Delegados y subdelegados, de acuerdo en que se cree el estado 32
Elia Baltazar Ť La reforma política y la democracia en el Distrito Federal no se concretarán a menos que se revisen y reformen los artículos 120 y 115 constitucionales, con el fin de crear el estado 32 y hacer de las delegaciones municipios con autonomía política y fiscal, y carácter jurídico propio.
En este sentido se manifestaron los delegados de Azcapotzalco, Pablo Moctezuma Barragán; Tláhuac, Graciela Rojas; Cuajimalpa, Jenny Saltiel Cohen, así como los subdelegados jurídicos y de Gobierno de Coyoacán, Arturo Alvarez Arredondo; Xochimilco, Telésforo Nava, y de Miguel Hidalgo, Francisco Garduño.
No obstante, Jorge Legorreta, delegado de Cuauhtémoc, no consideró necesario reformar la Carta Magna: ``Bastaría con ajustar la Ley Orgánica del DF y revisar las estructuras centralistas que han mostrado ineficiencia''.
Por su parte, la responsable en Alvaro Obregón, Guadalupe Rivera Marín, aseguró que es poco probable convertir el DF en una entidad más, ya que ``esta es una ciudad y no conozco en el mundo un distrito que funcione como estado''.
A pesar de los matices, los entrevistados coincidieron en un punto: descentralizar las funciones de los gobiernos capitalino y federal, para avanzar en la municipalidad de las delegaciones. Así, se abrirían los espacios de participación ciudadana y se contaría con más recursos para atender las demandas de los habitantes, pues hasta hoy las demarcaciones están muy limitadas en su facultades.
``Ya no hablemos de los delegados, sino de las subdelegaciones y direcciones, que están totalmente amagadas, sin dinero, personal ni atribuciones'', dijo Legorreta.
Respecto de los problemas que enfrentan actualmente los delegados, dada la actual organización gubernamental, Graciela Rojas ejemplifica: ``En Tláhuac miro con impotencia cómo se destruyen los recursos forestales, pero hay una ley federal que me impide actuar de manera directa y aplicar medidas de preservación ecológica''.
Ejemplos sobran y, entre otros, se menciona el hecho de que los delegados no tengan a su mando cuerpos de vigilancia, como sucede en los municipios. ``La seguridad pública debe descentralizarse y el nombramiento de sus mandos debe ser atribución única del jefe de gobierno, no concertada con el Ejecutivo federal''. De esta manera, las delegaciones, que en el futuro bien podrían llamarse municipios, también contarían con elementos policiacos a su cargo.
Francisco Garduño recomendó, además, revisar y modificar las fracciones I y II del artículo 115 constitucional, para que las demarcaciones cuenten con un órgano colegiado y sus autoridades sean electas por el voto directo. Así, ``tendrían un carácter jurídico, que fortalecería la soberanía popular''.
Las reformas no van solas y así lo consideraron los entrevistados. ``Es necesario crear una constitución local, por parte del constituyente, donde se reconozca la facultad de decisión para los delegados''.
La opinión de los delegados y subdelegados apunta hacia una dirección: la creación del estado 32. ``Si hay voluntad política para negociar podemos pensar en una entidad sui generis, que no necesariamente se llamaría Anáhuac, pero que tomara en cuenta las característica de una ciudad como el DF, donde se asientan los tres poderes, lo cual implicaría algunas limitaciones''.
Hasta hora, agregó Arturo Alvarez Arredondo, el DF funcionó como una secretaría de Estado, cuyo titular era parte del gabinete. ``Pero aún estamos en el primer piso de la reforma, pues fiscalmente seguimos bajo la tutela del Ejecutivo y el gobierno capitalino aún es muy vulnerable''.
Así, los delegados y subdelegados esperan que para el 2000 los ciudadanos no sólo puedan elegir a todo el cuerpo de gobierno de las demarcaciones, sino que que sea la Asamblea la que reforme el Estatuto de Gobierno del DF, para que los delegados accedan a una autonomía presupuestaria.
La reforma política en el DF aún está pendiente, pero este será el gran año para alcanzarla, aseguraron los entrevistados.