ASTILLERO Ť Julio Hernández López
Luego de una prolongada atonía política, el presidente nacional del PRI, Mariano Palacios Alcocer, ha decidido definirse públicamente como aliado abierto de los sectores priístas más activos en la reconstrucción del autoritarismo y en el freno del proceso democrático.
De gira en días recientes por los terrenos de los gobernadores sindicalizados más conspicuos (Manuel Bartlett, Roberto Madrazo, Mario Villanueva y el representante de Salomón Azar, de nombre José Antonio González Curi), Palacios Alcocer ha mostrado más emoción partidista y claridad conceptual que en todo su anterior trayecto como directivo tricolor. Ha sido ahí, en la sede del priísmo más cavernario, donde Palacios se ha mostrado muy a gusto y donde ha revelado, sin ambajes, su verdadera filiación política.
La develación que Palacios ha hecho de su perfil duro, puede aportarle una base política que hasta hoy aparece disminuida o diluida y, además, ayudarle a remontar la sensación de abandono presidencial que con frecuencia presenta.
Sin el broderismo presidencial de por medio, y con una formación política distante de la que reina en Los Pinos, el ex gobernador queretano ha tenido que sobrellevar sus primeros meses como dirigente partidista en un peligroso plano de indefinición que le ha alejado de la posibilidad de convertirse en algo más que un encargado burocrático del PRI.
Un rápido resumen de acontecimientos notables nos muestra a un diputado Palacios Alcocer destapado de manera torpe y dañina por El cuñado de los reporteros, Leonardo Rodríguez Alcaine; luego, en sus primeras declaraciones públicas, el ya dirigente priísta tuvo que cumplir con el encargo superior de lanzarse abierta y torpemente contra los famosos candados estatutarios; más adelante le fue imposible llevar a cabo sus propios nombramientos de comité ejecutivo, y tuvo que hacer una mezcolanza desproporcionada de propuestas propias y ajenas para anunciar un desusado conjunto de 33 designaciones.
Políticos cercanos a Palacios Alcocer suelen contextualizar el anterior bajo perfil del queretano, a partir de la difícil personalidad del Primer Priísta del País, Ernesto Zedillo; de la impopularidad de la política económica hasta entre los propios priístas, y del perfil tecnocrático y políticamente insensible de muchos de los personajes de mayor influencia en el ánimo decisorio presidencial.
Por ello resulta especialmente llamativa la pública alianza que el dirigente del PRI ha decidido establecer con segmentos de poder regional íntimamente adversos a Zedillo, que se han embarcado ya en un proyecto político retador de la débil figura presidencial, y que se perfilan desde ahora como -en caso de triunfar en su proyecto- eventuales ajusticiadores de neoliberalismos y tecnocracias.
Con deferencias para Bartlett y Madrazo más allá de lo que aconsejan las fórmulas rituales (aunque de manera formal haya tomado distancia del prematuro destape del gobernador poblano que hizo en Cancún su símil quintanarroense), e impulsor abierto de iniciativas confrontacionales como la de los legisladores locales tabasqueños contra la Cámara federal de Diputados, Palacios Alcocer contará ahora con poderosos aliados en esa tierra de nadie en la que la indiferencia presidencial le ha colocado y, además, se irá revistiendo de protección ante los ataques cortesanos que ya desde antes, y más ahora, le acusan de no estar plenamente comprometido con el proyecto político zedillista, cualesquier cosa que esto pretenda significar.
A mí, mis timbres...
El ámbito mexicano de la filatelia está viviendo una convulsión derivada de confusiones e imprecisiones que es necesario aclarar, entre otras cosas, porque más allá del daño que pudieran sufrir los propósitos específicos y la reputación de las agrupaciones promotoras de esa afición, aparecen entre rumores y maledicencias tanto el Servicio Postal Mexicano (Sepomex) como el Taller de Impresiones de Estampillas y Valores (TIEV) de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.
La historia -de cuyos entretelones ya dio cuenta cifrada un filatelista de la Casa del Lago el sábado anterior en El Correo Ilustrado de La Jornada- se relaciona con el destino que debe tener un amplio lote de timbres postales mexicanos caducos (que tendría un valor cercano a 50 millones de pesos, a partir del valor facial de la estampilla) que aparecieron en los citados talleres oficiales de impresión y que, según estimaciones de algunos expertos, pudieran demostrar la falta de control sobre este material y la posible comercialización que de esos y otros timbres se hubiera hecho para beneficio de particulares.
Esta columna ha buscado precisiones de filatelistas expertos, pero no ha sido posible trascender los detalles técnicos y establecer una postura clara y probada. Ignacio Esteva Monroy, presidente de la Federación Mexicana de Filatelia (FMF), propone que las autoridades establezcan cuántos timbres son los que han caducado, que con ellos se realicen subastas nacionales y en el extranjero, y que se distribuyan en escuelas oficiales para promover el filatelismo.
Esteva Monroy ha asegurado a esta columna -sin documentos que avalen su dicho- que hay situaciones oscuras indicativas de irregularidades. En la argumentación aparecen la Asociación Mexicana de Filatelia (Amexfil), y la dirección del citado TIEV, a cargo de Franklin Ramos.
El presidente de la FMF asegura que hubo sustracción ilegal de timbres del TIEV y que la citada Amexfil los sacó a remate el 26 de abril de 1997.
Con independencia del tono de pugnas intergremiales que pudiera tener el asunto, y habida cuenta de la versión de investigaciones oficiales al respecto, convendría aclarar el punto a satisfacción del pequeño y especializado mundo de la filatelia y, aún más, de los ciudadanos a quienes preocupa que se pudieran hacer negocios particulares con los timbres postales mexicanos.
Astillas: El consulado general de México en Hamburgo, Alemania, ha dado una viva muestra de la manera como se confunden los intereses comerciales privados con la representación del Estado mexicano en el extranjero; en los envíos de correo que habitualmente hace llegar esa oficina a los compatriotas residentes allá (esencialmente reuniones y actividades oficiales, así como programaciones culturales y artísticas) se adjuntó en la remesa reciente la publicidad de Annecy Alta Repostería, una casa comercial privada, con oficinas en México y Alemania. El lector que nos reporta este uso de los servicios consulares de mensajería para promover pastelerías privadas se pregunta si esas peculiares promociones conllevarán algún pago y, en dado caso, a quién beneficiarán... En El Universal, Arturo Zárate Vite entrevistó a Clara Jusidman, ex directora del Registro Federal de Electores, quien se manifestó claramente en favor de la remoción del secretario ejecutivo del IFE, Felipe Solís Acero, para que los consejeros tengan la certeza del manejo de toda la estructura territorial electoral para el año 2000. La señora Jusidman analiza con claridad el conflicto interno del IFE y aparte de reconocer otro tipo de virtudes de Solís Acero, establece que este funcionario ``pertenece a una cultura administrativa distinta a la que tenemos que construir'' y que sin duda, frente a la ``terquedad'' de José Woldenberg, y de los consejeros del IFE, lo recomendable es ``quitar al secretario ejecutivo''.
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