La Jornada 20 de febrero de 1998

Las manifestaciones de violencia se pueden dar en cualquier estrato: especialista

José Galán Ť El alumno de secundaria que encabezó a tres de sus amigos en la agresión a su ex novia y compañera de salón, a la que dieron de machetazos para luego dejarla semienterrada en una mina de arena, presenta ``un grave trastorno social de la personalidad'', afirmó Giuseppe Amara, reconocido siquiatra de artistas y diversas personalidades.

El especialista dijo que estos trastornos se reflejan en la actitud despectiva, cínica de JJR ``y en una enorme demostración de la falta de culpa y la indiferencia ante el dolor del otro''. Consideró que el acto de violencia contra la jovencita ``no tiene nada qué ver con el entorno socio-económico, porque puede darse en cualquier estrato social''. Puede responder más bien ``a cuestiones de carácter genético, hereditario''.

Advirtió que este análisis, desde un punto de vista clínico, ``radica en una primera y apresurada lectura del caso, que es muy alarmante y grave y no se debe de minimizar. ``La forma en que habla este joven, despectivo, con cinismo, demuestra su indiferencia por el dolor del otro. Existe aquí una falta de culpa, de resonancia emocional. Realmente le importa poco lo que le haya hecho a su ex novia'', añadió.

En conversación telefónica, consideró algunos detalles de este caso: ``después de hacerle todo lo que le hicieron y de semienterrarla, escucharlos decir `se nos hizo fácil y luego nos fuimos a una fiesta' enciende todas las señales de alarma''.

Para el doctor Amara se puede argüir como atenuante el ambiente de pobreza y de carencias, de promiscuidad y de delincuencia que rodea la vida cotidiana de estos jóvenes, ``pero yo pienso que nada tiene qué ver su entorno socio-económico, sino que hay una relación genética en ese tipo de comportamiento''.

Reveló que estudios psicosociales han arrojado resultados `estremecedores: ``entre 6 y 12 por ciento de los jóvenes de esa edad heredan esta predisposición a la violencia y la indiferencia del dolor ajeno.

``Es un ejemplo grave de lo que está ocurriendo no sólo en Iztapalapa, sino en lugares ricos, medianos y pobres de todo el país: un ex novio conjura a sus amigos para violar y ultimar a su ex novia. Sin remordimientos. Sin culpa. Cuidado''.

Es más, continuó, del 3 al 6 por ciento de los jóvenes de esa edad, y sin importar de nueva cuenta su estatus socio-económico, se llega a dar una conducta antisocial que, carente de los sentimientos que dan coherencia a la sociedad, llega a ser verdaderamente grave''.

Por ello, finalizó, es necesario que padres de familia, médicos y autoridades determinen desde la más tierna infancia los síntomas que llevarán a esos seres humanos hacia una actitud de franco desinterés sobre los sentimientos de otras personas.

``Detectar a tiempo estas actitudes puede dar lugar a un proceso de recomposición que más tarde resulta inútil. Es necesario que todos los sectores de la sociedad pongan una mayor atención a este problema''.