Los directivos de Pemex planean extender a 1998 el abandono en que mantienen las plantas petroquímicas. Consideran que invertir en ellas equivale a echar dinero bueno al malo, que no vale la pena invertir en algo que se va a vender.
En respuesta puede señalarse que, sea que se conserven o sea que se vendan, total o parcialmente, la lógica económica sugiere la conveniencia de invertir en las plantas petroquímicas, pues de no hacerlo terminarán por convertirse en chatarra y su valor de mercado caerá por los suelos. A Pemex y al país no les conviene poseer chatarra o vender chatarra. Además, al no invertir siquiera en su mantenimiento adecuado, se pone en riesgo la integridad física de los trabajadores, pues aumenta el riesgo de accidentes más graves y frecuentes.
El secretario de Energía, doctor Luis Téllez, anunció recientemente que le tomará al menos un año concretar la venta parcial del primero de los diez complejos petroquímicos, convertidos ahora en ``filiales petroquímicas''. Con ello, el retraso en la venta de la petroquímica se extenderá a cuatro años, periodo en el cual poco o nada se ha invertido en ellas. Resulta irresponsable y potencialmente criminal continuar con esta política de abandono presupuestal. Con la intención de corregir esta situación, a continuación se presenta una propuesta de ajuste al presupuesto de inversiones de Pemex para 1998, que es compartida por varios diputados federales y otros miembros del PRD.
Aun cuando estamos produciendo petróleo crudo en abundancia y la petroquímica está descuidada, para 1998 el gobierno federal propone destinar la mayor parte de la inversión de Pemex a incrementar todavía más la infraestructura para la extracción de petróleo. Conforme a la propuesta gubernamental, Pemex Exploración y Producción (PEP) recibiría el 71 por ciento de la inversión (52 mil 300 millones de pesos), mientras que Pemex Petroquímica (PQ) recibiría menos del 2 por ciento (mil 300 millones). Nuestra propuesta consiste en reducir el presupuesto de PEP en 8 mil 750 millones de pesos (equivalentes a mil millones de dólares) y trasladarlos al presupuesto de PQ. De esta forma, el presupuesto de inversión de PEP se reduciría del 71 al 59 por ciento, mientras que el de PQ se incrementaría del 2 al 10 por ciento, en números redondos. Así, PQ estaría en condiciones de modernizar sus procesos de producción y eliminar los obstáculos o cuellos de botella que impiden incrementar la producción, para atender la creciente demanda nacional de insumos petroquímicos, que en los últimos años ha sido satisfecha mediante importaciones.
Nuestra propuesta tiene varias ventajas adicionales. 1) No se modificaría el importe de la inversión total de Pemex; habría tan sólo una reasignación presupuestal entre dos filiales. Por tanto, no se alteraría el presupuesto total de egresos de la federación. 2) El recorte presupuestal en PEP no afectaría programas ya iniciados, pues específicamente se concentraría en programas de extracción de hidrocarburos que están por iniciar. 3) El retraso en el arranque de estos programas de extracción no afecta la actual plataforma de producción y exportación de petróleo crudo ni los flujos de ingresos esperados, pues las inversiones tardan varios años en convertirse en incremento real de la capacidad de extracción.
La Cámara de Diputados tiene la palabra. Sus integrantes están en perfectas condiciones para modificar sin contratiempos el presupuesto de inversión de Pemex en los términos aquí sugeridos. Basta actuar con racionalidad, sin distingos partidarios y de cara a la nación.