Jaime Martínez Veloz
¿ Y Chiapas?

La Cocopa ha anunciado que el próximo mes de enero hará un recorrido por algunas zonas de Chiapas ¿Con qué se encontrarán los cocopos en su viaje?

Hallarán que la tregua existente entre el gobierno federal y el EZLN cobija una multitud de pequeñas pero sangrientas batallas cotidianas que han cobrado más muertos que los enfrentamientos de enero de 1994.

Encontrarán que el gobierno estatal hace, pero no resuelve, y que el gobierno federal no parece tener respuestas del tamaño de los problemas. La negociación se encuentra empantanada, pero el conflicto no está quieto. Se ha pulverizado en una miríada de enfrentamientos localizados que han sumado nuevos rencores.

La tregua sin avances ha ocasionado que las partes fundamentales del conflicto se hayan desgastado y se encuentren rebasadas por una serie de actores con influencia local. Muchos de los cuales no responden ni al EZLN ni al gobierno federal, tienen sus propios intereses regionales y están dispuestos a defenderlos a sangre y fuego.

El atentado contra Samuel Ruiz y el recibimiento a Justo Mullor, quien ha logrado despertar una gran unanimidad en su contra, son muestras de la gravedad de la situación.

Esos grupos no están dispuestos a que nadie de ``afuera'' les diga cómo arreglar sus problemas, así sea la Iglesia católica, el PRD, el EZLN, el PRI o el propio Presidente de la República. Ellos tienen la experiencia de que las instituciones no les resolvieron los problemas en tiempos de ``paz'', es decir, antes de 1994, ahora reclaman con las armas en la mano su derecho a resolver sus disputas.

La Comisión del Congreso de la Unión encontrará que a las tradicionales guardias blancas se han sumado grupos militantes como el MIRA.

Ya no sólo hay mercenarios sino también intolerantes armados y convencidos de que el asunto puede resolverse por la vía del exterminio del contrario. Hallarán, en suma, que el conflicto se ha diversificado, extendido y complicado. Que está, además, fuera de cualquier control.

Tal vez a algunas buenas y siempre patéticas conciencias les tranquilice el hecho de que el conflicto ya no esté en las primeras páginas de los diarios. Dirán seguramente que por fin está tomando la dimensión que tiene y que no se remonta a más de unos cuantos municipios del estado.

Hay malas noticias para ellos. El problema sigue y no sólo no se está resolviendo sino que se agrava aunque no trascienda a las planas principales de los periódicos y de los noticieros. Más aún, tiene un efecto contaminante sobre otros aspectos de la vida nacional.

Es conveniente recordar que Marcos y el EZLN no inventaron los problemas de Chiapas sino al revés. Estos crearon al Ejército Zapatista y a Marcos.

Aunque los zapatistas desaparecieran mañana, factores como la miseria, el abandono, el engaño como forma de relacionarse con las comunidades indígenas y los mexicanos más pobres aunados a la falta de expectativas seguirían ahí, con su carga de muertos injustos y frustración. Tarde o temprano crearían otros Marcos y otros EZLN.

A medida que los días transcurren, de manera inexorable parece ser que se camina a hacer de Chiapas el gran pendiente del sexenio. Toca al gobierno federal la responsabilidad mayor para emprender los esfuerzos que eviten que esto sea así.

Hace unos meses se pudo, pero no se supo cómo o no se quiso por parte de aquéllos que privilegiaron las victorias personales o facciosas por sobre cualquier otra cosa.

Ahora estos mismos personajes, que tanto se esforzaron por complicar las negociaciones y desprestigiar a las instancias de interlocución, hoy, como personajes de una farsa, manifiestan asombro ante el empantanamiento que ellos pacientemente construyeron.

No estamos, sin embargo, ante una situación irresoluble. Soluciones hay, pero faltan las decisiones.

Un paso en la dirección correcta sería impulsar la iniciativa en materia de derechos y cultura de los pueblos indígenas presentada por la Cocopa.

En retrospectiva se ha visto que las objeciones presentadas carecían de sustento jurídico y político. Por eso no es extraño que uno de sus principales detractores a nombre de la Constitución, ahora pida la cancelación de las garantías a los delincuentes precisamente contra ella.

La iniciativa de la Cocopa se basó en los acuerdos signados entre las partes en San Andrés en el ya lejano febrero de 1996. Muchos creemos que lo que se firma debe cumplirse.

Correo electrónico: [email protected]