La Jornada 18 de diciembre de 1997

México, con uno de los peores niveles de desnutrición infantil en AL

Angeles Cruz Ť Los programas de asistencia social para abatir la desnutrición en México no han llegado a las zonas rurales, donde 58 por ciento de los niños menores de cinco años presentan deficiencias físicas y mentales por la mala alimentación. Esa situación ha llevado a que el país se ubique entre las ocho naciones de América Latina y el Caribe con los peores niveles de desnutrición infantil, aseguró ayer Marta Mauras, directora regional del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).

Al presentar para la región de América Latina y el Caribe el informe anual Estado mundial de la infancia 1998, sostuvo que mejorar la nutrición de los niños requiere únicamente voluntad política de los gobiernos, porque ya existen la infraestructura y la tecnología para fortalecer vitamínicamente los alimentos que llegan a la población.

Desde una perspectiva histórica, la desnutrición en México ha disminuido a partir de 1990, aunque en forma muy lenta, precisó. El problema es aún más visible por las grandes diferencias que hay entre los grupos poblacionales: ``La estructura de la sociedad es altamente inequitativa''.

A su vez, José Carlos Cuentas-Zavala, representante del Unicef en México y Cuba, reconoció que el de México es uno de los gobiernos que más gastan en subsidios y programas sociales relacionados con la alimentación, aproximadamente 2 mil 200 millones de pesos al año.

Destacó que una forma de mejorar el nivel nutricional de la población mexicana es la fortificación de los alimentos, en particular de la harina y el azúcar, lo cual representa un costo muy bajo. Mencionó que en los primeros meses de 1998 lo primero podría ser una realidad, toda vez que han concluido las negociaciones con los industriales harineros para incorporar hierro y ácido fólico al producto.

En cuanto al azúcar, Cuentas-Zavala subrayó que agregarle vitamina A representa en la producción un gasto adicional de dos centavos por cada kilogramo, por lo que ``no hay disculpa para no hacerlo''. Calculó que esa acción podría concretarse en la primera mitad del próximo año.

Fortificación de alimentos

Marta Mauras señaló que un avance significativo para compensar la falta de yodo en el organismo se dio hace varios años en América Latina, con la incorporación de ese elemento a la sal, y actualmente 87 por ciento de los consumidores de la región cuentan con el alimento fortificado.

Agregó que en América Latina y el Caribe unos 3.8 millones de niños padecen desnutrición, y para abatirla se requiere apenas tres dólares mensuales per cápita. Esa cifra equivale a 1 por ciento del producto interno bruto (PIB) a nivel mundial.

Destinar esos recursos a mejorar el nivel nutricional de la población infantil y las mujeres propiciaría un aumento de la capacidad productiva equivalente a 5 por ciento del PIB en cada país, dijo, y subrayó la necesidad de que el desarrollo económico vaya acompañado de una distribución equitativa de los beneficios a toda la población.

La investigación científica mundial ha demostrado que complementar los alimentos de mujeres y niños con vitamina A ayuda a prevenir las muertes por diarrea hasta en 50 por ciento, disminuye el riesgo de transmisión del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), causante del sida, así como los índices de mortalidad materna. En tanto, agregar zinc a los alimentos ayuda a disminuir en un tercio la severidad de un padecimiento diarréico, actualmente una de las principales causas de mortalidad infantil.

Mauras comentó que en América Latina y el Caribe la asociación de molineros de la región acordó poner hierro y complejo B en las harinas, con el fin de beneficiar a las 120 millones de mujeres en edad reproductiva. Actualmente, ese sector de la población presenta deficiencias de hierro en su organismo, lo cual significa que una de cada dos mujeres tiene dicho problema.

Respecto a la lactancia materna, destacó que está plenamente comprobada su eficacia en la reducción del riesgo de hemorragia posparto, así como en la incidencia del cáncer mamario. Destacó que únicamente 38 millones de niños menores de tres meses reciben alimentación de sus madres, por lo que el reto es que la totalidad de los bebés tomen leche materna y al mismo tiempo ingieran alimentos fortificados.

Cada hora mueren 13 niños en AL por desnutrición

La mala alimentación infantil tiene un doble potencial: positivo, si sirve para tomar medidas que la contrarresten, y negativo, porque es la causa directa o indirecta de la mitad de las muertes, sostuvo Mauras.

Dijo que es un fenómeno que no se percibe a pesar de que se arrastra desde hace muchos años, y por lo tanto no se le da la importancia que tiene. Aunque en América Latina y el Caribe las cifras son mejores que en el resto del mundo (en especial Asia y Africa), cada hora mueren 13 niños por causas asociadas a la mala nutrición.

Asimismo, 44 por ciento de los recién nacidos -unos 5.4 millones- presentan bajo peso, en tanto que 50 por ciento de los menores de cinco años -27 millones- son anémicos.

Respecto a las mujeres embarazadas, la representante del Unicef expuso que 5.6 millones, 50 por ciento del total, también tienen problemas de anemia.

Sin embargo, mencionó que en la región ha habido avances, pues de 5 millones de niños desnutridos menores de 5 años que había en 1970, en la actualidad son 3.8 millones. Tomando en cuenta el crecimiento poblacional, hace 17 años se encontraba un niño sano por uno mal nutrido. En 1997 esta relación se ubica en seis sanos por uno con deficiente nutrición.

América Latina y el Caribe presentan claroscuros muy evidentes, y lo que se requiere es mejorar la educación de las madres y darles información, pues muy poco ha servido que la asistencia escolar sea de 90 por ciento y que la vacunación de niños llegue a un porcentaje similar si no se logra avanzar en aspectos sustanciales como la nutrición.

El neoliberalismo, causa de iniquidades

En la presentación del informe también participó la escritora Elena Poniatowska, quien llamó la atención sobre el problema que representa una población sin acceso a los servicios básicos, como el agua potable, en una comunidad pobre y con falta de información.

Sostuvo que la economía de libre mercado o neoliberalismo ha llevado a las naciones, en particular a México, a que los recursos que antes se destinaban a programas sociales hoy formen parte de las especulaciones financieras en las bolsas de valores, porque el gasto social ``no es redituable''.

Poniatowska señaló que ese sistema económico ya ha demostrado su ``inutilidad''. En México dejó la peor crisis de la historia: 40 millones de personas en la pobreza, 10 millones sin esperanza alguna, mientras el resto de la población lucha todos los días por llevar algo a su hogar.

En cambio, hay 24 millonarios, con un capital que equivale a todo lo que pueden ganar en un año las 35 millones de personas que forman parte de la población económicamente activa.