Comienza el lunes el Congreso del SNTE, en Veracruz
Miguel Angel Rivera Ť Cuando en otras partes del mundo y de nuestro propio país se trabaja con computadoras, o por lo menos con equipo audiovisual de primera clase, en los pueblos y en muchas colonias de las grandes ciudades, los maestros tienen que escribir en viejos pizarrones que ya no retienen el yeso de los gises.
Hacinados en aulas oscuras y mal ventiladas, los alumnos de esas escuelas tienen que adivinar las letras o los dibujos. Es un esfuerzo extraordinario porque muchos de ellos padecen desnutrición, problemas del oído y de la vista, que se agravan porque llegan a la escuela sin desayunar y sin ropa adecuada para protegerse del frío extremo o de las altas temperaturas.
Este panorama, que para muchos parece sacado de viejas películas blanco y negro, es todavía una realidad en grandes zonas de la República. Los que lo viven directamente son los profesores que, a las penas de sus alumnos, tienen que sumar las propias, por sus bajos salarios y la carencia de recursos materiales para que sus enseñanzas puedan ser transmitidas con mayor eficiencia.
Por ello, el secretario general del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), Humberto Dávila Esquivel, sostiene que, más allá de luchas políticas, debería de fijarse como una de las grandes metas nacionales el mejoramiento integral de la escuela pública.
Entrevistado a propósito del segundo Congreso Nacional de Educación, que se inaugurará mañana en el puerto de Veracruz, con participación de dos mil 500 delegados procedentes de la República y que fueron elegidos a partir de más de 130 mil asambleas realizadas en todas las escuelas y centros de trabajo del país, el secretario general del SNTE expresó:
``No podemos ver la educación como un asunto separado de otros problemas nacionales. Debemos reconocer que formamos parte de una nación con graves problemas de pobreza, que nuestras escuelas no cuentan con la infraestructura ni los instrumentos para una educación de calidad, que los niños muchas veces asisten a nuestras aulas sin haber probado alimento, que muchas familias carecen de vivienda digna, que hay jefes de familia sin empleo seguro, y que a este triste cuadro se suma un clima de inseguridad y violencia social''.
Agregó que cuando su sindicato habla de escuela, se entiende por ella no sólo el inmueble, sino a todos los que la integramos, los profesores, los niños, los padres de familia... esto es, la sociedad entera.
``En muchos foros, los trabajadores de la educación señalamos la insuficiencia de los recursos que se invierten en nuestro sector. Hoy insistimos en ello y consideramos que debe ser un compromiso del Congreso de la Unión y de los congresos estatales el promover que se destinen más recursos a la educación pública. Sólo garantizando que la educación sea considerada una inversión para el futuro, los maestros podremos garantizar que nuestro país contará con los profesionales calificados para lograr su desarrollo económico y fortalecer nuestra soberanía nacional'', afirmó el dirigente magisterial.
Meta mínima: que cada escuela tenga una computadora
Al insistir en la necesidad de mejorar equipo y sistema, retomó el ejemplo de los pizarrones deteriorados. Cuando el profesor sabe dibujar menos mal, pero cuando no, todo queda a la imaginación y nada se parece a lo que se encuentra en los libros, a lo que aparece en la televisión y mucho menos a lo que se puede apreciar en la computadora, con su capacidad para revelar los mínimos detalles o de darnos una idea completa del entorno.
Una meta mínima en ese sentido, indicó, sería que cada escuela pública tuviera por lo menos una computadora.
Con todo, a pesar de que se reconocen las deficiencias de las escuelas públicas, de ninguna manera podemos decir que todo sea malo. Por el contrario, dijo Dávila, ``creo que la instrucción pública ha sido eficiente y es todavía la base más importante del sistema nacional de enseñanza. A las escuelas públicas asiste 90 por ciento de los niños de educación básica, y de las instituciones públicas de enseñanza superior han salido hasta ahora 85 por ciento de los profesionales del país, los que han construido al México moderno.
``Estas cifras demuestran que no hemos fracasado. Pero tampoco podemos quedarnos estáticos'', advirtió el dirigente nacional del SNTE, sin duda la más importante organización gremial de nuestro país y, para muchos, de toda América Latina.
``Tenemos que mejorar las escuelas y dotarlas de todos los avances que ofrece la tecnología. Los planteles públicos deben ofrecer a sus alumnos, por lo menos, lo mismo que tienen los particulares''.
La verdadera democracia
Precisó que todos debemos contribuir a ese mejoramiento. Es cierto -admitió- que el gobierno debe aumentar el presupuesto para enseñanza, pero también la iniciativa privada podría contribuir con más becas, instrumental didáctico o material de construcción para reparar aulas deterioradas. Muchas empresas tienen en los niños a sus mejores compradores, y bien podrían repartir parte de sus utilidades para su mejor educación, apuntó.
Todos los niños y jóvenes deben tener las mismas oportunidades. Esa es la verdadera democracia. Por eso no es casualidad que la definición de este término en la Constitución esté en el artículo 3o., precisamente el que consagra la educación obligatoria básica, nacionalista, democrática y laica.
La democracia no es sólo la lucha en las urnas. Es ofrecer igualdad de condiciones para todos los ciudadanos y el punto de partida debe ser una educación igual en calidad y en intensidad.
Afirmó que el magisterio institucional mantiene vigente su demanda, aún no satisfecha, de que el salario básico de los profesores sea el equivalente a seis mínimos. A la fecha es de poco más de tres para quienes tienen menos de cinco años de servicio.
Aclaró, sin embargo, que entre los profesores existe cabal comprensión de que los incrementos no implican la superación definitiva del sistema educativo nacional. Para salvar los problemas se requiere mucho más: un programa integral de desarrollo, subrayó.
