La Jornada viernes 14 de noviembre de 1997

René Drucker Colín
La miopía

Según la Enciclopedia Británica, entre otras definiciones de tipo médico, el miope también se describe como alguien ``con poca penetración, que sólo considera el aspecto superficial de las cosas, sin llegar a captarlas en su totalidad o a prever sus consecuencias''. No puedo pensar en una mejor definición para ilustrar la actitud del Estado mexicano, llámese Presidencia de la República, Secretaría de Hacienda y/o Banco de México, en relación con la política científica nacional (la cual en realidad es casi inexistente). Desafortunadamente, no se escapa de esta descripción, la actitud de senadores y diputados, ya que las comisiones de Ciencia y Tecnología en las cámaras alta y baja no fueron muy disputadas, lo cual muestra el poco interés en general sobre este tema. Es también sumamente indicativo el hecho de que en todos los foros nacionales donde se pretende hablar sobre el desarrollo de la nación, el único tema que no está incluido es el de ciencia y tecnología. Es más, cuando los empresarios, políticos, autoridades hacendarias y demás elementos humanos supuestamente interesados en el desarrollo de esta nación se reúnen a discutir planes a corto y mediano plazo (creo que no les da para largo plazo), el tema ciencia y tecnología ni siquiera se asoma por la ventana. Un ejemplo reciente de esta miopía, que más bien parece ignorancia supina, se refiere a un foro organizado por el Centro de Estudios para la Reforma del Estado, AC, el Centro de Estudios para un Proyecto Nacional, AC y por el Instituto de Estudios para la Transición Democrática, AC; todo esto patrocinado por un organismo con el rimbombante nombre de Frederich Ebert Stiftung. El programa toca los temas económicos, empresariales, sindicales, rurales, etc. Pero que cree usted, señor lector, la ciencia y la tecnología, que es el único tema que realmente puede incidir sobre el desarrollo de la nación, está totalmente ausente. Habrá que felicitar a los organizadores, pues con todas estas discusiones, seguro que el país no se desarrollará. De hecho, me gustaría conocer qué otra alternativa, que no sea el desarrollo científico y tecnológico, tiene un país para generar su desarrollo. Yo no veo que en los países donde se invierte 2.5 ó 3.0% del PIB, mucho mayores que los de México, haya tantos ambulantes en las calles, tantas franquicias comerciales, tantas empresas medianas y pequeñas en quiebra, tantos banqueros rateros, tantos rescates económicos a empresas dedicadas exclusivamente a enriquecerse a costa de la pobreza del pueblo. Bueno, y ya que está de moda, ni siquiera tienen equipos nacionales de futbol de quinta y no se recibe en las casas presidenciales como si fueran héroes a futbolistas de cuarta (ejemplo Luis Hernández) cuando se van dizque a jugar al extranjero.

Cuál es la política científica de este gobierno. Pues bien, este año ofrece en apoyo a proyectos de investigación la ridícula cantidad de 250 millones de pesos a todas las áreas de la ciencia mexicana. O sea que no me vayan a malinterpretar, el Conacyt tiene varios programas (ej. becas, repatriaciones, etc.), pero tiene un programa de apoyo directo a proyectos de investigación, y es a éste al que me estoy refiriendo. Este programa es el que permitiría hacer una inversión real al trabajo de investigación y de desarrollos tecnológicos. Sin embargo, este año, cuando hay cerca de mil 500 proyectos que solicitan apoyo, la cantidad antes mencionada permitiría generar entre 150 y 160 mil pesos a cada proyecto. Como la convocatoria es por dos años o más, resulta que si se aprobaran todos los proyectos, se les entregaría alrededor de 70 u 80 mil pesos al año a cada proyecto. Dado que se aprueban sólo alrededor de una cuarta parte de esos proyectos en el proceso de evaluación, a final de cuentas se otorgan alrededor de 300 mil pesos por proyecto, o sea, como 35 mil dólares. Es difícil que con esos apoyos la ciencia mexicana avance a pasos agigantados. Aquí, el problema o la culpa no la tiene el Conacyt, el problema proviene del Estado, que no busca políticas reales de desarrollo. Pues, señores del Estado, si quieren que México se desarrolle, inviertan en ciencia y tecnología y que se cumpla la promesa presidencial de que se invierta hasta el 1% del PIB para fin del milenio.