La Jornada 30 de octubre de 1997

Las afirmaciones de Marcos, dolosas y equívocas, señalan obispos de Chiapas

Salvador Guerrero Chiprés, Lago de Guadalupe, Mex., 29 de octubre Ť En un acto de ``unidad episcopal'', los obispos de Chiapas respondieron al subcomandante Marcos que ``la Iglesia no requiere del permiso o del aplauso de nadie para cumplir su misión'' de promoción de la paz en esa entidad, declinaron su derecho de responder a acusaciones específicas porque, dijeron, eso alimentaría la tensión y obstaculizaría la solución del conflicto.

La Iglesia, destacaron, no será actora de ``los esquemas'' de instancias militares o políticas.

``No es nuestra la guerra, pero sí la corresponsabilidad por la paz'', señalaron en respuesta al comunicado del dirigente zapatista, quien el domingo pasado acusó al clero de preparar ``otra guerra''. Las afirmaciones de aquél, afirmaron los prelados, son ``dolosas y equívocas''.

La salida al conflicto, subrayaron, tendrá que ser ``pacífica, política, humanitaria e indígena'', y requiere de ``todos los actores''.

A despecho de la crítica a Justo Mullor, ratificaron la invitación al nuncio vaticano a realizar una visita pastoral a San Cristóbal de las Casas el mes próximo.

En un documento firmado por los obispos de San Cristóbal de las Casas, Samuel Ruiz García; de Tuxtla Gutiérrez, Felipe Aguirre Franco; de Tapachula, Felipe Arizmendi Esquivel, y coadjutor de San Cristóbal de las Casas, Raúl Vera López, los integrantes de la Comisión Episcopal para la Paz y la Reconciliación en Chiapas urgieron al gobierno federal y al de esa entidad ``a cumplir todos los acuerdos de San Andrés --debidamente consultados y firmados--, así como a reanudar el diálogo y la negociación orientados a las causas del conflicto, pues es urgente evitar que se siga propiciando el clima de violencia, ingobernabilidad y polarización contrarios al camino de paz''.

Con la ausencia de Ruiz García, quien según explicaron sus compañeros, ``está en otra reunión'', cada uno de los prelados leyó alguno de los seis puntos que integran la comunicación conjunta e hicieron referencia posterior, en conferencia de prensa, a la injusticia, pobreza y marginación política como campo propicio para la ``manipulación de los indígenas''.

Aguirre Franco, obispo de Tuxtla Gutiérrez, indicó en la lectura de la ``Declaración de los Obispos de Chiapas'' que ``son inaceptables las imputaciones que se hacen a la Iglesia en general, al señor nuncio apostólico, y a personajes e instancias eclesiásticas en particular, de ser partes o impulsoras de la dinámica de la guerra''.

``Sin embargo, declinamos nuestro derecho a contestar a cada una de las afirmaciones dolosas y equívocas del documento mencionado, para no contribuir precisamente al clima de tensión y división que debilitan las posibilidades de la paz'', continuó Aguirre en un receso matutino de la 63 asamblea de la Conferencia del Episcopado Mexicano para presentar la declaración ante la prensa.

``La Iglesia no requiere del permiso o del aplauso de nadie para cumplir su misión, aunque ésta generalmente no es comprendida por los actores políticos y militares, y menos cuando, como ahora, nos quieren hacer actores de sus propios esquemas''.

Los obispos de las tres diócesis de Chiapas, había iniciado el obispo coadjutor de San Cristóbal de las Casas, Raúl Vera, han inspirado su participación en el proceso de paz, ``siempre en nuestra propia identidad eclesial y en la justicia de las causas indígenas''.

``Esta paz la entendemos como un proceso que pasa del enfrentamiento militar a la política del diálogo y de la negociación, incluyendo a todos los actores necesarios para resolver de fondo las causas y beligerancias del conflicto. La paz es el camino que nos conduce a una auténtica fraternidad'', indicó Vera López.

Aguirre Franco recordó que la comisión de reconciliación se constituyó ``para respaldar el ministerio de mediación'', encabezada por el obispo Samuel Ruiz ``como signo del aporte eclesial en la promoción de las condiciones favorables para el logro de una paz con justicia y dignidad''.

Esta mediación, subrayó, ``siempre la hemos entendido como propia del ministerio pastoral''.

Arizmendi presentó, en la lectura, la declaración de que los esfuerzos desplegados en ámbitos locales y nacionales ``han sido orientados a impulsar una salida pacífica, política, humanitaria e indígena al conflicto, como fruto de la negociación entre las partes y el involucramiento correspondiente de la sociedad civil mexicana dentro de la cual nos consideramos activos''.

``No es nuestra la guerra, aunque sí la sufrimos; pero sí es nuestra la corresponsabilidad de la paz'', subrayó el obispo de Tapachula.

El mismo obispo, al concluir ante los reporteros la presentación del documento, indicó que los responsables de las diócesis de Chiapas ``ratificamos nuestra unidad eclesial'' y el compromiso por el diálogo y la reconciliación entre comunidades y organizaciones en esa entidad. ``Lo que está en juego no es quiénes propician la guerra, sino quiénes impulsamos condiciones para el proceso de paz'', indicó Arizmendi.

``Como pastores para todos los chiapanecos, ofrecemos la sinceridad de nuestra palabra, en la esperanza de todos los habitantes de nuestro querido estado'', finalizó el obispo de Tapachula.

El obispo auxiliar de Oaxaca, Miguel Angel Alba Díaz, señaló que la falta de bienes materiales y culturales, ``especialmente la falta de espíritu crítico'', hace posible ``la manipulación de grupos ideológicos'' y su conducción hacia el uso de la violencia.

Arizmendi expresó su preocupación porque ``la raíz fundamental de toda violencia está en la injusticia''.