Aunque el diagnóstico general del sistema educativo del país ya lo tiene el magisterio, hay algunos aspectos que requieren un estudio más detallado, para proponer soluciones acordes con la realidad del país. Precisamente por ello se decidió convocar al segundo Congreso Nacional de la Educación, que se realizará en el puerto de Veracruz del 24 al 28 del presente.
Aumentos reales, no sólo en papel
Para el magisterio no importa si aumentan o disminuyen los impuestos, o si crecen o se reducen las partidas dentro del presupuesto. Lo importante es que el aumento sea real, que se puedan tener mejores salarios pero también escuelas mejor equipadas, lo uno tiene que ir con lo otro.
Por fortuna, el magisterio tiene voces dentro del Congreso de la Unión, y eso es precisamente lo que van a pedir: aumentos reales en las partidas para educación.
-¿De cuánto debe ser el aumento?
-No tengo cifras exactas a la mano, pero el objetivo mínimo debería ser alcanzar el porcentaje del producto interno bruto fijado por la UNESCO, de ocho puntos. En México apenas rebasamos 4 por ciento.
Es cierto, el país tiene otras carencias de suma importancia, pero con seguridad, salvo la alimentación básica, no existe nada más prioritario que la educación.
Más allá de diferencias sindicales o partidistas, todos los profesores mantenemos la decisión de conservar inalterable el artículo 3o. constitucional y los principios sobre los que reside el sistema educativo nacional.
Hace unas cuantas semanas se firmó un convenio con la secretaria general de la CNC, Beatriz Paredes Rangel, para establecer un fideicomiso de respaldo a la educación en las comunidades indígenas, mismo que no sólo pretende mejorar las condiciones de las escuelas, sino también otorgar becas.
Al mismo tiempo, -continuó- es necesario que la sociedad entera colabore en el fortalecimiento de valores que se han perdido. Por desgracia, se ha generado un proceso de degradación que ha beneficiado un individualismo llevado a extremos de egoísmo.
Precisamente por esa tendencia a fortalecer el individualismo, se debilitan los valores de carácter social. Hay una idea generalizada de privilegiar el beneficio personal por encima del de la comunidad. Esto tiene que modificarse y retomar el camino del esfuerzo colectivo, indicó.
Dávila sostuvo que esa es una aspiración, pero tenemos que adecuarla a la realidad de México, como también entendemos que por el momento no es posible un aumento salarial de ciento por ciento. Por supuesto que todos lo deseamos, y en eso no hay diferencia con las llamadas corrientes disidentes, pues creemos que sería la forma de realizar el viejo anhelo del magisterio de alcanzar un salario realmente profesional.
Con énfasis, el secretario general del SNTE reafirma que en tal demanda no hay diferencias con el magisterio disidente, como no la hay en lo que se puede considerar el programa general del magisterio y que se resume en cinco puntos centrales:
1. Fortalecimiento de la educación pública.
2 Mejoramiento de la calidad en la enseñanza pública.
3 Que el Estado se mantenga como el rector de la educación.
4.- Defensa irreductible del artículo 3o. constitucional.
5.- Mayor presupuesto a la educación.
Si existe este acuerdo general acerca de los principales puntos en materia educativa, entonces ¿por qué es necesario realizar reuniones de estudio y de debate como el Congreso Nacional de la Educación?
Dávila Esquivel responde de inmediato:
Tenemos puntos de vista coincidentes en torno de las metas generales, pero hay que estudiar muchos aspectos en lo particular. Eso se analizará en Veracruz.
Por ejemplo, todos estamos de acuerdo en la conveniencia de mejorar los sistemas de enseñanza, pero como parte de esa necesaria transformación debemos tomar en cuenta las diferentes características del territorio nacional y de su población.
En defensa de la pluralidad
Agregó que en este encuentro se analizarán los aspectos que se pueden considerar académicos, lo cual no significa olvidarse de atender a las voces disidentes. El SNTE, destacó, es una organización plural y así va a seguir.
Por ello, informó, luego del congreso, probablemente en diciembre, se convocará a una reunión del Consejo Nacional del Sindicato, para examinar todos los aspectos ``políticos'' de la vida interna de la agrupación y sus relaciones hacia el exterior, en particular con los gobiernos federal y estatales, a quienes se ha transferido gran parte de la responsabilidad de la conducción del sistema educativo y de la relación con el magisterio, como parte del programa de descentralización que obedece, por otra parte, a la necesidad de reconocer la diversidad regional a la que hicimos referencia.
El hecho de pensar distinto no significa una separación radical o definitiva. La pluralidad de nuestra organización se evidenció desde que decidimos terminar con la afiliación masiva a un solo partido.
Esto necesariamente tiene que reflejarse en lo interno y no podemos dejar sin voz a quienes no piensan como nosotros, reiteró el secretario general del magisterio.
Destacó que, de hecho, ya prácticamente todas las corrientes tienen posiciones dentro de la directiva sindical, como es el caso de la Coordinadora (CNTE), Nuevo Sindicalismo y el Bloque de Delegaciones Democráticas. Pero aún así, se revisará la integración del Consejo Nacional para que cada grupo interno esté debidamente representando en la próxima reunión.
En el SNTE, el Consejo Nacional es un órgano de gobierno permanente, elegido democráticamente, y que agrupa a poco más de 300 personas. Está integrado por todos los miembros del Comité Ejecutivo Nacional (CEN), así como por los integrantes del Comité Nacional de Vigilancia y delegados por cada uno de los comités ejecutivos seccionales.
Este encuentro resulta todavía más necesario por el hecho de que en febrero próximo deberá realizarse el Congreso Nacional para elegir a la directiva que sustituirá a la actual, encabezada por Dávila Esquivel, y que estará en funciones durante el siguiente trienio, a partir de marzo de 1998.