiciones indispensables para un crecimiento firme y duradero, pero por sí solas son insuficientes, pues mantener finanzas públicas sanas y disciplina monetaria ``es imprescindible''.

El Ejecutivo intervino después del gobernador del Banco de México, Guillermo Ortiz; del secretario de Hacienda, José Angel Gurría, y del presidente saliente de la Asociación de Banqueros de México, Antonio del Valle, a quien el Presidente elogió por su ``gran sentido de responsabilidad y clara visión de futuro''.

De entrada, Zedillo dijo a los banqueros que lograr un crecimiento sostenido demandará en éste y en los próximos años acrecentar en forma significativa el acervo de capital físico a través de un intenso proceso de inversión. De esta manera, reiteró, sólo podrá recurrirse al ahorro externo como complemento ``de nuestros propios recursos''.

Zedillo insistió en uno de los temas recurrentes de sus discursos: el ahorro interno. Para destacar su importancia citó el ejemplo de los países asiáticos, que, auguró, podrán salir de sus actuales problemas gracias a las ``elevadas tasas de ahorro interno que habían consolidado hace ya algunos años''.

Recordó que ese tipo de ahorro representó el año pasado 21 por ciento del producto nacional y anunció que el gobierno mantendrá sus acciones en ese sentido a través del control de su gasto, de la eficacia en el uso de los recursos públicos y la mayor eficiencia en la recaudación tributaria.

Con la intención de despejar las suspicacias derivadas de la intervención gubernamental en la banca a raíz de la crisis de 1995, Zedillo insistió en que era preferible asumir un costo político antes que permitir que el pueblo mexicano pagase un costo social más alto por la profunda depresión de varios años que habría causado el colapso del sistema financiero.

Rechazó que el único fin del programa del rescate bancario fuese salvar ``a unos banqueros ricos''. Se procedió no para salvar el capital de los accionistas, sino para proteger a los ahorradores y apoyar a los deudores y, sobre todo, para evitar el colapso del aparato productivo, sostuvo.

No obstante, Zedillo admitió: ``Siempre será lamentable que los recursos que se destinan al saneamiento financiero no los podamos utilizar para atender con mayor celeridad y eficacia las muchas necesidades sociales del país''.

Más adelante reiteró que continuará el combate a la inflación y confió en que el Banco de México cumpla su mandato de procurar la estabilidad de precios mediante una política monetaria rigurosa.

Por último, llamó a sostener el esfuerzo colectivo y ratificó que mantiene su convocatoria para diseñar una política económica de Estado.