Precisamente 10 días antes y cuatro después de la inauguración de la XXX Muestra (20 de noviembre), la Cineteca Nacional engalanará la pantalla de la sala 3 con un ciclo retrospectivo articulado mediante 16 películas del realizador Alain Tanner (Ginebra, 1929), cofundador de dos memorables movimientos cinemáticos. Uno, primero, el free cinema inglés, aquel que nace en el mismo año en que los aviones británicos bombardean el territorio egipcio con motivo de la ``crisis de Suez'' --febrero de 1956-- en una ya célebre sesión organizada por la Cinemateca británica con un programa compuesto por O dreamland, de Lindsay Anderson; Together, de Lorenza Mazzetti y Momma don't allow, de Karel Reiez y Tony Richardson.
Angry young men (jóvenes airados) que revitalizan con sus películas la semiextinguida tradición documental que había dado al cine británico tantos días de gloria. Entre sus creaciones debemos incluir Nice time (1957), de Tanner --mención especial del Festival de Venecia de aquel año-- que narra en un formato de 16 mm durante 19 minutos la búsqueda de divertimento-evasión de una muchedumbre en estricto espacio londinense, precisamente Piccadilly Circus y calles circunvecinas un sábado por la noche, hasta las 23 horas, tiempo durante el cual el himno nacional pone precario punto final a aquel trajín siempre dominado por la estatua inmóvil de Eros. Satisfechos e insatisfechos abandonan lentamente la plaza y las calles bajo marciales acordes. Al amanecer únicamente fatigan aquellos lugares insomnes y despistados. Indudablemente, Nice time recogió en sus fotogramas con libre vocación documental innúmeras impresiones de intensa magnitud. Años después, Tanner se convertiría luego de accidentado periplo por la Europa continental, en el padre creador del cine suizo --segunda fundación--.
Charles, mort ou vif (Carlos, vivo o muerto, 1969, último filme del ciclo) es, sin lugar a duda, la cinta inicial de aquella etapa no sólo por las distinciones recibidas por la crítica: Grand Prix du Festival de Locarno, Selectionne pour la Semaine de la Critique, Cannes; Grand Prix du Festival de San Antonio (Texas); no sólo por ser un eco luminoso de los sucesos ocurridos en París durante mayo de 1968, sino también porque Charles, el protagonista burgués, es capaz de celebrar el centésimo aniversario de su pequeña empresa familiar apartándose deliberadamente de cualquier ritual institucional para ir a refugiarse a sitios heterodoxos (cafés, cantinas y hoteluchos). Hasta allí arriban sus hijos Paul y Adeline para rescatarlo vivo o muerto y finalmente internarlo en una ortodoxa clínica de salud mental. Así, Tanner crea de nueva cuenta una ilustrativa metáfora a propósito de la enajenación y la libertad. ¿Acaso no había luchado al lado de los estudiantes en las barricadas de París aquel trágico año de 1968?
Meses más tarde --exactamente 24-- Tanner realiza otra película fundamental, La salamandre (La salamandra, 1971, segundo filme del ciclo) que desarrolla durante 123 minutos la problemática de Rosemonde, una muchacha a quien se le acusa injustamente de haber disparado un arma en contra de su tío. Asunto penal que deberá ser transvasado a un guión televisivo por un periodista (Pierre) y por un poeta (Paul). El primero efectúa una prolongada entrevista para esclarecer los hechos; el segundo, Paul, prefiere dar rienda suelta a su imaginación para interpretar aquel malhadado episodio. Aquella oposición entre realidad e imaginación trastocan el proyecto, razón por la cual es cancelado.
A propósito de aquel enfrentamiento, Tanner declaró en entrevista concedida a la Revue du cinéma: ``...fue una tentativa de simbolizar dos actitudes frente a la realidad: una, objetiva e inmediata; la otra, lejana e imaginativa. Sin embargo, la correcta interpretación de la realidad corresponde a otra persona: Rosemonde''. Pero no sólo Charles y La salamandre otorgan decisiva calidad al ciclo Antes de la Muestra, también otras películas como Jonás (Prix du meilleur Screen play críticos americanos Nueva York, 1976), Messidor (Grand Prix, Festival de Lima, 1980), Años luz (Grand Prix special du Jury, Cannes 1981) y desde luego sus tres últimas realizaciones: El hombre que perdió su sombra, El diario de Lady M y Los hombres del puerto.