José Luis Manzo
El peor negocio: exportar petróleo cuando el precio cae

Los directivos de Pemex están haciendo el peor negocio posible con el petróleo crudo. Con tal de no ver mermados los ingresos por exportaciones cuando cae el precio, buscan compensar esa caída incrementando el volumen exportado. Pero esto sólo agrava el problema, pues se contribuye a saturar el mercado y a generar una mayor sobreoferta, lo que a su vez provoca más caídas del precio que, nuevamente, los directivos de Pemex buscan contrarrestar mediante aumentos adicionales del volumen exportado. Esto conduce a un círculo vicioso cuyo resultado es el creciente abaratamiento del petróleo, lo que perjudica a los países exportadores y beneficia a los países consumidores.

Las cifras así lo demuestran. Durante el gobierno de José López Portillo, Pemex exportó el barril de petróleo crudo a 45 dólares (aquí se manejan precios promedio de cada sexenio, expresados en dólares constantes de 1994). Por su parte, para compensar la caída del precio internacional del petróleo iniciada en 1981-1982, Miguel de la Madrid duplicó el volumen exportado por José López Portillo; el resultado fue que el precio promedio por barril cayó a 27 dólares. Durante la administración de Carlos Salinas, Pemex contribuyó a saturar aún más el mercado petrolero internacional, por lo que el precio se desplomó a 16 dólares por barril.

Durante la administración de Ernesto Zedillo los directivos de Pemex insisten en continuar con la misma política. En la primera parte del sexenio, los incrementos en la producción de petróleo crudo prácticamente se han destinado a la exportación. Ello, sumado al incremento de las cuotas de producción de los países miembros de la OPEP y combinado con la caída de la demanda mundial, se ha traducido en una mayor saturación del mercado petrolero internacional, misma que provocó la reciente caída del precio de exportación a menos de 13 dólares el barril. Con precios a la baja en 1998, Pemex insiste en incrementar el volumen exportado, 12 por ciento más que en 1997.

Ante estos hechos puede concluirse que los verdaderos ``emisarios del pasado'' son los actuales directivos de Pemex, pues están regresando esa industria a la situación que existía antes de 1938, en la que la producción de petróleo se exportaba y las gasolinas se importaban. Contra las tendencias que predominan en la industria petrolera internacional, durante los tres últimos sexenios esos funcionarios públicos han insistido en convertir a Pemex en monoexportador de petróleo crudo, renunciando a desarrollar la parte más rentable del negocio petrolero, que es la transformación de esa materia prima en productos de mayor valor agregado mediante procesos industriales desarrollados en refinerías y plantas petroquímicas.

Con la mitad de la producción de petróleo crudo de Pemex, empresas cono Exxon generan ingresos tres veces superiores. Los supuestos modernizadores de Pemex han resultado todo lo contrario.