Raúl Velasco... ¿Aún hay más?
Arturo García Hernández Ť El 14 de diciembre de 1969 Raúl Velasco condujo la primera transmisión de Siempre en domingo, por el Canal 4 de Telesistema Mexicano, hoy Televisa. Empezó como un programa en el que se alternaban reportajes periodísticos sobre temas diversos con números musicales. A las pocas semanas -según cuenta en el libro Mi rostro oculto (Diana, 1989)- ``el éxito era tan grande que decidieron darle la cobertura nacional del Canal 2''. Así nació uno de los símbolos por antonomasia de la televisora de la familia Azcárraga.
Hoy, 28 años después, Velasco se retira ``temporalmente'' por motivos de salud y Siempre en domingo desaparece, pero deja una herencia cuestionable por su contribución al empobrecimiento de la música popular mexicana y por su impacto en el deterioro del gusto del público (al que también contribuyen otros factores). Excluidas las siempre honrosas excepciones, Siempre en domingo crea (o descubre), masifica y hace predominar en la industria mexicana e incluso latinoamericana del disco parámetros estéticos y temáticos chabacanos, reiterativos, elementales, anodinos, autocomplacientes. Al mismo tiempo excluye o ignora casi por completo otras expresiones y tendencias que, por lo menos, contribuían a diversificar y pluralizar la oferta.
Ahí la simpleza musical llegó a su mínima expresión y la riqueza lírica, el tino descriptivo de situaciones y emociones que antaño distinguieron a la canción popular mexicana, se trocó en balbuceos o en repeticiones cansinas. El analfabetismo funcional pareció ser la escuela común entre los autores de los éxitos de moda, consagrados en la voz de cantantes que escondían sus deficiencias interpretativas atrás de coreografías aeróbicas y del playback. Es notoria la dramática reducción en el vocabulario utilizado por los compositores, sobre todo de baladas y canciones gruperas, así como sus limitaciones en el manejo del lenguaje. No es que se exija alta poesía musicalizada con pomposas orquestaciones. Pero sí un mínimo de calidad y de imaginación.
A lo largo de estas casi tres décadas al frente de Siempre en domingo, Raúl Velasco fue no sólo el todopoderoso zar del espectáculo en México (su padrinazgo, signado con una patadita en las nalgas ante las cámaras de televisión, llegó a ser imprescindible para todo el que quisiera hacerse un lugar en el medio), sino que se convirtió en guardian de la virginidad política y moral de la sociedad. En sus transmisiones denostaba, pontificaba, regañaba, condescendía, con argumentos que se pretendían filosofía humanista y que a los ojos de sus críticos se conviertieron en monumentos verbales a la estulticia y la ignorancia.
Pero Velasco nunca se arredró ante sus detractores, ante los cuales su mejor argumento era el cariño del público: ``A mí -dijo una vez- me reelige el pueblo cada ocho días. El día que deje de tener esos votos me retiro de la televisión''. Interrogado al respecto en una entrevista con Ana María González (La Jornada, septiembre de 1986), se refirió a las críticas que le hacía Carlos Monsiváis: ``¿Por qué me critica Carlos Monsiváis?, bueno, porque el pueblo debe tener un mejor modelo que Raúl Velasco. Y yo correspondo a la realidad del México actual. ¡Qué bueno que el modelo fuera Octavio Paz!, por ejemplo, o Carlos Monsiváis, eso querría decir que nuestra cultura está muy avanzada, que no habría hambre, que seríamos un país cultísimo, como China o Japón. Pero no para que no me critique Monsiváis voy a hablar como él en la televisión, ni me voy a poner a estudiar todos los libros, ni me voy a poner a hablarle así a la gente: `Fíjense que McLuhan'. `¿Qué?', me dirán, `¿Mac qué?'... Pues no checa, ¿verdad?''
Años más tarde, al aludir el punto en Mi rostro oculto, se cuestionó y autoexoneró: ``¿Quién soy, sino un hombre común que ha sabido divertir y entretener? Mis críticos intelectuales dicen que esa actividad es superficial y enajenante. Comienzo a creerlo yo mismo y por eso me seduce la idea de descorrer los velos del futuro en una camino diferente. Pero si lo que hago es tan intrascendente, ¿por qué me quiere mi pueblo?''
Se retira Raúl Velasco. Termina Siempre en domingo. ¿Aún hay más?.