``Tiene momentos magistrales, pero nos desarma la vida a todos'', define y resiste uno de los más influyentes diputados perredistas.
En la burbuja del PRD brilla como ninguno Porfirio Muñoz Ledo. Resulta ocioso repetir sus méritos, su historia, aunque él mismo se encargue siempre de volver.
Si se discute algún tema laboral, salta Porfirio: ``Eso ya lo había propuesto cuando fui secretario del Trabajo''. Si el asunto es educativo: ``Eso lo dije cuando ocupé el despacho de Vasconcelos''. Si la política exterior: ``Yo estaba en la ONU cuando''...
Incluso sus relaciones con los demás integrantes de la burbuja perredista tienen esa marca: ``No entiendo a Pablo, ¿qué quiere?, ¿ser mi símil o mi competidor?'', dice en referencia al vicecoordinador Pablo Gómez, con quien sostiene una relación de eterno jaloneo.
Brilla Porfirio. Pero en la burbuja perredista también hay personajes que tienen su propio peso.
Pablo Gómez es uno.
Juan Miguel Alcántara Soria, su homólogo en el PAN, lo define en contraste con Porfirio: ``Tiene la virtud de su bautismo de sangre, pasó por la cárcel, ha sido congruente con su lucha, no ha zigzageado. Aún con las profundas diferencias ideológicas que nos separan, para el panismo es una persona con buena vibra, respetable''.
Aunque formalmente dejó la burbuja para ser presidente de la Comisión de Programación y Presupuesto, Ricardo García Sainz sigue en la cúpula. Sus larguísimos años de funcionario le dan un peso propio, aunque estuvo a punto de padecer los célebres planchazos perredistas, cuando el diputado Cuauhtémoc Velasco promovió que no se le otorgara la Comisión de Programación.
Demetrio Sodi le sugirió que reuniera firmas de apoyo a su candidatura.
García Sainz lo miró con cara de ya-no-estoy-para-esos-trotes: ``¿Juntar firmas? No, hombre, si no quieren, no seré''.
El ex dirigente magisterial Jesús Martín del Campo ha encabezado, con otros, a los cuauhtemistas de San Lázaro. Y se mantiene en la burbuja, como otros, jugando al equilibrio para evitar al máximo los roces con Muñoz Ledo.
Demetrio Sodi de la Tijera, uno de los 27 ``externos'' del grupo parlamentario, representa a la burbuja en los temas relativos a la reforma del Estado, por encargo de Muñoz Ledo. En Causa Ciudadana, el grupo del que proviene, ya adelantó que quizá ingrese al PRD, porque aspira a ser candidato al gobierno del DF en el 2000.
Con presencia formal en la burbuja, aunque poco peso, están Dolores Padierna Luna, ex coordinadora de los asambleístas del PRD; Felipe Rodríguez, líder del movimiento popular en Ciudad Nezahualcóyotl; Angélica de la Peña, encargada de los asuntos administrativos del grupo, y Laura Itzel Castillo, hija de Heberto.
En las cercanías de la burbuja se mueve Carlos Heredia, experimentado operador de ONG y diputado gracias a su cercanía con Andrés Manuel López Obrador.
MAS ALLA DE LA BURBUJA
En los primeros intentos por acotar el liderazgo de Porfirio, Jesús Martín del Campo, Lázaro Cárdenas Batel, Gilberto López y Rivas y Alfonso Ramírez Cuéllar llegaron a reunir hasta 50 legisladores, de 126. Pero no consiguieron hacer un bloque compacto, como quizá lo logren cuando se acerque el 2000.
Representan, sin embargo, un contrapeso al liderazgo de Muñoz Ledo, empeñado en marcar siempre su raya ante Cuauhtémoc Cárdenas (que va a Los Pinos sólo para la foto, según Porfirio) y ante el comité nacional perredista, que encabeza López Obrador.
En la elección del segundo miembro perredista de la Cocopa, Muñoz Ledo maniobró para lograr que el chiapaneco Carlos Morales se quedara con el puesto, pese a que el CEN perredista había sugerido a Jesús Martín del Campo y no veía con malos ojos a otro candidato, el forista Bernardo Bátiz.
LA SUCESION Y LA PLANCHA PUREPECHA
La disputa por las posiciones en la Cámara es mole de otra olla. En la bancada perredista dominan los regionalismos.
Un bloque regional: los diputados del estado de México, entre los que destacan José Luis Cureño y Felipe Rodríguez.
Otro bloque es conocido por sus propios integrantes como la Plancha Purépecha, y lo integran obviamente los diputados de Michoacán, con Lázaro Cárdenas Batel a la cabeza.
Los mexiquenses y la Plancha Purépecha pueden tener todas las diferencias del mundo entre sí, pero a la hora de votar se juntan.
Y lo mismo procuran otros grupos.
Los diputados de Sonora, Sinaloa y Jalisco son coordinados por el dirigente agrario Luis Meneses, mientras el jarocho Armando Aguirre Hervis encabeza el bloque de Tabasco y Veracruz.
Los legisladores del Distrito Federal forman un grupo ``muy suelto y desprotegido'' frente al antichilanguismo que suele dominar algunas votaciones de la bancada.
Pero formales, informales, aislados o conexos, en la bancada perredista todos los grupos sienten que Porfirio Muñoz Ledo los ``desarma''.
Desde que Alfonso Ramírez Cuéllar y otros se fueron a comer con la burbuja del PRI en los días del jaloneo por la instalación de la Cámara, Porfirio no deja en paz al priísta Fidel Herrera. Apenas hace unos días lo encaró: ``¿Y a dónde se llevó a comer a mis diputados ahora? Se los llevó al Fouquets, ¿verdad?'' .