DobleJornada, 2 de marzo de 1998


¿ES NEUTRA LA VISION DE LA CIENCIA?


LA MENSTRUACION NO ES COMO LA PINTAN


Carolina Velásquez


¿Qué fue lo que te interesó de los artículos publicados por DobleJornada?

--Yo no soy una especialista del tema, sin embargo me encontré con la menstruación a partir de cursar un doctorado en Antropología y estudiar cómo la maternidad es asignada más allá de lo cultural. Me parece que la forma como está presentada la menstruación en los artículos de DobleJornada es apenas la visión de la ciencia. En esta interpretación del cuerpo femenino pareciera que hay una lectura muy objetiva y científica, que sirve, sí, pero es parcial. El problema es que a través de esta mirada, la unidad cuerpo-mujer se lee como universal. Pareciera que las mujeres en todas las culturas menstruan cada determinado tiempo (26 ó 28 días), durante los mismos periodos de edad, y que sus condiciones son iguales, cuando en infinidad de pueblos no es así.

``Está bien decir que sobre la menstruación hay muchas supersticiones, mitos y tabúes, sobre todo con un sesgo muy misógino, patriarcal, como una forma de justificar la subordinación de las mujeres. No obstante, en el discurso científico esto es como muy oculto; la ciencia aparece neutra, como si no tuviera nada que ver con el patriarcado. Si te pones a leer lo que dicen acerca de los cuerpos, te asombrarás de la cantidad de afirmaciones que vienen a sustituir la función de los mitos.

``Tal vez es cierto que hoy la menstruación no se considera como un castigo de Dios o como un poder maléfico, contaminante de los cuerpos femeninos o, como se creía antes del siglo XVIII, cuando se pensaba que el cuerpo del hombre y de la mujer eran idénticos. En ese entonces se concebían como un solo cuerpo y la única diferencia era que los genitales de las mujeres estaban hacia dentro y los de los hombres hacia afuera. En el siglo XVIII hubo avances: se hicieron dos cuerpos y se empezó a descubrir una serie de diferencias, pero esto no quiere decir que la ciencia diera una lectura cultural''.

Hablemos de cotos de poder

--¿Cuál es el límite de esta visión científica? ¿El problema es que olvida la historia de las mujeres, o es el ángulo en el que se coloca para mirar nuestros cuerpos?

--Por un lado, es una realidad que la ciencia surge como un coto de poder de los hombres. Recuerda, Carolina, cómo en Occidente hubo un gran revuelo en contra del poder de las brujas; aquellas mujeres que atendían los cuerpos de las mujeres fueron arrancadas de su espacio, y los médicos fueron legitimados como los únicos capaces para explicarnos y cuidarnos.

La visión de la ciencia --añade-- no toma en cuenta la forma como vivimos las mujeres en las distintas culturas, el medio ambiente, las relaciones que establecemos con el todo, el modo de vivir. Veamos ejemplos: ``Mientras en algunos pueblos se les concibe sucias y peligrosas cuando menstruan y, por tanto, se les aisla; en otros, que no son tan misóginos, como en Alaska, esos días son considerados de creatividad. En Africa el asunto es otro: como las mujeres se dedican al pastoreo y caminan tanto, guardan muy poca grasa y realizan mucha actividad, se acorta su periodo reproductivo; así, empiezan a menstruar a los 18 años y terminan a los treinta y tantos años. Esto nos habla de cómo lo cultural influye para que los cuerpos respondan de modo diferente. Porque, además, estas mujeres tienen un hijo y lo amamantan hasta los tres o cuatro años, lo cual les sirve como método anticonceptivo también, y realmente menstruan pocas veces en su vida.

El cuerpo como máquina

Occidente --continúa la antropóloga feminista-- en el siglo XVIII tuvo una Revolución. Y es a partir del surgimiento del capitalismo que el cuerpo en general, no sólo el de las mujeres, se ve como una máquina. Aquí hay una discusión política. A partir de entonces se nos excluyó como ciudadanas y durante muchos años se nos negó esta condición. ¿Cómo legitimaron eso?, diciendo que el cuerpo de las mujeres era exclusivamente para tener hijos y, por tanto, teníamos que quedarnos en el espacio de lo privado, la casa. Los médicos también hicieron suyo ese discurso.

``Lo anterior refleja cómo la concepción del cuerpo habla de la forma como está organizada la sociedad. El cuerpo, se dice, es una máquina, ¿y dónde está el centro rector?: en el cerebro, es decir, igual como el Estado es el centro rector de la sociedad. El hipotálamo da la orden a los ovarios y los órganos sexuales. Todo mundo se organiza como una orquesta que funciona perfectamente a través de las instrucciones que le envía su director. En esta concepción capitalista de que el cuerpo es para producir, ¿qué sucede cuando no lo hace? Entra el pánico, porque es como si hicieras una huelga. Cuando la mujer menstrua, la lectura que se hace es que `la producción falló', porque nuestros cuerpos, se dice, están hechos para hacer hijos, y punto''.

- ¿Cuál es la consecuencia de que hablemos de la menstruación sólo con la visión de la ciencia?

- A mí lo que me saltó con tus artículos sobre el tema fue la indignación, por la ceguera frente al poder del lenguaje, sobre todo tratándose de nuestros cuerpos. ¿Qué sucede, entonces, con las mujeres que no tienen una relación heterosexual? Lo más tremendo es que durante los días de la menstruación, o los previos a ellos, la ciencia nos patologiza. ¿Qué es lo que dice?: las mujeres, por sus cuerpos, son inestables; ni ellas mismas saben lo que les pasa. No hay que olvidar que la histeria se trabajó, a finales de siglo, nada más como una enfermedad para las mujeres''.

Si vas al médico para que te atiendan --remata Yanina--, lo más probable es que te pongan hormonas o te den tranquilizantes, porque en `esos días' no funcionamos. ``Nos estamos poniendo en bandeja de plata para que los médicos sigan experimentando sobre nuestros cuerpos, cuando yo creo que la visión del feminismo es justamente la de ser dueñas de nuestros cuerpos y de nuestras vidas, pero no nada más para hacer el amor, sino para nuestra salud y nuestra integridad''.

No concluimos aquí la reflexión sobre el complejo concepto de menstruación. Falta conocer la manera de pensar de otros lectores y lectoras, quienes quedan invitadas(os) a dar sus puntos de vista y a continuar esta plática en las páginas de DobleJornada.