LA CIUDAD DE MEXICO FESTEJA A FERNANDO BENITEZ
Angel Vargas Ť Por antonomosia, Fernando Benítez es vida.
Hombre de 88 años que vive constantemente el momento, instante que no le hace perder ni su ruta ni su amor al ser humano; figura generosa que no se siente traicionada por el pasado ni agobiada por el tiempo; inteligente, valiente, excelente amigo, escritor y gran periodista. Todo eso es el ``padre de los suplementos culturales en México'' para sus múltiples amigos que asistieron ayer al inició del homenaje que le brinda el gobierno de la ciudad de México por su trayectoria profesional.
La Casa Jaime Sabines fue el marco donde ese personaje de inseparable cigarrillo en la boca que distingue a sus amistades con el afectuoso ``hermanito'', sonrió emocionado ante el reconocimiento que le brindaron, primero, el minuto y medio de aplausos de más de 500 personas, y segundo, las palabras de José Iturriaga --en lectura--, Cristina Pacheco, José Luis Cuevas, Henrique González Casanova y Oscar Espinosa Villarreal.
Las participaciones de los mencionados pueden reducirse a lo siguiente: el diseño oral de un Fernando Benítez generoso y buen amigo, que trata al idioma de manera magistral y que con el ejercicio periodístico concurre a la lucha del pueblo mexicano por la democracia como estructura jurídica.
De traje gris claro, con un apenas perceptible rayado azul, el autor de las novelas El rey viejo y El agua envenenada, pero que es más conocido por su serie de cinco tomos Los indios de México, leyó un texto de dos cuartillas. Lo hizo con dificultad, ``pues tengo 88 años, estoy semiciego y escribo por pedazos muy pequeños porque he perdido la memoria''.
Benítez se refirió a las problemas que vive esa ``urbe del destino, odiada y amada entrañablemente'', que es la ciudad de México: inseguridad pública, explosión demográfica y pobreza. Pero aun ante estas circuntancias, ``la gran Tenochtitlán nunca morirá''.
Disfrutar lo sembrado
Al término de los discursos, se asistió a la inauguración de la exposición Benítez y su memoria, integrada por fotografías de la vida de quien fue director del periódico El Nacional y fundador de los suplementos culturales México en la Cultura, La Cultura en México, Sábado, Libros y La Jornada Semanal.
Fue el principio de un homenaje en el que Benítez disfrutó lo que ha sembrado durante más de 60 años en el periodismo: el respeto y la admiración de propios y extraños y la calidez de sus amigos.
A continuación reproducimos lo que en entrevista dijeron algunos personajes de ese hombre con pasión de vida, de quien Cristina Pacheco dijo que al hablar de él: ``no me pregunten cómo pasa el tiempo''.
Alí Chumacero: Primero, Fernando Benítez es uno de los grandes periodistas que ha dado el siglo XX mexicano. Segundo, ha sido el más grande promotor de las juventudes dedicadas a la literatura. Tercero, es el causante de que haya, naturalmente, una cantidad en el mundo de escritores que le deben muchísimo a su formación y muchísimo a su oportunidad de expresarse. Es, pues, uno de los hombres más importantes, no sólo en el periodismo, sino también en las altas esferas de la cultura nacional.
Raúl Anguiano: Colaboré con él como ilustrador de poesía cuando fue director de El Nacional, y posteriormente cuando organizó el suplemento cultural de Novedades. Su obra sobre los indios de México o de la ciudad de México, sobre Hernán Cortés, fueron alimento de mi juventud o de mi primera madurez. Lo estimo mucho, es una gran hombre de México. Sus obras tienen que perdurar, son su principal legado.
Mexicano a carta cabal
Andrés Henestrosa: Los suplementos culturales no son nuevos, pero su concepción moderna se debe a Benítez. Es un escritor muy fino, muy agudo, muy inteligente y un excelente historiador. La historia de la cultura indígena le debe algunos de los libros más esenciales sobre el tema.
Henrique González Casanova: La literatura de Benítez es eminentemente periodística. El aplica el método del periodista, que esencialmente consiste en informarse para informar, a la historia a la política, a los viajes, y simplemente entera a la gente de lo que sabe, no de lo que cree, no de lo que supone, y por eso es un gran periodista y un notable escritor.
``El dio la posibilidad de que la cultura informada por órganos públicos que son los diarios, llegue al público. Fernando es un hombre que vive constantemente el instante, y el instante no le hace perder ni su ruta ni su amor al ser humano.
Cristina Pacheco: Para la literatura periodística Fernando Benítez representa el trato más honesto con las palabras, el más inteligente, el más generoso para quienes han buscado con ellas una forma de comunicarse con los demás.
``En ese sentido, es un ejercicio constante de agudeza, de malicia, del buscador, pero también de solidaridad; el hombre que entiende lo que significa para otro manejar la misma herramienta que, insisto, son las palabras.
``Admiro de Benítez su amor para vivir. Es un hombre que reúne muchas circunstancias; es encantador, seductor, inteligente; es valiente, es mexicano a carta cabal. No se siente traicionado por el pasado, ni se siente agobiado por el tiempo.''