Un mexicano y un cubano, detenidos por la detonación en La Habana
Afp, Dpa y Reuter, La Habana, 29 de diciembre Ť Un turista mexicano y un ciudadano cubano serán puestos a disposición de la justicia de la isla por la detonación, el pasado fin de semana, de un petardo frente a una iglesia católica de La Habana, informó hoy el Ministerio del Interior, el cual precisó que el hecho no tuvo motivaciones políticas.
La explosión, aunque no causó daños por su escasa potencia, provocó alarma porque ocurrió frente a un templo católico cuando falta menos de un mes para la visita del papa Juan Pablo II a la isla.
En un comunicado reproducido por la agencia local Prensa Latina, el ministerio explicó que el mexicano Alejandro Rivera Jiménez, de 48 años, y el cubano Rafael González Fajardo, de 21, compraron tres voladores (petardos) para hacerlos estallar en las fiestas de fin de año.
Los dos hombres llegaron a la capital de un viaje a las provincias el sábado por la madrugada, y en estado de ebriedad, decidieron probar uno de los petardos, el que ``accidentalmente'' chocó contra la fachada de la iglesia de La Merced.
El gobierno aseguró que en el hecho ``no se comprobó evidencia de intención política o antirreligiosa'' y que ni el mexicano Rivera ni el cubano González tienen antecedentes de carácter ``contrarrevolucionario'', y que ambos colaboraron ``de inmediato'' con los investigadores.
No obstante, los dos implicados ``serán puestos a disposición de las instancias judiciales para que respondan por las violaciones de las leyes, riesgos o molestias a vecinos e instituciones en que hayan podido incurrir''.
En una rápida reacción, el arzobispo de La Habana, cardenal Jaime Ortega, dijo el mismo sábado que la detonación fue ``una cosa pequeña, pero puede causar alarma, desazón, inquietud, y es mejor no contribuir a esa inquietud, no buscar implicaciones''. El verano pasado, centros turísticos de La Habana fueron blanco de una serie de atentados explosivos cuyo saldo fue de un muerto y seis heridos, y por los cuales fue detenido un ex cadete militar salvadoreño a quien el Ministerio del Interior relacionó con cubanos de extrema derecha residentes en Estados Unidos.
Monseñor Ortega, por otra parte, afirmó que la visita del Papa provocará una ``auténtica explosión de fe popular'', y producirá ``un cambio profundo, sobre todo en el corazón del cubano. Las transformaciones sociales y de todo tipo comienzan con la transformación el ser humano''.
En declaraciones publicadas hoy por el diario barcelonés La Vanguardia, Ortega lamentó el problema del transporte que impedirá el encuentro de Juan Pablo II con muchos fieles, pero dijo que era ``un problema grave motivado por la situación del país. No hay recursos, la realidad de Cuba es ésa''.
Cardenal desde 1994, este prelado de 60 años es criticado en la comunidad cubana de Miami, que no lo considera suficientemente agresivo con Fidel Castro, y es también visto con recelo en círculos de La Habana por sus homilías sobre la situación del país.
En otro orden, una especialista del oficial Instituto Nacional de Investigaciones Económicas admitió en declaraciones publicadas por la prensa local que la crisis económica que afecta a Cuba --la peor desde el triunfo revolucionario de 1959-- provoca desigualdades entre los más de once millones de cubanos.
Angela Ferriol atribuyó gran parte de esa desigualdad a los ingresos que algunos obtuvieron en el mercado negro tras la desaparición del bloque comunista europeo, y en cambio sostuvo que el costo de la crisis ``no fue más alto gracias a la secuencia y gradualidad de las reformas'' emprendidas desde 1993, y que incluyeron la liberación del dólar, el trabajo independiente y una ley para ampliar las inversiones extranjeras.
La economista, quien estimó que casi la mitad de la población cubana tiene acceso al dólar por varias vías, propuso además ``restructurar el sistema de racionamiento'' en vigor en la isla desde 1959, ``de forma tal que sean los núcleos más afectados los que reciban con más fuerza los subsidios''.