Samuel Salvador Ortiz *
Jalisco: en el umbral de los derechos indígenas/II

Nuestra propuesta estaba allí, era el primer paso. Faltaba lo más difícil, las observaciones de la Comisión de Asuntos Legislativos y Puntos Constitucionales.

Hasta allí llegaron nuestros sueños. Los términos y conceptos manejados por nosotros ni siquiera podían ser discutidos, había que quitarles todo aquello que se relacionara con la autonomía, libre determinación y representación política. Ante estos cambios en nuestra propuesta, los pueblos nahuas y wixaritari quedamos inconformes ya que se le habían quitado lo esencial, es decir, lo que siempre hemos exigido. Después se elaboró otra propuesta con contenidos meramente culturales y sociales, pero ya los pueblos indígenas habíamos tomado una decisión: no acudir a los trabajos si no se respetaba nuestra propuesta original.

Hoy, después de más de un año de grandes movilizaciones históricas como la marcha del 15 de marzo, en Guadalajara, donde más de 300 wixaritari y nahuas exigimos el cumplimiento de los Acuerdos de San Andrés, que se legislara como se comprometió el gobierno y la presentación de nuestra iniciativa original ante el pleno del Congreso. Después del ultimátum Wixárika de 48 horas (30 de julio) a los gobiernos federal y estatal para que resolvieran nuestros problemas territoriales, que datan de más de seis décadas, y se respetara nuestra propuesta original de Iniciativa de Ley Estatal. Después del emplazamiento al Congreso del estado (9 de septiembre) en el que exigimos a los diputados que no trituraran más nuestra propuesta, y después del Primer Foro Taller de los Derechos Fundamentales de los Pueblos Indígenas efectuado en la Sierra Nahua de Manantlán (10 al 13 de septiembre), consensamos no aceptar la propuesta modificada. Además, como acuerdo del Congreso Nacional Indígena, del que somos parte, no aceptamos iniciativas estatales en que se legisle por debajo de los Acuerdos de San Andrés; aceptarlo significa negarlos, renunciar a lo reconocido con el gobierno, y aceptar menos es faltar a la lucha y a las vidas que se han perdido en ella.

Ahora el diputado panista de Asuntos Indígenas Benito de Jesús Meza por capricho (sólo le quedan dos meses) nos pide aceptemos la propuesta tal como se encuentra pues, según él, esta oportunidad no volverá a darse. Para los diputados es dable reconocer sólo derechos culturales y sociales porque la ortodoxia política y jurídica (misma postura del renombrado abogado Burgoa Orihuela, quien ha bombardeado las propuestas indígenas) no puede reconocerle a los indígenas su derecho a la autonomía y a la libre determinación, pues, según ellos, balcanizaríamos al Estado y la nación.

México es un país donde los pueblos indígenas hemos vivido sin los conflictos fundamentalistas que ha provocado la descomposición de los Estados en otras partes del mundo. Ahora es el momento de tender puentes y acordar con todos los habitantes de México la construcción de una patria que sea esperanza para todos. En Jalisco, un estado que cuenta con varios pueblos indígenas, se están enterrando los mejores sueños de un pueblo que quiere con sus conocimientos fortalecer la unidad del Estado.

* Abogado huichol