En Caracol beach, inmersa en la ``literatura del big bang'', todos son inocentes, señala el cubano
César Güemes/ I Ť Está asustado pero feliz. Y no es para menos. El Premio Internacional Alfaguara de Novela 1998 recayó en él y se duplicó para Sergio Ramírez. Eliseo Alberto obtuvo el reconocimiento por Caracol beach, una historia en la que todos son inocentes.
--Hace un momento me decía que el premio le daba susto. ¿Cómo es eso?
--En el buen sentido de la palabra, como me imagino que también debe dar susto encontrarse con un tesoro o con una mujer hermosa. Da susto por la alegría. Esta es la primera vez que Alfaguara convoca a un premio así, creo que hubo más de 600 novelas. Entonces imagínate, son como 20 metros de manuscritos. Uno se pierde ahí. Pero también estoy muy contento por mí mismo y por la novela cubana. Hay un renacimiento de la novela de mi país, tanto escrita dentro como fuera de la isla, o desde el exilio tradicional. Mi obra se suma a esa corriente que he llamado la ``literatura del big bang''. Han aparecido un montón de novelas escritas por cubanos en lugares tan disímbolos como Hawai. El Premio Café Gijón de este año lo ganó un compatriota mío desde allá. Es un fenómeno curioso. Habría que añadir ahí el caso de Zoe Valdés, que es muy reconocida. Hay otra novela de un cubano que vive en la isla, Abilio Estévez, muy buena, Tuyo es el reino. Hay otra, fantástica, extraordinaria, llamada Boarding home, realizada por un muchacho desde Miami, que se llamó Guillermo Rosales. Y digo se llamó porque se suicidó. Es una novela muy buena y totalmente desconocida, a su muerte los amigos de él se la publican. Y está Jesús Díaz, en España, que ha publicado un par de novelas en estos años. De pronto hay un boom de la novela cubana.
--Parece como si Cuba estuviera en la palestra de nuevo en ese terreno.
--Un amigo me decía que Cuba estaba de moda, y yo creo que es verdad, pero si desde hace seis o siete años no se estuvieran escribiendo las novelas, por muy de moda que se pusiera la isla no habría producción para mostrar. Escribir una novela es un trabajo grandísimo, agotador, de muchos años. Coincidentemente muchas personas en varios lugares distintos estaban haciendo sus escritos. Por eso cuando Cuba se puso de moda ya existían los trabajos para mostrarse. Hacer novela no es como hacer poesía. Respeto mucho a la poesía, porque mi padre me enseñó a quererla, es indiscutible que escribir un poema no es más ni menos difícil que escribir una novela pero lleva menos tiempo. Un trabajo de 300 páginas implica muchas horas.
Cuba, país de poetas y cuentistas
--Es posible que Caracol beach, ahora que ganó este premio, apoye el auge de la literatura cubana, dentro y fuera de la isla.
--Me gustaría pensar que mi novela en efecto se sumara y pudiera de alguna manera impulsar esa corriente, que yo creo que va a ser tremenda. A eso se suma también, por supuesto, el Premio Cervantes a Guillermo Cabrera Infante, uno de nuestros novelistas. Pienso que Cuba no ha sido nunca un país de novelistas, lo ha sido de poetas, como Nicaragua. En todo caso lo es de poetas y de cuentistas. Yo atribuyo eso a que el cubano es muy chismoso, le interesa hablar de lo que pasó anoche, de lo que le sucedió al vecino, pero parece que la novela no se nos da, aunque hay ejemplos extraordinarios de prosistas. Pero escritores con vocación de novelistas se pueden contar con los dedos de una mano. Y después vienen los poetas que de manera ocasional escribieron novela, como es el caso de Lezama o Nogueras. Son poetas que de pronto escriben una obra de éstas pero que no se dedican a ello. Uno de los dramas de la literatura cubana es que no tiene un cuerpo editorial. Me explico, las literaturas mexicana, española o argentina tienen sus casas editoras. Aunque sea muy difícil publicar, ahí están los sellos. Esas editoriales conforman el cuerpo literario de los diversos países que menciono. Los cubanos, por razones fáciles de comprender, no tenemos ese espacio. Las editoras de la isla con todo el esfuerzo grande que han realizado, nunca han encontrado un sitio significativo en el mercado. Ahora con la crisis económica mucho menos. Los cubanos no tenemos cuerpo editorial. Uno logra aparecer en la Universidad de Veracruz o en alguna casa de Filipinas o en Anagrama que de pronto saca a un cubano. Pero nuestra literatura está dispersa en muchos sellos.
--¿Caracol beach está escrita en cubano o en mexicano, Eliseo?
--En cubano, aunque hay un personaje mexicano por ahí. A mí se me salen mucho las mexicanadas porque tengo ya ocho años aquí. Caracol beach es una novela cubana, sucede en un lugar inexistente, en el balneario que le da nombre. Dudé mucho en ponerle ese título al texto porque en las bases del concurso se insistía mucho en que uno de los objetivos del premio era la dignificación y recuperación del castellano, y yo me aparezco con un nombre mitad en español y mitad en inglés. Pero me pareció que era correcto que saliera así, con esa audacia. Estamos a mitad de camino entre las dos lenguas, aunque yo que no hablo inglés estoy jodido porque me pierdo en Internet y en esa patria utópica de los satélites. Entonces, Caracol beach es un balneario que pudiera estar en la Florida, en Puerto Rico o en un sitio así. Ahí vive un veterano de las guerras cubanas de Africa, que está totalmente loco, se la pasa oyendo a Silvio y a Pablo. Es un desertor que siempre trata de suicidarse pero no puede. El se encuentra con un veterano gringo, de origen puertorriqueño, que esa noche va en busca de su hijo. Así va la historia.