Luego del fracaso de 1996, ante la resistencia de las organizaciones sociales, el Grupo Inmobiliario Santa Cecilia SA de CV promueve un nuevo proyecto de ``desarrollo'' inmobiliario para Santa Cecilia Tepetlapa, Xochimilco. El actual tiene variaciones significativas en relación con el primero. Ahora incluye, como primera etapa, las 264 hectáreas del proyecto anterior, y dos etapas más hasta llegar a un total de 740 hectáreas.
En sus componentes, el actual proyecto es más ambicioso: cuatro hoteles de cinco estrellas para mil cuartos; centro de congresos para mil 500 congresistas; un club hípico; un club de equitación con lienzo charro; un museo de costumbres regionales; jardines internacionales de exposición; dos lagos artificiales; dos campos de golf de 18 hoyos cada uno; dos mil lotes residenciales de mil metros cuadrados cada uno y dos clubes deportivos para residentes; lotes comerciales, y un vivero.
``Socialmente'', este exclusivo y elitista proyecto es justificado con la creación de tres mil 500 empleos durante la construcción y 18 mil permanentes, pero no se aclara de qué tipo ni sus niveles de ingreso; una ``derrama'' económica anual de 8 millones de dólares en la construcción y 50 millones posteriormente, cuyos beneficiarios no especifica; y un flujo anula de turistas que crecería de 40 mil a 450 mil.
Estamos frente a un megaproyecto urbano, una megainversión inmobiliaria de amplio vuelo, aceptable sólo en un esquema de rentabilidad privada que no mida sus implicaciones urbanas, costos sociales y ambientales. Es nuestra obligación, como investigadores y ciudadanos, analizar estos aspectos que poco preocupan a los inversionistas.
No cabe duda que el proyecto generará fuertes tendencias urbanizadoras hacia esta zona rural, impulsando el crecimiento extensivo de la ciudad que es, en cualquier análisis, nocivo para el equilibrio urbano y ambiental. Los flujos de vehículos privados se intensificaron, saturando la vialidad regional y elevando los índices de contaminación atmosférica. Aumentará la masa de desechos líquidos y sólidos producida, no reciclable localmente, que se verterán al drenaje local, saturándolo, o se depositarán en tiraderos en algún lugar de la periferia urbana. Este grave impacto sobre los servicios regionales tendrá que ser cubierto por el gobierno y todos los contribuyentes de la ciudad, aunque la empresa pague los costos directos e inmediatos del proyecto.
Así, el personal no viene de fuera, los campesinos desalojados se transformarán en asalariados de la construcción y los servicios, que son los peor pagados de la escala laboral. La zona será ocupada por residentes y turistas de altos ingresos, mientras los sectores populares actualmente residentes tendrán que desplazarse hacia áreas periféricas más lejanas, y si logran empleo en el complejo turístico deberán transportarse, aumentando la necesidad de transporte público. La cultura local, de vivencia e identidad cotidiana, pasará a ser objeto de consumo turístico desnaturalizado. Será un cambio social profundo, elitizante y contradictorio. La justificación del rescate ecológico es muy curiosa: se explica la urbanización por la mala calidad de la tierra y la falta de agua para la agricultura; pero se sustenta la viabilidad del proyecto en la construcción de campos de golf, áreas verdes y arboladas, viveros y jardines, ¡que requieren tierra fértil y mucha agua!
Es evidente la urgencia de rescatar la zona, pero hay otras alternativas más racionales y válidas desde el punto de vista urbano, ecológico y social: realizar rescates sociales y ecológicos con proyectos campesinos de desarrollo agropecuario ambientalmente sustentable, rentables, con capacitación de los productores locales, tecnología sustentable y de alta productividad, competitivos nacional e internacionalmente y con sistemas modernos de comercialización, que eleven el ingreso de los campesinos y frenen la urbanización. Es decir, rescate social productivo y no elitista especulativo.
Solamente así podremos detener o regular la insostenible y no sustentable pavimentación del Valle de México y sus montañas aledañas.