PARABOLA Ť Emilio Lomas M.

¡A falta de razón, la fuerza bruta!

Comentábamos la semana pasada que el gobierno de Bill Clinton está de plácemes porque en el seno de la Organización Mundial de Comercio se acordó --después de muchos años de negociación-- la liberación del sector servicios de la economía, y no es para menos: Estados Unidos es el país con mayor endeudamiento y el déficit comercial más grande del mundo. Es decir, absorbe muchos de los recursos monetarios que circulan en el orbe para financiar su desarrollo y compra en el exterior más de lo que vende, en cuanto a mercancías se refiere.

Sin embargo, el déficit comercial y las obligaciones de su deuda se cubren de manera muy holgada por el superávit, esto es, los saldos favorables, en materia de comercio de servicios. De ahí que el acuerdo de eliminar barreras a este tipo de transacciones va encaminado a que Estados Unidos y otras tantas naciones desarrolladas garanticen su hegemonía sobre la economía mundial.

Viene a cuento el comentario porque la semana pasada, en Nicaragua, el presidente Ernesto Zedillo dijo que la globalización económica es un hecho del que sería erróneo sustraerse, aunque no desdeñó las voces que previenen sobre los riesgos que esos procesos entrañan en las economías menos desarrolladas. Indudablemente, ningún país ha podido evitar esta tendencia internacional, incluyendo naciones de economía centralizada conocidas antes como las del bloque socialista.

El punto central no está, sin duda, en abstraerse de esta corriente, sino en cómo hacer frente a las desventajas que conllevan los procesos de apertura económica, es decir los mecanismos de defensa o salvaguarda. Hay oportunidades, desde luego, pero en materia de comercio México ha enfrentado problemas dentro del TLC para que sus inconformidades sean atendidas con prontitud y, por el contrario, se ha dado celeridad y respuesta pronta a demandas interpuestas por las empresas estadunidenses, que ejercen --vía su gobierno-- presiones que salen del ámbito de las negociaciones comerciales.

Y éste es el aspecto toral: ¿cómo hacer frente a las presiones extralegales que tienen como objetivo torcer los acuerdos? Los mexicanos hemos visto, por siempre, el modo en que Estados Unidos presiona sobre nuestra política, sobre nuestra economía y ahora hasta sobre nuestra problemática social (la inseguridad, por ejemplo), pero --hasta hace no demasiados años-- esto era soportable por una política exterior firme en materia de soberanía y porque no había una fuerte presencia de inversiones extranjeras.

Abiertas totalmente, las naciones ahora estarán más sujetas a presiones políticas que pueden atentar contra las soberanías y el desarrollo nacional, en aras de la ``interdependencia'' económica. Hay ventajas en el comercio mundial no sólo de mercancías y de servicios. Analizar las debilidades de un sistema liberado y tener posturas firmes frente a ello, es el reto.

En relación con lo anterior, vendría al caso saber cuáles son las repercusiones que tendrá entre los inversionistas extranjeros la recomendación del Departamento de Estado de Estados Unidos de extremar precauciones para hacer frente a la inseguridad en el Distrito Federal. Esta es otra presión, ni duda cabe. Es sabido entre los altos ejecutivos estadunidenses que México es un país de alto riesgo, por lo que muchos declinan ser asignados para puestos directivos en empresas trasnacionales situadas en territorio mexicano.

Melée

Golpe duro el aumento a la gasolina; no es la primera vez que los mexicanos recibimos un regalo de Navidad de este tipo que nulifica cualquier ajuste salarial... Llenar ahora un tanque de 40 litros tipo Magna costará 136.40 pesos --más lo que se acumule durante 1998--, y eso empujará, además de un deterioro en el gasto personal, a un alza en el costo del transporte. Haber retirado la gasolina Nova fue ya de por sí un alza encubierta... El nombramiento de Guillermo Ortiz Martínez en el Banco de México ha dado cabida una vez más al deporte nacional de las cábalas; se asegura que Carlos Ruiz Sacristán, actual secretario de Comunicaciones y Transportes, irá a la Secretaría de Hacienda, y en su lugar serían designados Liébano Sáenz, secretario particular del presidente Zedillo, o el director de la Comisión Federal de Electricidad, Rogelio Gasca Neri. Si el titular de la CFE fuera a la SCT, Liébano Sáenz lo sustituiría. Y a ello habrá que agregar, si ocurren, más movimientos como la posible llegada de Genaro Borrego, director del IMSS, al primer nivel de gobierno... En el juego de fuerzas desatado en la Cámara de Diputados no sólo se autorizó la aprobación de aumento de impuestos a bebidas alcohólicas y cervezas, sino también se aprobó un alza al Impuesto Sobre Automóviles Nuevos de 2.5 a 4.5 por ciento, una acción diametralmente opuesta a lo que la sociedad demanda. ¿Pedirán los legisladores que el Ejecutivo vete también ese error?... El ominoso Leonardo Valadez --pseudoperiodista, que en realidad es un comerciante del diarismo y de la comunicación-- fue finalmente puesto en evidencia, con deshonra, cuando la bancada priísta en la Cámara de Diputados lo corrió, al encontrar que estaba pidiendo dinero a diputados supuestamente para darlo a periodistas... Hombre aficionado, con voracidad, al dinero fácil, Valadez ha sido señalado desde hace muchos años como una persona que se dedica a negociar recursos económicos en dependencias públicas, dizque para darlo a periodistas, lo cual no ocurre porque va a dar a sus bolsillos... En la Cámara de Diputados la nueva Legislatura acusó que en el área de Comunicación Social se habían encontrado pagos improcedentes, como uno de 150 mil pesos para reparación de motos, en un negocio aparentemente propiedad de Valadez... Presuntuoso de su riqueza --gusta mostrar sus anillos, cadenas y centenarios que siempre lleva-- Valadez hubiera significado una carga muy pesada para la bancada priísta.

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