La Jornada 2 de marzo de 1998

Marcos: si cumplen las 5 condiciones, negociaríamos

Hermann Bellinghausen, enviado /I, San Cristóbal de las Casas, Chis., 1o. de marzo Ť ``Si se cumplen las cinco condiciones regresaríamos al diálogo'', afirmó el subcomandante Marcos en un video presentado esta tarde. ``Y eso que desde que se pusieron las condiciones, en 1996, han aparecido nuevas situaciones'', agregó el jefe rebelde, y ``el conflicto es todavía más grave.''

En el video, de 55 minutos, el subcomandante Marcos afirma: ``Desgraciadamente el gobierno no va a cumplir ninguna condición, ni una sola. El gobierno no está pensando que el diálogo sea la vía para resolver el conflicto''.

En respuesta a un cuestionario que le plantearon los miembros de la Comisión Civil Internacional de Observación por los Derechos Humanos, que acaba de visitar Chiapas, y a otras preguntas ``de la sociedad civil nacional e internacional'', el vocero zapatista fijó hoy la postura del EZLN ante el estancamiento de las negociaciones de paz.

Haciendo aparición por medio del Sistema Zapatista de Televisión Intergaláctica, Marcos insistió en que no hay confianza en el diálogo, y que nuevamente ``es la sociedad civil la que puede conseguir que el diálogo vuelva a tener el papel que merece''.

Con relación a la matanza de Acteal, el subcomandante Marcos insistió en la responsabilidad gubernamental: ``para nosotros, Acteal es la señal del gobierno frente al problema indígena''.

Exhibido a la prensa en las instalaciones del periódico Tiempo de San Cristóbal, el video muestra también una breve aparición del comandante Tacho, quien habla de la situación de los derechos humanos en las comunidades zapatistas.

Según el subcomandante Marcos, el gobierno mexicano está decidido a ``la liquidación del EZLN''; ``en el mejor de los casos, está pensando en aniquilar a la dirigencia de tal forma que pueda negociar con un cuerpo sin cabeza''.

En repetidas ocasiones, Marcos expresa preocupación respecto a la viabilidad del diálogo.

En otro momento de la filmación, Marcos afirma: ``La creación de municipios autónomos es la forma en que las comunidades indígenas cumplen y aplican los acuerdos de San Andrés'', que ``reconocen la capacidad de los pueblos indígenas para gobernarse según sus formas internas.

``Si se cumplen las cinco condiciones regresaríamos al diálogo. Y eso que desde que se pusieron las cinco condiciones han aparecido nuevas situaciones, el conflicto es todavía más grave, pero el EZLN no ha agregado más condiciones a las cinco que puso en 1996, desde que el diálogo con el gobierno quedó suspendido.

``Si el gobierno acepta la iniciativa de la Cocopa, si hace una propuesta seria de democracia, si deja de perseguir y hostigar a las comunidades indígenas, si le da capacidad de decisión, seriedad y respeto a su comisionado, si libera a los zapatistas presos; si pasa todo eso, entonces sí estaríamos dispuestos a regresar a la mesa del diálogo''.

A continuación se transcribe el texto completo del mensaje del subcomandante Marcos, con preguntas y respuestas.

Mensaje en video

El subcomandante Marcos responde a las preguntas de la sociedad civil nacional e internacional.

Van a disculpar la florecita pero no sé cuántas tomas llevamos y no jala, pues, y ya está gacha. Queremos agradecer al Sistema Zapatista de Televisión Intergaláctica la oportunidad que nos da para dirigirnos a ustedes y resolver algunas preguntas que hay en la opinión pública nacional e internacional, y también en la Comisión Internacional Civil por los Derechos Humanos.

--¿Cómo valora el EZLN la situación del conflicto tras la matanza de Acteal?

--Vemos que previo a la matanza de Ac- teal el gobierno diseñó una estrategia para desplazar el conflicto en Chiapas hacia un conflicto entre comunidades y entre etnias. Ese fue el sentido de armar a los grupos paramilitares de modo que la guerra se desplazara a un enfrentamiento entre indígenas armados: los del EZLN y los paramilitares del PRI y del gobierno.

En el momento en que se presenta Acteal se le identifica como lo que es, como un crimen de Estado. La estrategia gubernamental queda exhibida, empieza a ser evidente que el gobierno tiene las manos manchadas de sangre con los asesinatos de Acteal, y esto se hace público, como declaró la Secretaría de Relaciones Exteriores, ``desgraciadamente por Internet y televisión se supo rápidamente lo de Acteal, antes de que el gobierno pudiera dar su propia versión. La estrategia gubernamental siguió su rumbo, como un guión, como un papel aprendido de memoria, para obtener en la opinión pública y al interior del poder la legitimidad y el visto bueno para proceder a la liquidación del EZLN.

