CDHDF: la pena capital, bárbara; sería un retroceso

Ricardo Olayo Ť El ombudsman de la ciudad de México, Luis de la Barreda, dijo que el endurecimiento de las penalidades no es la solución contra la delincuencia. La pena de muerte, por ejemplo, no puede ser una propuesta democrática por más que algunas voces la pidan.

``Son castigos a los que no podemos volver, no porque los delincuentes merezcan ramos de rosas, sino por nuestra propia decencia como sociedad''. La pena capital se aplica a los homicidas calificados, ``no podemos responder con una medida bárbara como la supresión de la vida a otra medida bárbara; estaríamos poniéndonos al mismo nivel que los delincuentes y ello sería un retroceso de varios siglos en nuestra evolución civilizada''.

Respecto de las manifestaciones para endurecer las penas expresadas durante la marcha contra la delincuencia, consideró que ``las verdaderas medidas drásticas consistirán en que se aplique la ley: no tiene mayor sentido que en el texto legal se prevean penas altísimas si éstas no se cumplen. Debemos exigir que los Ministerios Públicos y los cuerpos policiacos sean más eficientes, lo que no se puede lograr con el toque de una varita mágica sino con trabajo''.

Los delitos graves requieren penas altas y ya están previstas, ``deben ser tan altas que un condenado puede pasar desde su juventud en la cárcel y salga en la tercera edad; esas penas ya las tenemos en los códigos vigentes''.

El presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF) fue entrevistado luego de la firma de un convenio de colaboración con el titular de la Procuraduría Social.

Allí dijo que ``es verdad que uno de los principios de la democracia es la voz de la sociedad, pero hay cuestiones que representarían una involución y aunque fueran propuestas por muchas voces nunca serían democráticas. La discriminación racial, la tortura, la mutilación, no podrán ser propuestas democráticas''.

Una reportera le replicó en voz alta que los delincuentes no son democráticos. De la Barreda le pidió tranquilizarse porque éstos ``son asuntos que requieren sosiego; no será alzando la voz como podremos resolver el problema de la delincuencia. No se trata de que se pongan las más altas penas si no se cumplen''.

La policía tiene que prepararse, pero en lo inmediato debe romperse el contubernio con la delincuencia, se deben establecer salarios y prestaciones adecuadas para los preventivos, por lo menos como los de la Policía Judicial, ``pero los resultados de fondo se empezarían a ver en algunos años si empezamos a trabajar hoy''. De la Barreda subrayó que la actual no es la policía más adecuada para las aspiraciones de nuestra sociedad.

Controlar sobrecarga de trabajo en el MP

Hoy existe ``una suerte de cadena perpetua'' con sanciones hasta de 50 años, pero el problema está en lograr la eficacia en la persecución del delito, dijo De la Barreda. Mientras en Japón se pone a 98 por ciento de los presuntos responsables ante un juez, sin tortura ni medidas ilegales, ``nuestra policía logra poner a tres de cada 100 presuntos delincuentes''.

Indicó que en el taller internacional de derechos humanos realizado en Mérida, los visitantes extranjeros se sorprendieron de la falta de profesionalismo cuando se les informó que aquí no hay una carrera policiaca.

El ombudsman propuso instaurar la carrera policiaca; avanzar en la profesionalización del Ministerio Público y definir con exactitud la carga de trabajo que hay en las agencias para determinar cuántas denuncias puede atender un Ministerio; realizar una correcta distribución del trabajo, y contratar personal para acabar con el riesgo de la sobrecarga de expedientes.

-En la marcha contra la inseguridad muchos externaron su percepción de que la CDHDF defiende a los delincuentes.

-A esa manifestación acudieron decenas de miles de personas no necesariamente acordes con la forma de combatir el crimen, sino con el objetivo incontrovertible de decir basta ya a la criminalidad. En eso coincide la CDHDF, pero los diferentes sectores que participaron hicieron planteamientos que no necesariamente representan a todos.