Jaime Martínez Veloz
La paz olvidada

A raíz del aterrizaje del ya famoso helicóptero blanco en la comunidad de La Realidad y el ``descubrimiento'' de un número indeterminado de extranjeros en ella, se han suscitado controversias y construido más de una interpretación. Algunos analistas asumen el acto como provocación, otros creen ver intenciones ocultas, aun hay quienes suponen cierta la versión de la vertiente extranjera del EZLN.

Muchos se han encargado ya de destacar el origen del helicóptero, la veracidad o no de la historia e interpretación que se hace del video de TV Azteca y del resto de los detalles. Hagamos un alto y pensemos hacia dónde se dirige todo esto.

Desde la aparición del zapatismo, éste ha generado simpatías no sólo en nuestra nación sino en diferentes países, sobre todo europeos. Hay un número importante de organizaciones y personalidades que se reclaman prozapatistas y no desaprovechan ocasión para manifestar su repudio al gobierno mexicano, sea por medios escritos, manifestaciones y, llegado el caso, de viva voz cuando tienen oportunidad de encontrarse con algún funcionario mexicano de cierta importancia. El propio Presidente de la República puede dar cuenta de ello.

Más allá de estas simpatías, lo que sucede en Chiapas desde hace poco más de cuatro años lo ha puesto en el centro de la atención de medios importantes de comunicación. La rapidez con la que se conocieron los hechos de Acteal y la magnitud de la indignación mundial son un botón de muestra. Ya no se puede jugar a las escondidas con los procesos que están ocurriendo en la entidad sureña.

Ambos factores, la simpatía prozapatista y el interés de los medios, han derivado en la movilización de organizaciones internacionales de ayuda humanitaria y de vigilancia de derechos humanos hacia Chiapas. Para los altos funcionarios que realizan visitas protocolarias en otros países debe ser ciertamente difícil o al menos incómodo que la imagen de su administración esté tan empeñada por la sospecha y que en el extranjero se tome tanto interés por nuestros asuntos.

En este contexto, hay bases para suponer que el episodio del helicóptero blanco y sus derivaciones van dirigidas a lograr, por lo menos, tres objetivos: tratar de romper o debilitar el lazo que une a las comunidades zapatistas con organizaciones de otros países; buscar un mayor control de la información que sale de la zona zapatista hacia el mundo; y minimizar a las organizaciones de ayuda humanitaria para que las comunidades zapatistas al cabo del tiempo se vean obligadas a no rechazar más la ayuda gubernamental.

Si se logran o no estos objetivos está por verse, mientras tanto, el revuelo que causó el episodio mencionado ha levantado tal nube de polvo que se han logrado desplazar del centro de la discusión los hechos sustantivos: a cuatro años de iniciado el conficto la situación del estado ha empeorado, no se vislumbran posibilidades de reanudar el diálogo, las armas de Acteal no aparecen y no hay un solo grupo paramilitar desarmado, entre otros aspectos igualmente considerables.

Durante casi todo 1997 el gobierno federal parece haberse dedicado al desgaste por ausencia de la situación de Chiapas. Esto en la vieja creencia de que el tiempo y la falta de atención reducirían el problema. Acteal le estalló en las manos al autor de este diseño inútil.

Hoy la tónica parece haber cambiado para enfocarse al desgaste por sobrepresencia gubernamental. No se deja pasar ni una nota sin contestarla, aunque en las respuestas se incurra en errores, algunos graves; se impone la presencia del Ejército en varias zonas, aun cuando esto abra la puerta a enfrentamientos e incluso hay un esfuerzo por tratar de demostrar, a veces con exceso, que hay una gran preocupación por las condiciones de salud en las que viven los desplazados, sin tomar en cuenta que muchos de éstos tienden a rechazar, con o sin razón, ese súbito interés que puede resultarles sospechoso.

Muchos nos preguntamos cuándo se van a cambiar todos estos inteligentes juegos, que veces salen bien y otras muy mal, por una estrategia que nos lleve a reencontrarnos con el diálogo y la resolución de los conflictos.

PD. A los creadores de la estrategia del helicóptero blanco, mis felicitaciones. Tengo una noticia buena y una mala que darles. La buena es que tuvieron éxito, se anotaron un punto sobre el EZLN. La mala: se equivocaron de juego. La realidad no es un juego, lo que hoy se necesita es cumplir la aspiración de los mexicanos: lograr la paz con dignidad y justicia.