Hearts remote, y et not asunder; Distance and no space was seen *
William Shakespeare
Avisaron que Lady Aída iba en camino. La noticia llevó al Domo Boreal un soplo de alivio. La maquinaria había echado a andar, los Psiconautas ya ocupaban el escenario para poner la atmósfera automática químicamente pura. Al fin habían acallado su cochinero los Trauma Punk y la parte líquida, al fin, celebraba Lúi, al fin fluía.
Las Chicas Plasmáticas evolucionaban dentro de sus convenidos pedestales, bien llevadas por la celeridad de los Psiconautas. Lúi sentía orgullo serio de sus arreglos esta noche: las Chicas meneaban tremendas caderas y los electrodos en la cabeza y los cables como greñas les azotaban suavemente la espalda, las nalgas, los pechos.
Marlena se hizo a un lado el bozal de hierro con estacas que tanto le favorece cuando lleva la túnica negra y le dijo a Lúi:
-Empezaron en el Domo Austral. Esdrás aúlla ahora mismo. ¿Quiéres echarle oreja?
Marlena le aproximó los audífonos. Lúi se puso sólo el izquierdo y bajó momentáneamente los párpados, paladeando la mezcla a la distancia de los untuosos Psiconautas y la rebaba cuaternaria de Esdrás.
Lúi indicó que subieran la luz morada al fondo y pidió señal para samplear ambos Domos y armar el hop del caso.
-Dales un bonito regalo- dijo Marlena y se reacomodó la máscara de hierro. Señaló a las personas congregadas, que esta noche eran como setecientas.
A Lúi le encantó la cifra, la tecleó y pidió que la escanearan, grande, en la pantalla dómica, junto a los proverbios sumerios y la frase de Aristóteles en griego, que oscilaban su brillo en los espejos inferiores del Domo Boreal.
Los Pingüinos invadieron la cabina del Domo Austral y Marlena, encaramada en la tramoya boreal para revolotear los cascos, oye la noticia, se descuelga, corre hasta Lúi para prevenirlo y pone cara de susto. Le ayuda su maquillaje estilo ``muertos vivientes'', la boca manchada por un incompleto beso de sangre, un rimel color hematoma bajo los ojos, tan grandes y metálicos, tan de mirar adentro.
El lo toma con calma, y mejor irrumpe una sección rítmica redoblada a Walter y las Pleased Wimmin, que en ese momento hacen la delicia de las setecientas personas.
-Reina Kali llamando a Cuatro Lúi- le llega un vipazo.
-Aquí Cuatro Lúi. ¿Qué masaje mi reina?
-Aquí Domo Austral. Confirmada invasión de Pingüinos. Los aceites, actuando. Problemas con Veladura, su bajista olvidó ensamblaje. Tocará nada más la ocarina. ¿Me copias?
-Correcto, Reina. Aquí Marlena ya informa. Dáles aire un rato y luego sácalos. Pónle mientras a tu cinturón sal y pimienta. Y sintonízate a Walter. Lo tenemos aquí en gran forma. Su rap está bomba.
-Copiado- replica Reina.
Las setecientas almas en K. no han dejado de ondular y bailar la noche entera. Se aproxima el tiempo de la aurora. Ahora es Jefe Klip quien envuelve en hop al personal. Su maestría, y la de Lúi en la consola, vencen el dominio del otro Domo. Siempre la primera, Marlena capta la rechifla que despide a los Pingüinos en el Austral. Reina Kali ocupa de inmediato la cabina austral y evita la confusión conectándose al cerebro de Lúi, quien le manda la señal de Jefe Klip, aquí en Domo Boreal.
-Abran la rampa- transmite Lúi a Marlena, y ella a los Psiconautas, que después de tocar se hicieron cargo de la entrada. Los Psiconautas la copian y proceden.
El pesado aire de la noche eléctrica se refresca al correrse a cúpula del Domo para dar paso a la intemperie. ¿Cómo no se cansan las setecientas? Si no fuera por la magistral adrenalina de Jefe Klip, ya estuvieran lánguidas.
Lúi pulsa el tablero central y modifica las primeras notas de ``Elastix-ix''. Jefe Klip en el escenario la saluda, complacido con el arreglo, entona la famosa estrofa: ``dame esa agua que me secó/ mándame al planeta diecinueve/ sopla tu señal de noches blancas'' y las setecientas personas corean y palmean, saludan el amanecer.
Las Chicas Plasmáticas, hasta arriba como autómatas, entonan su wa-wa-wa funquero en cuanto Lady Aída, llegando al fin, se instala junto a Jefe Klip y manda a volar todos los oídos al espacio.
-No hay espacio entre nosotros -vocea Lúi al micro y Marlena, desde la tramoya, apunta arriba los dos pulgares. Sus grandes ojos de hermoso cobalto opacan la fuerza visual de su bozal de hierro.
De esta forma, la blancura creciente de la aurora inunda al Domo de contento. Todos bailan.
* ``Almas lejanas, no escindidas;/ distancia, mas no espacio visto'', traduce Pere Gimferrer (The Phoenix and Turtle)