Riesgo de ``otra revolución'' si hubiera reelección, expuso a la SIP
Rosa Elvira Vargas, enviada, Guadalajara, 21 de octubre Ť Aunque en el corto plazo la democracia mexicana no les parecerá tan cómoda a algunos, el nuevo escenario plural del país constituye un desafío del que ``no me quejo y estoy dispuesto a afrontarlo'', aseguró aquí el presidente Ernesto Zedillo. Dijo además que en México la posibilidad de una reelección presidencial traería una nueva revolución, porque ese principio representa el leitmotiv de la vida política y le ha dado una ``estabilidad impresionante'' a la nación.
Asimismo, aseguró que la droga que pasa por México hacia Estados Unidos nos deja ``crimen, sangre, violencia, corrupción y afectación de las instituciones, ¡y todavía quieren certificarnos!; nos deberían indemnizar por tanta porquería'', dijo enfático.
En una reunión informal con directivos de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), cuya asamblea general había inaugurado momentos antes, el Ejecutivo refirió que es impensable que la estabilidad del país que se fundó en el predominio de un partido ``se sostenga toda la vida''. Habló incluso de Porfirio Díaz, de quien dijo: ``si se hubiera retirado en 1910 o aún más, en 1900, hoy fuera el héroe de la patria, consagrado''.
La charla tuvo lugar en un salón del hotel Fiesta Americana. La mayoría de los editores de todo el continente que asisten al encuentro elogió el discurso que momentos antes había pronunciado el mandatario, y destacó el comentario en el mismo sentido de Enriqueta Cabrera, directora de El Nacional.
--¡Ah, le gustó! Me lo publica ¿no?, como cuates, le respondió el Ejecutivo.
Después de tomarse fotos con los periodistas, incluidos empresarios de medios de comunicación que pertenecen a varias generaciones de una misma familia, como los Aguirre, del Diario Las Américas de Miami; los Leaño, del Ocho columnas de Guadalajara y los O'Farril de Novedades, el presidente bromeó sobre ese hecho y dijo que el periodismo ``se lleva en la sangre. Es hereditario''.
En un momento se encontró con Jaime Chamorro, director de La Prensa de Nicaragua, y le adelantó que probablemente en diciembre viaje a su país para formalizar el Acuerdo de Libre Comercio entre México y esa nación centroamericana.
Con Michael McGuire, del Chicago Tribune, Zedillo compartió en inglés explicaciones sobre los efectos del huracán Paulina, que afectó a Oaxaca y Guerrero. Pero más adelante, al charlar con un grupo de periodistas sudamericanos, fue interrogado sobre cómo se siente ahora que tiene una oposición fuerte en el Congreso y ante un escenario plural en lo político:
--Sin duda México está viviendo un gran desafío --les comentó. En el corto plazo a algunos les va a parecer que la democracia no es tan cómoda. Y yo les pregunto a mis colaboradores: ¿a quién le incomoda más? Pues a mí, y yo no me quejo. Yo estoy dispuesto a afrontarlo, a contender con esta situación y no me quejo. Entonces (les digo), ustedes por qué se quejan...''.
--Es algo que se complica --insistió el periodista.
--¡Es algo que se complica! --convino Zedillo.
Y agregó: México tuvo una estabilidad que vino desde los años 20. Pero no se puede pensar que esa estabilidad que estuvo fundada en el predominio de un partido se sostenga toda la vida. Espero que mi partido sea competitivo. Pero si yo no me quejo, entonces de qué se quejan. Espero que mi partido se sostenga y siga ganando. Mi partido es el único que ha apoyado todas las reformas que he propuesto al Congreso y ese es un hecho que luego no se publicita.
De entrada, y al encontrarse con ese grupo donde destacaban Aldo Zucolillo, de Paraguay; Luis Etcheverre, del Diario de Argentina; Roberto E. Romero, del Folha de Sao Paulo; Mario Gosmar, del < i>NH de Brasil; y Jaime Sirotsky, presidente de la Asociación Mundial de Periódicos y miembro del BBS de Porto Alegre, el presidente exclamó: ``¡Y yo que siempre hablo de los bloques regionales abiertos!''.
Entonces entraron al tema del Mercosur y el Ejecutivo expresó que quiere hacer algo con ese mecanismo porque ``es un camino natural''. Alguien mencionó que los más beneficiados con ese instrumento comercial han sido los argentinos y el presidente tomó de inmediato el comentario:
--¿Quieren un equilibrio en el Mercosur? Ahí está México. Lo mismo les decimos a los norteamericanos: queremos un nuevo equilibrio en el TLC, que vengan los brasileños, los argentinos, los uruguayos...''.
