Insólito: los líderes de PRI y PAN en el Congreso del estado de Chihua- hua fueron derrotados por sus compañeros. Desesperados por aprobar las modificaciones a los códigos Civil y de Procedimientos Civiles que agilizarían los juicios y los embargos hipotecarios, desde la tribuna intentaron convencerlos. No pudieron.
Cero y van dos. En abril, el gobernador presentó las mismas propuestas y el Congreso las desechó por unanimidad, por considerarlas atentatorias al patrimonio familiar chihuahuense y a la soberanía de la entidad.
Una vez pasadas las elecciones federales, en la más completa armonía, después de meses de agrias disputas por la cuenta pública del 96, la ley electoral, el referéndum solicitado para derogarla y la redistritación electoral para el 98, las dos principales fuerzas políticas del estado intentaron seguir la ruta trazada por sus compañeros en el Congreso de la Unión y en otras legislaturas locales, y esperaron las fiestas navideñas para intentar un albazo legislativo y aprobar las modificaciones.
La presión de una decena de organizaciones de deudores orilló a que la mayoría de los diputados se reuniera con los dirigentes y se comprometiera a posponer la aprobación de la ley, hasta en tanto no se realizara una consulta pública con su participación.
Al presentar el acuerdo al pleno para su ratificación formal se encontraron con el rechazo de los diputados Miguel Etzel y Carlos Aguilar, líderes del PRI y del PAN en la Cámara. Pero la insurrección legislativa ya estaba en camino, para convertirse en otro acontecimiento más de los insólitos que los chihuahuenses estamos viviendo.
Posteriormente, los dirigentes parlamentarios intentaron que la comisión de Gobernación cambiara el acuerdo del pleno. Frente a los deudores, cuatro de los cinco integrantes de la comisión ratificaron la votación anterior.
¿Podríamos imaginarnos que en plena etapa prelectoral los diputados del tricolor pudieran desobedecer las indicaciones de su líder camaral, de su dirigente partidario y de las consignas del gobierno federal, y perder con ello la posibilidad de otra posición?
Las elecciones del próximo año han llevado a los actores políticos a desterrar prácticas añejas, por otras no necesariamente más saludables. Así, tres ex integrantes del gabinete de Barrio y el munícipe de Juárez, ya llevan meses en campaña con el fin de obtener la candidatura al gobierno del estado. Del mismo modo, los tres priístas más frecuentemente mencionados ya reconocieron que buscan la postulación, en contra de todas las reglas del priísmo.
La extraña coincidencia del PRI y el PAN tiene una explicación: las enormes presiones ejercidas por las secretarías de Gobernación y de Hacienda, la banca y la iniciativa privada para que el Congreso del estado apruebe una ley que, de lograrse, si los deudores tuvieran defensa jurídica en las demandas presentadas por los bancos, en 39 días estarían resueltos en su contra, en el mejor de los casos, porque de no responderla, en tres días podrían perder las propiedades hipotecadas, incluidas las dedicadas a las actividades productivas.
La conducta de los diputados priístas en Chihuahua revela cuál es el largo camino que le espera al PRI. O se estructura como un verdadero partido o desaparecerá. Para ello tendrán que actuar con plena independencia del gobierno. ¿Lo harán?
En Chihuahua desobedecieron a la Secretaría de Hacienda y al Presidente sólo gracias a la enorme presión social y política de los deudores.
Igual llama la atención que algunos legisladores panistas, en este episodio, no sólo no acataron el llamado de su partido, sino tampoco, y es lo novedoso, el del verdadero líder del panismo blanquiazul chihuahuense: Francisco Barrio.