La Jornada domingo 23 de noviembre de 1997

VENTANAS Ť Eduardo Galeano
Ella

La historia como hazaña de los machos: no hay mujeres en la historia de las islas Canarias. Chiti Hernández-Martí exploró la memoria de las islas, y no tuvo más remedio que admitir que allí los hombres se han reproducido sin ayuda.

¿No hay mujeres? Casi no hay. Hace cinco siglos, una mujer llegó a las costas de Tenerife. Llegó flotando sobre las aguas, dormida en la espuma, y fue recogida por los pescadores. Cuando le hablaron, ella no contestó. Los pescadores la llevaron al rey de la isla, pero siguió muda. Fue adorada por el rey, que cantó en alabanza de su helado esplendor, y ella no se dignó sonreír. Los siete príncipes la cubrieron de flores, y ni se dio por enterada. Por ella pelearon los principes, que disputando sus favores se despedazaron entre sí, y ella asistió a la carnicería sin mover una ceja. La única mujer de la historia de las islas todavía está allí: se llama Candelaria, es virgen y es de madera. Los hombres le rezan de rodillas