Las nuevas corrientes sindicales le podrían dar la puntilla, considera Krieger
Alonso Urrutia Ť La CTM enfrenta un acelerado proceso de descomposición y su hegemonía sólo persiste por el apoyo que le otorgan el gobierno y los empresarios, sostuvieron integrantes de la Asociación Nacional de Abogados Democráticos.
Néstor de Buen advirtió que el discurso de la denominada nueva cultura laboral es una estrategia para impedir una reforma a la Ley Federal del Trabajo, que es el soporte legal de la hegemonía cetemista pues les permite controlar sindicatos, huelgas y hasta a las propias juntas de conciliación; en síntesis, dijo, todo aquello en que la CTM sustenta su poder.
``Es claro que una reforma a la legislación laboral tendría que incidir directamente en terminar con los esquemas corporativistas que le permiten a la CTM mantener el control, y entonces sí podríamos ver en poco tiempo su derrumbe'', señaló De Buen.
Por su parte, Oscar Alzaga aseveró que aun cuando su militancia dista mucho de lo que la CTM pregona -no tiene 5 millones de trabajadores, dijo, los datos más cercanos de la Secretaría del Trabajo y de la CIOSL la ubican entre un millón y un millón 500 mil-, su importancia radica en el control que ejerce en los sindicatos de industria, es decir, de los sectores fundamentales de la economía.
El proceso de renovación de la dirigencia cetemista, según la ANAD, en realidad sólo es una ``ficción de democracia'' porque se tiene el control de prácticamente todo el aparato electoral, no hay voto secreto y existen muchos filtros para controlar la designación de los miles de delegados que participan.
Por su parte, Emilio Krieger indicó que la crisis que enfrenta el sindicalismo oficial, en particular la CTM, se puede acelerar a partir de que los trabajadores tengan mayor participación. Destacó la importancia de la creación de nuevas corrientes sindicales que podrían acelerar el derrumbe de ese sindicalismo.
Alzaga y De Buen señalaron que a pesar de que en la CTM existen algunas tendencias que rompen con el discurso oficial, es claro que el proceso de sucesión no registró una división sustancial porque existen estructuras corporativas sólidas que además reciben respaldo del régimen.
En tanto que Jesús Campos Linas afirmó que en la historia del sindicalismo oficial está claro que un dirigente dura hasta que le deja de servir al régimen.