Gilberto López y Rivas
Chiapas: las piezas del rompecabezas

Resulta evidente que el Ejecutivo federal carece de voluntad política para cumplir los acuerdos de San Andrés y llevar a buen puerto el conflicto en Chiapas. Las declaraciones del secretario de Gobernación en Querétaro, en el sentido de que el Poder Legislativo lleve a cabo las reformas constitucionales en materia indígena, sin la aparente participación presidencial y en un súbito arranque de separación de poderes, constituyen una burda maniobra para sustraerse de las responsabilidades adquiridas en la firma de esos acuerdos y para desplazar la presión política hacia el Congreso de la Unión.

Lo sorprendente del caso es que, al día siguiente, el mismo secretario declaró que el gobierno sería inflexible en cuanto el contenido de la iniciativa de ley, pensando en que por medio de la mayoría oficialista el Ejecutivo sí intervendría finalmente en el destino de esas reformas constitucionales y tomando en cuenta que en la historia parlamentaria contemporánea 90 por ciento de las iniciativas de ley ha sido elaborado en Los Pinos.

Así, es falso que Ernesto Zedillo considere posible que el Poder Legislativo tenga una acción independiente en cuanto a decidir el contenido final de esas reformas. El sabe perfectamente que puede manejar a su antojo su mayoría subordinada, como lo han hecho los presidentes durante los últimos 50 años.

La jugada del secretario en cuestión, con la aprobación del Presidente, tiene como propósito imponer las acotaciones de fondo a la propuesta de la Cocopa, violentar la letra y el contenido de los acuerdos de San Andrés, continuar con la estrategia de simulación, desgastar a todos los actores políticos que inciden en Chiapas, y proseguir la ofensiva militar y paramilitar desplegada con mayor envergadura después del crimen de Acteal.

En efecto, al lanzar la pelota de las reformas constitucionales en materia indígena al Congreso de la Unión, el Ejecutivo espera que en el incierto camino de componendas, debates y eventuales ``arreglos'' del mercado parlamentario, la propuesta de la Cocopa sea modificada de tal manera que resulte en un total divorcio con lo planteado en San Andrés, pero el responsable de la violación de los acuerdos no sería Ernesto Zedillo, sino el resultado natural del ``democrático'' juego de las Cámaras. La maquinación no podía ser más perversa.

Paralelamente, las bases priístas en Chiapas, las mismas de las que se integran los grupos paramilitares, llevan a cabo manifestaciones de repudio contra don Samuel, mientras en la Cámara de Diputados el presidente de la Comisión de Asuntos Indígenas inicia una cruzada contra la Cocopa y en favor de su desaparición, aduciendo que ``su'' comisión dictaminaría la eventual iniciativa de reformas en materia indígena. Por coincidencia, este diputado visita al secretario de Gobernación, mientras varias columnas periodísticas, sobre todo las de corte mercenario y cercanas a los servicios, hacen referencia a que la Cocopa es cómplice de los zapatistas, haciéndose eco de lo referido por el presidente de esa comisión.

Al crimen de Acteal sigue una ofensiva militar. El presidente en Yucatán declara que no ejercerá la fuerza del Estado para resolver el problema en Chiapas. Lo declarado hace bajar la presión internacional en Davos, Suiza.

El Ejército, sin embargo, continúa su avance sobre las comunidades y estrecha el cerco de penetración sobre los zapatistas.

Se entregan las famosas ``cuatro'' observaciones a la Cocopa, cuando el canal para cualquier comunicación con el EZLN ha sido siempre la Conai. Objetivo: que la Cocopa cargue con el costo político de enviar a los zapatistas ``observaciones'' que, en suma, desacreditan la propuesta de la propia comisión.

Esta vuelve a insistir en los diez puntos de la agenda Conai-Cocopa que, obviamente, siguen pendientes. La Conai fija su posición con respecto al estatus de esas ``observaciones'', en el contexto de un diálogo suspendido.

Súbitamente, después de que las comisiones no caen en el garlito, el secretario recuerda que en México hay separación de poderes y lanza la papa caliente al Congreso. Las piezas del rompecabezas parecen acomodarse.