Ha habido declaraciones sobre las posibles reservas de petróleo en aguas profundas del Golfo de México cercanas a los límites marítimos entre México y Estados Unidos. El secretario de Relaciones Exteriores informa de una parte de los hechos ya publicados y pide cesar las especulaciones sobre lo demás.
Ya nos habíamos ocupado de este asunto aquí, el pasado 5 de octubre en el artículo ``¿Petróleo en las donas?''. Sin embargo, ante los nuevos elementos, es conveniente tratar de dejar claro qué sucede, qué no, y cuál debería de ser el sentido de la discusión.
Para que un tratado internacional tenga validez, éste debe ser ratificado por el Senado. Por lo mismo, no tiene base la idea de que ya se firmó uno a escondidas durante la pasada visita presidencial al vecino país. Pero sí hay una serie de hechos, publicados y no desmentidos, que las declaraciones de Relaciones Exteriores omiten, dando una imagen más sedante que ajustada a la realidad.
Cierto, no ha habido perforaciones en las donas, que, en efecto son ahora aguas internacionales. Pero sí hay prospección geofísica, que permite tener una especie de mapa del subsuelo y que permite a las compañías petroleras que la hicieron conceder suficientes probabilidades de que haya yacimientos petroleros importantes, como para haber demandado, incluso públicamente, que el Senado del vecino país ratificara un tratado de límites con México que llevaba casi dos décadas congelado. Es más, lo que demandan los petroleros del vecino país es ``seguridad jurídica'' para invertir en perforaciones exploratorias, primero en las aguas profundas que ya con el tratado quedan como zona económica exclusiva de su país, y luego, al completarse las ya iniciadas negociaciones sobre las donas, y por lo pronto la occidental, también en esa parte del Golfo.
También es cierto que no se ha perforado aún ni siquiera cerca de la línea de límites ahora ratificada; lo que se ha publicado es que se mandaron a hacer, en Corea del Sur, barcos para llevar a cabo esa perforación, en áreas, aquí sí, ya concesionadas a determinadas compañías.
Cabe agregar una reflexión. La perforación a profundidades de unos 2 mil 500 metros de mar, más 7 u 8 kilómetros bajo el fondo marino, será carísima. De por sí, las perforaciones en plataformas semisumergibles, que se llevan a cabo por ejemplo en el Mar del Norte, tienen un costo, entre inversión y operación, de alrededor del triple que la realizada con las plataformas autoelevables que se usan, digamos, en la Sonda de Campeche o en el Golfo Pérsico, que generalmente operan a profundidades del orden de 100 metros o menos. Este costo adicional permite trabajar en aguas cuya profundidad llega a 600 metros. Podemos darnos una idea de lo necesario para operar a profundidades del mar cuatro o cinco veces mayores que este límite, y para perforar abajo del fondo del mar del doble de lo habitual en la Sonda de Campeche.
Con la prospección efectuada se tienen razonables indicios, pero la prueba, no tanto de si hay o no petróleo, sino de si con esos costos será rentable extraerlo, ésa sólo se podrá obtener perforando, y esto tarda años. Sin embargo, la conclusión no es la de que ``bueno, falta mucho, nos podemos echar una larga siestecita''. Sí se concluye que ese riesgo y durante ese tiempo, no lo corren las compañías solas, sino que tienen algún apoyo o garantía de su gobierno, el cual estaría compartiendo el riesgo. La producción petrolera del vecino país declina de manera importante. La producción de los llamados 48 estados contiguos está ya en la mitad del máximo alcanzado en 1970, y caerá a la mitad de su nivel actual alrededor del año 2009. El no aumentar aún más su dependencia con respecto a las importaciones petroleras sería una de las razones del apoyo gubernamental.
Si los rumores han proliferado junto con la información, es porque Relaciones sólo informó, y de manera incompleta, cuanto el escándalo ya era un hecho. La mejor forma de evitar especulaciones es que Relaciones informe oportuna y objetivamente de lo que sucede y lo que se quiere hacer, y no con discursos-Valium.
Lo más inmediato del asunto es la negociación de los cambios o adiciones al tratado de límites. Otra, un trabajo de Pemex y el IMP encaminado a adquirir la nueva tecnología. Se requiere más información sobre ambos.