Cuando el gobierno habla de aniquilar al EZLN está pensando, en el mejor de los casos, en aniquilar a la dirigencia del EZLN, de tal forma que pueda negociar con un cuerpo sin cabeza. Pensamos que a partir de la matanza de Acteal se ha hecho más evidente esta estrategia de comenzar a golpear alrededor de lo que es el EZLN y lo que es la dirigencia para aislar a los dirigentes zapatistas y a los zapatistas, de tal modo que cuando venga el golpe no haya ningún apoyo ni testigo incómodo para esta acción.

Así hay que entender esta campaña de xenofobia en contra de los extranjeros, los golpes a la prensa honesta, los golpes a los dirigentes sociales, el mismo hostigamiento a las comunidades indígenas, el alentar las divisiones que hay en otras organizaciones sociales, el ``filtrar'' rumores sobre supuestas divisiones o desacuerdos al interior del EZLN.

Por el lado del gobierno vemos que Acteal no modifica su estrategia fundamental, que se dirige al aniquilamiento de la dirigencia del EZLN, sin resolver el problema indígena. Al mismo tiempo, vemos que la sangre indígena de nuestros hermanos de Acteal también significó una fuerte sacudida para la conciencia nacional e internacional. Y llamó la atención sobre dos hechos fundamentales, uno el fracaso de dejar que el tiempo resolviera el problema. Y dos, en el fundamento de la estrategia gubernamental está el etnocidio, la aniquilación de los indígenas de este país.

Para nosotros Acteal es la señal del gobierno frente al problema indígena. Pero este golpe, esta bofetada para la opinión pública nacional e internacional que significó la matanza de Acteal, produjo una gran movilización, una nueva presión para que otra vez se metieran al debate público el conflicto en Chiapas, la cuestión indígena y toda la disparidad entre un modelo económico y social neoliberal y los pueblos fundadores de esta nación: los pueblos indios.

Ya se demostró, tras las continuas referencias del EZLN respecto a que el gobierno no tenía voluntad y estaba buscando tiempo y pretexto para aplicar la solución militar al conflicto, que teníamos razón, y de alguna u otra forma Acteal reacomodó a los actores, puso a todos de un lado o del otro, la Conai, el Congreso de la Unión, los partidos políticos. Y volvió a señalar a todos ellos, incluyendo al EZLN y al gobierno federal, la existencia de un actor fundamental, que a partir de Acteal ha tenido un papel más protagónico, ¡enhorabuena!, la sociedad civil nacional e internacional.

Las posibilidades de que lo de Acteal no se repita, la esperanza de que los pueblos indios puedan recuperar lo que en derecho les pertenece, que la paz pueda ser un futuro para los pueblos indígenas de México y en un mundo mejor, tienen mayores probabilidades ahora con la presión civil.

Esta pregunta permite ver la importancia del interlocutor al que nos estamos dirigiendo por el Sistema Zapatista de Televisión Intergaláctica: es la sociedad civil, a través de sus comités, de sus organizaciones sociales, políticas, no gubernamentales, y también el ciudadano que no tiene organización pero que está interesado en participar, porque cuando pasan estas cosas no puede permanecer impávido.

Estoy siendo muy esquemático, pero eso es lo que vemos en la situación actual. Hemos tratado de sacar textos y comunicados donde hacemos un análisis más detallado, pero el resumen sería éste.

--¿Confían ustedes que se hará justicia con las víctimas de Acteal y con los otros asesinatos políticos en Chiapas?

--No confiamos, como lo hemos respondido en otros escritos. Y no confiamos porque quienes están decidiendo la responsabilidad y la culpabilidad en la matanza de Acteal son los mismos que asesinaron indígenas.

En este caso, son escandalosas las declaraciones que ha venido haciendo la PGR, que primero quiso presentar la masacre de Ac- teal como un enfrentamiento, un choque armado, siendo que las víctimas no estaban armadas, luego como un conflicto entre comunidades, y luego como un conflicto entre familias...

De una u otra forma se ha ido revelando lo que nosotros ya revelamos en los primeros días, que había responsabilidad directa, no por omisión sino por comisión de delitos, de parte de la Seguridad Pública del estado, y por implicaciones de complicidad en la Secretaría de Gobernación y la Presidencia de la República. Comandantes de la Seguridad Pública están implicados en armar, entrenar y proteger a los grupos paramilitares. Por eso van a presentar uno, dos, tres chivos expiatorios y decir ``ya se solucionó el problema'', y finalmente la verdad sobre Acteal no la vamos a conocer mientras las personas que dieron la orden siguen en el gobierno. Habrá que esperar otros cien años para saber qué pasó ahí.