Más adelante el periodista Horacio Aguirre, editor del periódico en español más importante de Miami, el Diario de Las Américas, le preguntó: ¿Qué le diría Ernesto Zedillo a Fidel Castro sobre los acuerdos que firma, que siempre firma, pero que no los cumple?
--No me meta en aprietos --respondió el Presidente.
Otro editor terció de inmediato y le inquirió: ¿Qué le diría a Carlos Menem sobre la relección?
El Presidente primero eludió el tema al señalar que hace poco habló con su homólogo argentino a propósito de que aquel fue a cenar a la embajada de México, y ``lo escuché muy bien''.
Pero ante la insistencia sobre el punto respondió:
--Yo a mis colegas latinoamericanos siempre les digo que lean la historia de México, porque ahí hay una lección. La no relección ha sido el leitmotiv de la vida política de México y le ha dado una estabilidad impresionante. Este asunto de la no relección se ha asumido como exagerado, porque esto sólo funciona para el Presidente y los gobernadores, donde sí es absoluto. En el caso del Congreso y de los alcaldes, ellos pueden relegirse después de un tiempo y todo esto nos ha dado estabilidad política.
--Pero podría darse lo mismo con el Presidente, que pudiera relegirse después de cierto tiempo, planteó otro de sus interlocutores.
--No, porque volveríamos a una revolución otra vez. No puede decirse eso en México. No puede decirse que con el talento que hay alguien sea indispensable. En México hay muchos políticos talentosos. La revolución arranca con el lema de ``sufragio efectivo, no relección'', sólo hay que entender eso.
Horacio Aguirre trajo entonces a cuento que ese principio surgió luego de un gobierno en México que duró 30 años, y Zedillo intervino enseguida:
--Aquí somos muy chistosos cuando hablamos de Díaz. Si se habla del héroe, se menciona al ``coronel'', pero si se habla del dictador, se menciona al ``general''. Si él se hubiera retirado en la elección de 1910 fuera el héroe de la patria, consagrado.
Y si se hubiera retirado en 1900, lo sería aún más porque ya había logrado entonces un grado muy alto de desarrollo, los ferrocarriles y otras cosas importantes. Y claro, una paz muy peculiar, la paz porfiriana de ``mátenlos en caliente''. Claro que en aquella época no había la misma preocupación de ahora porque esas cosas no ocurrieran.
Alguien por ahí cerró el comentario al señalar que los políticos son como los artistas, que no se retiran hasta que la gente les deja de aplaudir, y uno más comentó que el servilismo es uno de los grandes enemigos de los políticos.
Zedillo pasó así de grupo en grupo. Los comentarios favorables a su discurso ante la asamblea de la SIP continuaron e incluso alguno le mencionó que parecía escrito por algún miembro de esa sociedad. Zedillo le dice que ``tal vez algún día tendré que ser miembro de la SIP, cuando tenga que ganarme el pan de otra manera''.
Casi al final, otro periodista quiso saber la opinión del Ejecutivo sobre la consideración de que por las drogas México está cayendo en una colombianización. Y Zedillo respondió:
--Desgraciadamente los dos casos son difíciles y distintos. Colombia es productor y México no lo es, es país de tránsito. Pero aquí mismo, en Guadalajara, han habido ajustes de cuentas entre narcotraficantes.
Entonces alguien se interesó en qué hacer con los grandes consumidores que viven en países con altos niveles de desarrollo y de producción. Zedillo dijo que eso es cierto porque generalmente sólo se habla del tema del consumo, de los estadunidenses. ``Pero en Europa, uno va corriendo en el parque y ve las jeringas (de los drogadictos) y yo pregunto y me dicen que incluso se las da el gobierno, las distribuyen en las farmacias'', comentó asombrado.
--Esa es la crueldad de este fenómeno. Nos hacen un sandwich, consideró. En México, puntualizó también, afortunadamente no somos consumidores. La droga pasa por aquí, deja crimen, sangre, violencia, corrupción, afectación de las instituciones, ¡y todavía quieren certificarnos, nos debieran indemnizar por tanta porquería que nos dejan!
Así terminó la charla, pues el director de Comunicación Social de la Presidencia, Fernando Lerdo de Tejada, le recordó que aún tenía que ir a inaugurar una fábrica de componentes electrónicos de capital cien por ciento extranjero. Zedillo se despidió y entre bromas se quejó de que le fuera suspendida una interesante conversación con directivos de la prensa interamericana.