Julio Boltvinik
¿Privatizar la UNAM?

La Comisión del 68 podrá redocumentar la campaña desatada para atribuir el movimiento estudiantil a la intromisión extranjera. Como ahora se busca satanizar todo lo que huela a extranjero en Chiapas, la vergonzosa labor de la mayoría de los medios, ahora encabezados por Tv Azteca, me ha hecho recordar: en la primera plana de El Heraldo de México, a finales de septiembre de 1968 se publicó mi fotografía detrás de las rejas junto a la de otros tres presos políticos (que teníamos en común el que nuestros apellidos no eran de origen español) con un encabezado a ocho columnas que rezaba: ``Financiamiento internacional de la revuelta estudiantil''. Nuestros cuatro nombres se exponían como prueba de ello. Apellido entonces, y para Tv Azteca ahora hasta el color de la piel y del pelo, comprueba extranjería. Tanto el gobierno como el PRI y el PAN han atizado el fuego de la xenofobia. En vez de buscar paramilitares y desarmarlos, ahora el gobierno busca extranjeros indefensos para expulsarlos.

En la era en la que el margen de maniobra del gobierno nacional se ha reducido, constreñido por normas, acuerdos y condicionalidades de los organismos internacionales y de gobierno de países poderosos, en plena globalización, esta campaña xenofóbica resulta más ridícula que la del 68. El Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM), y otros organismos intervienen de diversas maneras en la conducción de los asuntos de política económica, política social y política política del país. El BM emite recomendaciones muy detalladas a los gobiernos en sus Country Economic Memoranda y en otros documentos, que convierten en condicionalidades forzosas cuando las circunstancias se lo permiten. El aval de estas instituciones a las políticas nacionales se vuelve condición necesaria para la entrada de capitales.

Desde hace tiempo el BM viene presionando a los países pobres para que dejen de ``subsidiar la educación superior'' y concentren su gasto en la educación básica, bajo el argumento que las tasas de rentabilidad privada y social de ésta son más altas. La presión al respecto sobre México crecerá en los próximos meses y años. El BM acaba de terminar el estudio Education and Earnings Inequality in Mexico (Educación y desigualdad del ingreso en México). Las conclusiones y recomendaciones se presentan como responsabilidad de su autor, Ulrich LŠchler, que está recabando la reacción de algunas personas. Sin embargo, una vez pasada esta ronda las incluirá en el próximo Mexico Country Economic Memorandum y las presiones para su implantación arreciarán.

El autor analiza la asociación entre niveles educativos y la desigualdad de las remuneraciones. Encuentra que entre 1984 y 1994 disminuyó el ingreso de 83 por ciento de los trabajadores (los que tenían menos de la preparatoria completa), y sólo aumentó el de 17 por ciento, que tenía preparatoria completa o estudios universitarios, lo que agudizó la desigualdad y (aunque el autor no lo dice) aumentó la pobreza. El estudio sin embargo lleva a la conclusión perturbadora para el BM que las tasas de rentabilidad (beneficios entre costos) de los niveles educativos superiores resultaron mayores que los de los básicos, lo cual destruye las bases para el ataque del BM a la educación pública subsidiada. Sin embargo, mostrando claramente que el asunto no es científico sino ideológico, al fallar el argumento de eficiencia económica (gastar el dinero donde más rentabilidad produce), el autor recurre al de equidad: el gasto en educación superior, dice, beneficia a los más ricos. Por tanto, mantiene la recomendación y va más allá: propone que se privatice todo el sistema educativo: ``La mejor respuesta es que el gobierno reduzca su rol directo en la asignación de recursos a la educación, excepto en los casos en los que haya clara evidencia de fallas de mercado. Tal traspaso de responsabilidades al sector privado se recomienda especialmente en el caso de la educación superior''. Hay que ir, entre otras cosas, valorando las instalaciones de CU para su próxima venta. Esta ``intervención'' en política interna desde luego no viola las disposiciones legales, de tal manera que, a diferencia de los turistas en San Cristóbal de las Casas, Ulrich LŠchler no tiene por qué temer a las autoridades migratorias. Irritados porque los extranjeros poderosos le imponen políticas, el gobierno desquita su furia y su impotencia con los extranjeros indefensos.

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