Sigue el problema de los paramilitares. Con base en esta serie de mentiras que difundió la PGR nos preguntan si es el conflicto de Chiapas un conflicto intercomunitario, interétnico o religioso.

Intercomunitario es si es de una comunidad contra otra, interétnico de una etnia contra otra. No es ni una cosa ni la otra y tampoco tiene que ver con conflictos religiosos. Así es como se lo quiere presentar. Y disfrazar, con la pretensión de desplazar un problema que tiene raíces políticas y sociales, relacionadas con la forma en que la nación mexicana se ha relacionado con los pueblos indígenas durante todos estos años, y tiene que ver también con la rebelión, con el ¡Ya basta! de los pueblos indígenas sobre esta situación. Sin embargo, el gobierno no asume el costo político y social de reconocerlo, lo cual ayudaría porque una forma de resolver el problema es reconocer que hay una guerra en el sureste mexicano, que es una guerra entre la memoria de los pueblos indios y el olvido del gobierno.

Las supuestas pugnas entre comunidades en realidad se deben a grupos paramilitares armados por el gobierno que se enfrentan a bases de apoyo zapatistas o simpatizantes zapatistas sin uniforme militar. En ese sentido, no hay un enfrentamiento entre dos ejércitos, según la Convención de Ginebra, sino un conflicto entre sí mismos. Eso le permite al gobierno salirse de la lógica de ser parte del conflicto y aparecer como mediador. En el caso de este argumento de un conflicto interétnico, el viejo clasismo de la clase gobernante, según el cual los indígenas son bárbaros, perversos y lo único que están pensando es hacerse daño entre sí. Sin embargo, los que conocen de cerca las comunidades indígenas (y la mayoría de ustedes ha tenido contacto con las comunidades) saben que los problemas fundamentales de los indígenas de México no derivan de sus diferencias o problemas con otros grupos de indígenas, sino los que se refieren a la modernización, la globalización, a la gran injusticia social que padecen.

En el caso del conflicto de Chiapas se maneja los problemas religiosos, así para tratar de implicar a la Iglesia en el patrocinio del alzamiento zapatista. Es un argumento que empezó hace 4 años y se repite cada año en diferente intensidad, pero en los hechos ha sido completamente desvalorizado. No es esto lo que está ocurriendo en Chiapas; en Chiapas hay una guerra que, en el caso del gobierno mexicano, concentra muchas fuerzas internacionales, pues está recibiendo ayuda de otros países. Por otro lado están los pueblos indios con lo único que tienen, que es con su memoria.

--¿La actividad de las guardias blancas o paramilitares es una forma de frenar la expansión del zapatismo?

--Sí, decimos nosotros, además de combatirla. Una de las facetas que tiene esta guerra que lleva a cabo el gobierno contra los pueblos indios, además de cercarlos con el Ejército federal, además de perseguirlos con la policía, es crear y armar dentro de las propias comunidades (a veces directamente con patrocinio del gobierno, a veces a través de municipios o caciques locales) grupos armados que se enfrenten con aquellos que son opositores al gobierno. No sólo al zapatismo sino a otros grupos políticos que son opositores al gobierno. No sólo al zapatismo sino a otros grupos políticos que son opositores. Es la forma de contenerlos, pero también de combatirlos y aniquilarlos.

--¿Han respondido ustedes militarmente las agresiones de los paramilitares, seguridad pública y del Ejército federal a sus bases de apoyo?

--No, no lo hemos hecho. Por un acuerdo de las comunidades, hemos optado por la resistencia y la denuncia. No queremos caer en la trampa, en el caso de las agresiones paramilitares, de una guerra entre campesinos, entre indígenas, aunque sea disfrazado de una manera o de otra. En relación con seguridad pública y el Ejército federal, nos mantenemos todavía dentro del mandato que recibimos de la sociedad civil de seguir en la vía del diálogo para resolver el conflicto. Por eso no hemos respondido militarmente a esas agresiones, sino que hemos tratado de evitarlas lo más posible, no caer en provocaciones, buscar otros caminos para evitar que se produzcan y para castigar a los que sean culpables.

--¿En qué consiste la labor social del Ejército federal en Chiapas?

--La labor social es la que asigna cualquier manual de contrainsurgencia del ejército norteamericano para combatir a una oposición armada. Trata de comprar a los pobladores civiles a través de ayuda social, ayuda económica, de medicinas, de atención médica y al mismo tiempo, comprar información o meterse al interior de las comunidades para obtener información sobre la ubicación de grupos opositores, estructura de mando, tipo de armamento. De forma paralela, está con los grupos paramilitares para darles equipos, medicinas, y entrenamiento para enfrentar a las comunidades.

La llamada labor social del Ejército federal en Chiapas es una labor militar en una fase no armada.