La Jornada viernes 5 de diciembre de 1997

Julio Boltvinik
Mala leche con el DF

A Cuauhtémoc Cárdenas. Que sea en buena hora.

Aunque los problemas del DF son diferentes a los del medio rural, son también muchos y graves. La seguridad ciudadana, la contaminación, el transporte y el ambulantaje copan la atención de los comentaristas y requerirán la mayor parte del tiempo del flamante gobernador. Hay consenso en que el problema más grave del medio rural, y uno de los más graves del país en su conjunto es la pobreza. Sin embargo, se asocia la pobreza con Oaxaca, Chiapas, Guerrero, pero no con el DF. Se olvida, además, que la pobreza tiene relaciones importantes con la inseguridad y con el ambulantaje, que sí son concebidos como problemas de primera importancia en el DF.

No es conveniente separar para analizar y atacar la pobreza, el DF de la zona conurbada del estado de México, que forma el resto de la Zona Metropolitana de la Ciudad de México (ZMCM). Los ambulantes que invaden el DF, los payasos de las esquinas, viven con alta probabilidad en la zona conurbada, donde quedarán clasificados como pobres, junto con sus familiares. Según mis cálculos, al finalizar la década de los ochenta, el 71 por ciento de la población del país, 59 millones, vivía en la pobreza (definida como no cumplimiento de las normas de satisfacción de necesidades básicas). Si bien la ZMCM tenía una incidencia de la pobreza menor a la nacional, 61 por ciento, ésta era similar a la urbana total, mientras la del medio rural era mucho más alta: 85 por ciento. En cuanto a la incidencia de la indigencia (definida como cumplimiento de menos de la mitad de las normas de necesidades básicas), las distancias entre la ZMCM (17 por ciento), el país (29 por ciento) y el medio rural (62 por ciento) se agudizan. La ZMCM, sin embargo, no es la ciudad con menor proporción de pobres en el país. Tanto en indigencia como en pobreza, es mayor que la de otras metrópolis del país (15 por ciento y 59 por ciento). Cuando vemos el número absoluto de pobres, resalta aún más la importancia de la pobreza de la ZMCM: 9.8 millones, la más alta, con mucho, de la geografía nacional y que representa el 17.5 por ciento de los pobres del país. También vive en la ZMCM el 12 por ciento de los indigentes del país. Esta importancia no ha sido reconocida en los programas nacionales de pobreza del presente y del pasado.

Sin embargo, en el pasado la población de la ZMCM recibió un trato preferencial (más la del DF que la conurbada) en algunos aspectos como subsidios al transporte y a los alimentos, y en abasto social como el de Liconsa, que provee leche subsidiada a la población pobre. Según información verbal fidedigna, es intención del gobierno federal reducir fuertemente el número de lecherías en el DF (no estoy seguro si se hará lo mismo en la zona conurbada). La intención es trasladarlas a otros lugares. Se trata de un asunto de la mayor gravedad. El programa de abasto social de leche lo viene operando Liconsa desde hace treinta años y fue diseñado como un programa para la ZMCM. El gobierno de M. de la Madrid extendió rápidamente su cobertura en la ZMCM y la amplió a Guadalajara, Monterrey y algunas áreas rurales. En 1990 operaban 857 lecherías en la ZMCM que atendían al 47 por ciento del total de familias. El programa está orientado a familias con ingresos menores a dos salarios mínimos en las que haya al menos una persona menor de 13 años. Ha estado bien focalizado, ya que sólo un pequeño porcentaje de los que reciben el alimento tienen ingresos mayores a dos salarios mínimos, según una evaluación del programa llevada a cabo por investigadores de El Colegio de México (Verduzco y Szekely). El programa vende leche altamente subsidiada a estas familias. Para cerca de 9 millones de habitantes de la ZMCM (una cifra muy similar a la de pobreza presentada antes) constituye la única fuente accesible de proteína de alta calidad y un ingreso adicional importante. (Véase E. Duhau, capítulo 7, en Pobreza, condiciones de vida y salud en la Ciudad de México, coordinado por M. Schteingart, El Colegio de México, 1997).

Los argumentos para reducir el programa se derivan de la idea de que la ZMCM no es prioritaria en materia de pobreza y del hecho que el programa no ha tenido carácter nacional. Ya dijimos que fue diseñado como un programa para la ZMCM y ya tratamos de mostrar que en materia de número de pobres, sí debe tener alta prioridad. La verdadera racionalidad es política. El 6 de julio los habitantes del DF votamos por Cárdenas y por los legisladores de oposición. Los habitantes del medio rural lo hicieron por el PRI. Ahora se quiere castigar a los pobres del DF quitándoles el subsidio a la leche, mientras a los habitantes del medio rural se les premiará con el programa social cuyos recursos crecen más en el proyecto de presupuesto: el Progresa (Programa de Educación, Salud y Alimentación). El mensaje: si quieres programas sociales no votes por la oposición. Detrás de la intención de reducir la leche subsidiada al DF parece haber mala leche.